EL VOYERISTA
❍ ¿Serenidad y paciencia, mi querido
Solín?
Los cánones marcan que en tiempos aciagos y
borrascosos, la serenidad es lo que debe imperar.
Los rumores, las falsas informaciones, las
especulaciones, no deben ser nuestro elemento para tomar decisiones. Las
medidas y acciones precipitadas, no ayudan.
La era Trump, nos mantiene en la orilla de la
silla y agarrados de las coderas.
¿Qué hacer? Tranquilizarnos. Finalmente, lo
que vaya a suceder, sucederá.
¿Que se hará, el muro? El muro ya existe,
pero lo hemos sorteado con trampas, hasta ahora.
¿Que expulsarán a los indocumentados? Esos
han venido siendo expulsados desde siempre. Ahora se hará más frecuente y con
daños irreversibles.
¿Ante esto qué hacer? La unidad nacional, es
lo que deberá imperar.
No en torno a Peña Nieto, como nombre pero sí
ante la figura presidencial. Y ésta debe establecer una convocatoria nacional,
para que los liderazgos, todos, discutan qué hacer y no actuar con ocurrencias.
Hay que hacer una agenda y establecer qué firmar, qué acordar y qué no.
Por lo pronto ambas cámaras y los gobernadores,
son interlocutores, para determinar qué hacer.
Cerrar filas ante una figura disminuida, como
la figura presidencial, puede atemperar y contener los embates belicosos, de un
enemigo peligroso. Ya lo vimos en los Tratados de Guadalupe, la debilidad de un
presidente como Antonio López de Santa Ana, nos costó medio territorio.
Hay quien sugiere no acudir a la invitación
que nos hace el poderoso. Hacerlo implica una decisión política. No hacerlo
también.
Opino que debe acudirse y conocer qué quiere Donald
Trump y establecer qué hacer. No firmar nada en contra de la soberanía. Aunque
la visita de ayer de Videgaray, nos puede indicar qué quiere. Y determinar si
se va o no.
Si la hostilidad se mantiene y nos quieren
humillar, creo que una medida correcta, es discutir qué hacer. Pero no la
figura sola del Presidente, sino de ambas cámaras y los gobernadores. Mientras
se convoca a un diálogo con los liderazgos nacionales.
Las presiones subirán de tono. Donald Trump,
como populista que es, ya nos inventó como enemigos. Su precio lo tendrá,
porque México es mejor como aliado, que como vecino afectado.
De los resultados de esto, significará
nuestro destino y futuro mediato. Nadie se muere porque el vecino nos deje de
hablar. Pero sin duda que ante la incapacidad de resolver sus propios
problemas, el gobernante de los EEUU, nos buscará colocar como enemigos que no
somos.
¿México es una economía fuerte? Creo que de
hambre no nos vamos a morir. Las crisis nos han hecho fuertes. Pero los
acuerdos internos, deberán establecer medidas contra la corrupción política. Y
transparentar las acciones financieras y políticas.
¿México, es una gran nación? Eso se tiene que
demostrar en momentos de crisis.
El trato que nos den, deberá ser la medida a
seguir como aliados de un país, que nos quiere humillar.
Hay liderazgo y fuerza social. Hay que
convocar al diálogo nacional y caminar por los caminos complicados que vienen,
con la mayor unidad posible.
Hay que convocar a cerrar filas y trabajar
por el fortalecimiento de México, como país. Y si como resultado de esto,
sobrevienen cambios políticos, bienvenidos. Pero que sean con el mayor consenso
social.
Apostar a debilitar más las instituciones,
podrá ser un deporte nacional, en otro momento. Ahora no. Los acuerdos deberán
caminar por caminos no explorados. Es tiempo de hacerlo. El país, lo demanda.
La grilla, puede esperar.
Y los EEUU solos, deberán cercar todo su país
y no sólo nuestra frontera. Y quizá vivan como zorras coheteadas, escondidas y
encerradas, sin saber qué pasa afuera de su frontera, aislado. Así sea.
[Usted acaba
de leer un artículo de opinión cuyo contenido refleja el punto de vista del autor.]
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