CIUDAD
DE MÉXICO ► Al menos tres cárteles
se disputan el control de la goma de opio, materia prima de la heroína. Todo
comienza aquí, en Guerrero.
Un amapolero dice que lo "enseñaron a trabajar
la amapola desde morrito, 12 años. Es el único trabajo que tenemos en la
sierra. No me da miedo, no estoy robando".
Otro amapolero
dice que su "papá también se dedica a esto y pues él me enseñó a
trabajar".
Desde hace más de 40 años, la producción de goma de
opio mueve la economía de la sierra guerrerense.
Arturo López, comisario de Filo de Caballo, dice que
llegó "mucha gente del norte, inclusive vinieron extranjeros a enseñarle a
la gente de aquí cómo se cultivaba y cómo se iba a hacer este proceso hasta la
obtención de la goma de opio".
"Nosotros si juntamos, le vendemos la goma. Eso
es lo que estamos haciendo, si hoy estamos rayando, al rato vamos a vender y ya
agarramos una lanita y ya compramos cosas", dice un amapolero.
Comunidades enteras se dedican al cultivo de
amapola, desde Chilpancingo hasta Ciudad Altamirano, en Tierra Caliente.
Comisarios ejidales dicen que el control de esta zona se lo reparten tres
organizaciones criminales: La Familia Michoacana, Los Tequileros y Los
Ardillos. El territorio en disputa es el más violento.
Los campesinos amapoleros son el eslabón más frágil
de un negocio millonario e ilegal: ganan poco, deben cuidarse del crimen
organizado y esconderse del Ejército.
En 2015, la Secretaría de la Defensa Nacional
destruyó 83 mil plantíos en el Estado. En el primer trimestre de este año
fueron 19 mil.
El golpe es para los dueños de los sembradíos, no
para los cárteles.
"Ahí pierde todo, (no sacamos) nada. Uno que ya
está rayando ya le saca algo, pero el que no, perdió todo el gasto que
metió", dice un amapolero.
Rigoberto Acosta, exsecretario de Desarrollo Rural
en Guerrero, explica que "al otro día en la tarde, la tierra está lista
para recibir otra vez la semilla. El Ejército debería revisar la estrategia
para el combate de enervantes por lo menos en la sierra de Guerrero".
La cosecha es un trabajo de mucha paciencia y
precisión. Los campesinos hacen un corte muy fino a los bulbos para que salga
la goma de opio, si se corta de más, ya no sirve.
Durante la temporada de raya la violencia se
agudiza. Los cárteles pelean la compra de la goma de opio.
Rigoberto Acosta, exsecretario de Desarrollo Rural
en Guerrero, dice que "están a la expectativa de cuánto trae de dinero pa
arriba o cuánto trae de goma pa abajo y te lo puedo quitar".
El obispo Salvador Rangel indica que hay pugnas
entre ellos porque van a conseguirla donde se la ofrezcan.
En algunas zonas, el crimen organizado decide de
manera arbitraria cuánto va a pagar. En otras, se establece un promedio que
depende de la calidad del producto. La mejor goma de opio se cosecha en marzo y
abril.
"Ahorita en tiempo de aguas está barato. El
gramo está como a 7 ó 6 pesos el gramo, si vendes 100 gramos ya ganaste 700
pesos", dice un amapolero.
El negocio funciona así: El narco, en esta
temporada, compra 10 kilos de goma de opio en 70 mil pesos. La procesa en
laboratorios clandestinos y de ahí obtiene un kilo de cristal, cuyo valor ronda
los 300 mil pesos. De ese cristal salen hasta 4 mil micro dosis de heroína.
Cada una se vende en Estados Unidos hasta en 20 dólares, algo así como 400
pesos.
En total, de esos diez kilos de goma, se obtienen
ganancias de poco más de un millón y medio de pesos.
De acuerdo con la Secretaría de la Defensa Nacional,
de 31 narcolaboratorios de goma de opio localizados de 2010 a 2015, 18 estaban
en Guerrero.
La droga sale por tierra desde tres puntos: Iguala,
Chilpancingo y Chilapa.
El círculo se completa por aire con las llamadas
mulas, las encargadas de llevar la droga a aeropuertos cercanos a la Unión
Americana.
Ella fue detenida y pasó 6 años en la cárcel.
"Yo me iba a Acapulco, llegaba a un hotel a Tijuana. Los 10 mil pesos que
me daban eran libres. Me puse los paquetes en las piernas y con ligas me las
amarré. En el aeropuerto cuando la pesaron me dijeron que era kilo 300 de
heroína".
La goma de opio también se usa con fines
medicinales. En Guerrero, el Congreso trabaja una iniciativa para legalizar los
cultivos y producir morfina. Sus impulsores aseguran que sería una válvula para
disminuir la inseguridad.
Ricardo Mejía Berdeja, diputado local de Movimiento
Ciudadano, explica que "no puedes entender el caso Iguala, de los 43
jóvenes desaparecidos, sin este mercado negro que se da en toda la región, por
qué México se tiene que estar desangrando y Guerrero, cuando puede ser una planta
que ayude a combatir problemas de salud y acabar con tanta violencia y tanta
delincuencia".
También, dicen, serviría para mejorar las
condiciones de vida de los campesinos amapoleros.
El obispo Salvador Rangel afirma que están
"sometidos, no es que les pongan la pistola en la cabeza, sometidos por el
hambre, sometidos por la necesidad, sometidos por la urgencia".
Arturo López, comisario de Filo de Caballos, dice
que "la sierra está jodida, la gente está mal".
Actualmente, sólo 18 países -entre ellos España,
Francia, Alemania, Japón y Australia- tienen autorización de la Junta
Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, la JIFE, para cultivar
amapola. La ONU considera que México difícilmente obtendría los permisos.
Por Staff de Redacción
Septiembre/15/2016
www.libertadguerrero.net
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