
ESTRICTAMENTE PERSONAL
CUANDO LE
GRITARON MENTIROSO AL PRESIDENTE
Por Raymundo Riva
Palacio *
El Presidente está muy molesto, pero no sólo
con sus adversarios, sino con sus diputados y senadores. Este miércoles, en una
reunión de gabinete en Palacio Nacional, invitó al coordinador de Morena en el
Congreso, Mario Delgado, para decirle que no estaban entendiendo que el
presupuesto era estratégico y tenían que aprobarlo como lo había enviado la
Secretaría de Hacienda. Delgado les transmitió el mensaje poco después. Esa
instrucción es consecuencia de una atropellada reunión que tuvo días antes el
presidente Andrés Manuel López Obrador con diputados y senadores de su
coalición, donde afloraron diferencias de fondo en materia presupuestal, que
provocó un choque violento en donde les respondió igual o más alto, antes de
terminarla abrupta y groseramente.
Esto último sucedió el jueves de la semana pasada,
según tres personas que reconstruyeron esa reunión. El Presidente convocó a las
bancadas de Morena, el PT y Encuentro Social del Congreso y el Senado, al Salón
de la Tesorería en Palacio Nacional, para hablar sobre el presupuesto. Había
inquietudes entre los legisladores sobre el acceso a los recursos, que López
Obrador quiso atajar. Estuvo flanqueado por Delgado y el líder de la bancada en
el Senado, Ricardo Monreal, aunque no participaron en una discusión, que fue
subiendo de tono.
Al encuentro asistieron alrededor de 230
legisladores -de un universo cercano a los 340-, y transcurría sin sobresaltos
hasta que un diputado le preguntó sobre los recursos al campo. Ese sector queda
muy afectado en el presupuesto para el próximo año, porque cerca del 50% de los
programas de apoyo fueron cancelados, lo que ha generado muchas protestas en
varias partes del país, y el bloqueo desde hace varios días de la Cámara de
Diputados. Ayúdenos, fue la petición directa que le hizo a López Obrador.
La respuesta fue “no se va a poder”, de
acuerdo con la reconstrucción del encuentro. Entonces, López Obrador, quien ya
no está distinguiendo entre sus diferentes audiencias, repitió lo que dice en
todos lados, “eso ya se acabó” y “ya no hay moches”, el eufemismo acuñado en la
prensa de la Ciudad de México para describir las comisiones que cobraban
algunos diputados a municipios, tanto para que pudieran recibir de manera más
expedita su presupuesto, o para que les ayudaran a gestionar más recursos.
La palabra moches, fraseada por el Presidente
como un señalamiento a ellos, e interpretado por varios como una acusación en
su contra, encendió los ánimos inmediatamente y comenzaron a increparlo.
“Pensaban que iban a darles dinero y se pelaron con él”, recordó una de las
fuentes consultadas. “Iban por lana y salieron trasquilados”, ironizó. Pero el
momento se tensó, dijeron las personas que reconstruyeron el encuentro, y
estalló el clamor. De entre las sillas salieron gritos de “mentiroso” y
“corrupto”, a lo cual López Obrador respondía en los mismos términos
beligerantes.
“Hubo mucho barullo”, dijo una de las
fuentes. “Los gritos eran entre ellos”. Las otras fuentes que narraron esa
reunión, dijeron que los gritos no eran entre legisladores, sino directamente
contra el Presidente. Cuando menos 20 diputados del PT, Encuentro Social y en
menor número Morena, vinculados al campo, participaron en el intercambio de
gritos con el presidente. Fue un momento que no se recuerda haya sucedido
antes, donde legisladores del partido en el poder reclamaran airada y
violentamente al Presidente. Tampoco se había visto que un Presidente fuera tan
agresivo con sus bancadas y se enfrascara en acusaciones sin argumentación. El
encuentro terminó de manera intempestiva, cuando López Obrador, sin decir palabra
alguna a nadie, se levantó de su silla y se salió del Salón de la Tesorería sin
concluir la reunión ni despedirse de nadie, incluidos Delgado y Monreal.
El resultado de ese atropellado encuentro no
fue el esperado por el Presidente. Las protestas de las organizaciones
campesinas se agudizaron, sitiando la Cámara de Diputados e impidiéndoles
sesionar, alterando todo el proceso legislativo, no únicamente el presupuesto.
La inconformidad nace de fuertes recortes presupuestales, al reducirse el apoyo
al campo de 65 mil 435 millones de pesos en 2019, a 19 mil 182 millones para
2020, lo que significa una reducción de casi 65%.
Según el Consejo Nacional Agropecuario,
afecta a todo el país. El Programa de Concurrencia con las Entidades
Federativas, por ejemplo, bajó de dos mil millones de pesos antes de 2019, a
cero. El diésel marino sufrió una mayor reducción, con lo que los pescadores,
ya afectados severamente este año, padecerán más el próximo. Los agricultores
ya no tendrán apoyos para la comercialización, que afecta principalmente a los
estados con mayor producción de granos.
El presupuesto desprotege la
comercialización, la sanidad y calidad agroalimentaria, la ganadería, la
investigación y la ganadería, asegura el Consejo Nacional Agropecuario. Cubre a
los más necesitados del campo, a través de los programas sociales, los precios
de garantía y créditos ganaderos a la palabra, que representan un gasto de 20
mil millones de pesos. Es decir, se atenderá a la agricultura de autoconsumo,
pero no a la comercial. Es correcto el apoyo a la primera, pero sin los apoyos
a la segunda, la producción sufrirá una caída, porque los recursos a los más
necesitados no son productivos y alentarán probablemente la precarización del
campo.
Al Presidente, por la posición mantenida en
los últimos días, esa realidad le tiene sin cuidado. Él quiere su presupuesto
para apoyar a Pemex y los programas políticamente clientelares a costa del
resto del aparato productivo. Los choques con los legisladores mostraron que
tampoco es refractario ante las críticas de los suyos, pero como sucede con
todas sus cosas, la única palabra que vale y se impone es la de él, aunque siga
dinamitando sus alianzas políticas.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
twitter: @rivapa
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