CIUDAD
DE MÉXICO (www.libertadguerrero.net).-En Freetown, la capital de Sierra Leona,
era el 27 de octubre de 2010. El embajador de México, Luis Alberto Barrero,
pedía al gobierno sierraleonés información sobre dos reos mexicanos que
supuestamente permanecían detenidos en la prisión de Pademba Road, que la
prensa conoce como “el infierno en la tierra”, porque ahí languidecen miles de
prisioneros bajo condiciones infrahumanas. Barrero, basado en Nigeria, había
viajado a Sierra Leona para presentar cartas credenciales como nuevo embajador
de México, el primero en casi media década en el oeste de África, en esa nación
destruida por años de guerra civil.
Aprovechando
el viaje, estaba en busca de dos ciudadanos mexicanos a los que se había
detenido durante una operación antinarcóticos de alto perfil ocurrida en julio
de 2008.
El
viceministro de Exteriores de Sierra Leona, Chidi Minah, le informó que en ese
país solo había un mexicano, porque el otro “había sido deportado”. Pero el que
quedaba era toda una celebridad: se le vinculaba con un intento por introducir
700 kilogramos de cocaína en una maniobra espectacular: a bordo de un avión al
que se le pintaron falsos letreros de la Cruz Roja. Era el caso de drogas más
famoso en la historia de África.
El
embajador acudió a visitarlo en Pademba Road. Y sin embargo, el detenido
resultó no ser de México, algo que fue fácil de determinar después de escuchar
su acento. Tras entrevistarlo, Barrero descubrió que era un colombiano que por
años usó un pasaporte mexicano falso para viajar por todo el mundo.
“El
embajador entrevistó a uno de los dos presuntos mexicanos y confirmó (...) no
ser mexicano, que contaba con otra nacionalidad”, se asienta en un reporte de
la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).Como ese —y por todo el planeta—,
un centenar de casos similares han sido documentados por la cancillería, que ha
detectado la existencia de una red internacional de traficantes de pasaportes
de México, altamente valorados en el mundo criminal porque permiten a quienes los
poseen viajar a distintas naciones sin necesidad de visados. Son los mexicanos
falsos.
De
acuerdo con registros de Relaciones Exteriores obtenidos por MILENIO mediante
una solicitud de información, desde 2007 decenas de pasaportes falsificados,
modificados, clonados o robados han sido utilizados por extranjeros para
presentarse como mexicanos en países tan distantes como Japón, Sudáfrica,
Singapur, Tailandia o Francia. Sus usuarios generalmente son sudamericanos —y
en gran medida colombianos— que explotan el hecho de que para autoridades
asiáticas y europeas es prácticamente imposible distinguir entre uno y otro
tipo de latinoamericano.
El
fenómeno ha llegado a embajadas y consulados mexicanos de todo el mundo. La
historia, aunque tiene variantes, suele ser la misma: después de detener a un
criminal por delitos como robo, narcotráfico, prostitución o allanamiento de
morada, la policía de ese país llama a la embajada de México para informarle
del arresto de uno de sus ciudadanos, en cumplimiento de la Convención de Viena
sobre Relaciones Consulares.
Luego,
al presentarse personal de protección consular, viene la sorpresa: los
mexicanos en realidad no lo son. Estos son algunos casos contenidos en la
respuesta a la solicitud de información 0000500045912 hecha a Relaciones
Exteriores.
En
Chiba, Japón, un hombre fue detenido por robo en 2007.
Presenta
ante la policía japonesa su pasaporte, que es de México. Pero al ser
entrevistado por personal de la embajada, se descubre que es colombiano. En
2008, en Suiza, seis “mexicanos” son detenidos por la policía, acusados de robo
a casa habitación. Sus identificaciones: pasaportes de México. Se notifica al
consulado mexicano, que envía a un diplomático a investigar. Nuevamente
resultan ser colombianos.
En
2009, en Johanesburgo, Sudáfrica, la embajada de México atiende a un llamado de
protección consular que parece de rutina. Una mujer, que se identifica como
ciudadana mexicana, es acusada de falsear declaraciones a la policía
sudafricana. Al entrevistarla confiesa ante el cónsul que es congoleña. En
2010, en Francia, un hombre es detenido por la policía, que cumple con las
convenciones internacionales y avisa a la embajada de México. Personal de
protección consular acude al lugar. Otra vez se descubre una mascarada: es un
peruano y prófugo de la justicia. La lista falsos mexicanos es extensa.
La
red diplomática de México tiene registros de incidentes similares en sitios tan
cercanos como el consulado en San Diego y tan lejos como en el Hong Kong o las
embajadas en Tailandia y Suecia. En total, desde 2007, año en el que comenzó a
detectarse el fenómeno, la SRE ha documentado 128 casos de criminales
extranjeros que han utilizado pasaportes mexicanos para ocultar sus
identidades, eludir controles migratorios y tratar de evitar la deportación.
Autoridades
diplomáticas detallaron que más de un centenar de denuncias fueron presentadas
por la SRE ante la PGR para que investigue los hechos y, en especial, determine
el origen de esos pasaportes falsos: en el interior o exterior de México.
También
se ha pedido asistencia a la Interpol. Al tratar de dimensionar el problema, la
Cancillería insistió en que si bien es llamativo, no representa un impacto
serio para la seguridad del pasaporte nacional, puesto que de 11 millones de
documentos emitidos en este sexenio, solo poco más de 100 fueron falsificados,
clonados o robados, lo que representa 0.001 por ciento del total.
Pero
lo cierto es que decenas de mexicanos que no lo son circulan libremente por ahí
con un pasaporte con el escudo del águila devorando la serpiente, cuyo
verdadero origen es incierto.
Fuente: Milenio
Julio/16/2012
www.libertadguerrero.net
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