ESTRICTAMENTE
PERSONAL
❍ Alianzas tóxicas
[Por Raymundo Riva Palacio]
Hace algunos días en un evento público, el
Presidente Enrique Peña Nieto se sentó en medio del líder del Senado, el
panista Roberto Gil, y el líder de la Cámara de Diputados, Jesús Zambrano. A
punto de iniciar el acto, les dijo Peña Nieto: a ver si así logro evitar las
alianzas. El Presidente se refería a lo que los dirigentes nacionales del PAN y
del PRD venían negociando semanas atrás: ir juntos en varios estados donde está
en juego la gubernatura este año, para buscar la victoria sobre el PRI. La
broma del Presidente, que tenía mucho de deseo político, se convirtió este
lunes en una realidad de pesadilla. El Comité Ejecutivo Nacional del PAN aprobó
finalmente la alianza con “partidos nacionales y locales” en Durango, Oaxaca,
Puebla, Quintana Roo, Sinaloa y Zacatecas.
En al menos cuatro irán con el PRD, aunque no
se descarta que se sumen más en los próximos días. Las noticias de las alianzas no son buenas
para el PRI, cuyo líder nacional, Manlio Fabio Beltrones las ha denunciado como
estrategias coyunturales, vacías de programas y acciones de gobierno. Sus
denuncias no hacen mella en nadie. En México, la lucha política todavía
arrastra vestigios del viejo sistema autoritario donde el PRI es el enemigo a
vencer por antonomasia. La alianza más tóxica para el partido gobernante es en
Veracruz, el tercer estado con mayor peso electoral (7%), cuyo Gobernador
Javier Duarte tiene rendimientos decrecientes. Las elecciones en 2010 fueron
muy apretadas y la coalición del PRI con el Partido Verde y el estatal
Revolucionario Veracruzano apenas superó por 79 mil 472 votos a la coalición
del PAN y Nueva Alianza. El PRD, que jugó con el PT y Movimiento Ciudadano –en
ese entonces Convergencia-, obtuvo 401 mil 839 votos.
La alianza los convierte en altamente
competitivos, y llevó a Duarte a pactar con el diablo. Para ayudarse y evitar
la derrota, estableció nexos con Andrés Manuel López Obrador, para que Morena
le ayude en dispersar el voto de oposición, a cambio de apoyos políticos y
económicos. Morena se convirtió en la tercera fuerza en el Estado en las
elecciones de diputados el año pasado. Igualmente estratégica en la coyuntura y
el contexto de las elecciones presidenciales en 2018 es Puebla, que es la
quinta entidad en peso electoral (5.3%). En las elecciones pasadas, el
Gobernador Rafael Moreno Valle, en alianza con el PRD, Movimiento Ciudadano y Nueva
Alianza, superó al candidato del PRI y Partido Verde por 228 mil 33 votos. En las elecciones para diputados el año
pasado, se repartieron por partes iguales las curules PAN y PRI, que significó
una derrota para Moreno Valle y elevó las expectativas de Beltrones. Morena,
una vez más, se erigió el año pasado como la tercera fuerza política estatal,
con una ganancia de 159 mil 753 votos. Moreno Valle se juega ahí buena parte de
sus aspiraciones presidenciales, y Beltrones, que tiene agravios personales con
él, necesita al estado para compensar las eventuales derrotas en el resto de
las entidades del centro del país, donde se jugarán las elecciones
presidenciales en tres años. Morena es un factor en Puebla como lo será en
Oaxaca, la décima entidad con mayor peso electoral (4.27%), donde irá fuera de
cualquier alianza con la izquierda y el PAN, como hace seis años con Gabino
Cué.
Otra alianza tóxica está en Sinaloa, donde
las elecciones fueron muy cerradas hace seis años y la coalición del PAN, PRD y
Movimiento Ciudadano, que lanzaron al priista renegado, Mario López Valdés, la
arrebató a su viejo partido, al Verde y Nueva Alianza la gubernatura, por 61
mil 948. López Valdés le había ofrecido a Beltrones que en 2016 ayudaría a
ganar al candidato del PRI, pero su delfín, Gerardo Vargas, Secretario General
de Gobierno, fue dejado de lado en la decisión de la candidatura, que cayó en
Quirino Ordaz Coppel, que pertenece a un grupo enfrentado con el del gobernador
y sus padrinos. La duda es si el gobernador cumplirá su promesa o, como hace
seis años, jugará contra el PRI. Otra
incertidumbre sobre rebeliones es lo que sucede en Quintana Roo, donde habrá
otra alianza para quitarle al PRI la gubernatura. Hace seis años, Roberto Borge
ganó con más votos que la oposición combinada, a lo que lo ayuda la creciente
fortaleza de Morena, que en 2015 obtuvo más votos que el PRD en las elecciones
para diputados. El partido de López Obrador es disruptivo en varias elecciones,
pero en Quintana Roo, el problema más serio que enfrenta el PRI es la
posibilidad de un aspirante que está por ser relegado, Carlos Joaquín, ex
Subsecretario de Turismo, hermano del Secretario de Energía, ex Gobernador del
Estado y ex líder nacional del PRI, Pedro Joaquín Coldwell, sea abanderado del
PAN y del PRD.
Las variables para el PRI tienen el respaldo
de López Obrador, opositor a las alianzas. Pero la carta oculta es en la
ecuación es Movimiento Ciudadano, cuyo papel en esta elección es un misterio.
Ya dio una señal en Colima, al jugar con un candidato que arrebató votos al
PAN. Si Colima es preámbulo de una estrategia del partido de Dante Delgado, el
PRI tendrá un nuevo aliado. Pero si aquello fue coyuntural, dependerán
paradójicamente de López Obrador para dividir a la oposición y salvar así la
primera gran estación hacia 2018.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
twitter: @rivapa


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