ENTRESEMANA
❍ Ochoa, el guapo: Gamboa; Ulises, la rebelión
[Por Moisés Sánchez Limón]
A Ulises Ruiz Ortiz lo satanizaron, no de manera gratuita. ¿Qué
dirán los priistas que no se sonrojaron con la imposición de Enrique Ochoa
Reza, cuando el ex gobernador oaxaqueño se presente a la fiesta tricolor e
impugne la unción del ex director de la CFE? ¿Apoyarán a Ulises?
¿Recuerda usted aquella declaración de Enrique Peña Nieto de que
el Presidente de la República no tiene amigos? Porque, a reserva de su mejor
opinión, a lo largo de los tres años y meses que han corrido en la gestión del
mexiquense, hay varios casos que son mentís al dicho presidencial. Sin duda,
Ulises no es amigo de Peña Nieto.
Y también es probable que el moreliano Enrique Ochoa Reza no sea
amigo personal de Peña Nieto, porque el vínculo de amistad es con Luis
Videgaray Caso; para el caso, empero, es lo mismo Juana que Chana, en este
nuevo capítulo de la historia patria que bien podría denominarse Método fácil
para perder el poder.
Diríase que se incurre en perogrullada con la referencia de que en
el Partido Revolucionario Institucional se avecina una tormenta cuyas aguas
llegan cargadas de desencuentros, decisiones apresuradas, venganzas consumadas
el 5 de junio y aventuras al vacío que dejan la impresión de una pelea
arreglada en la que Manlio Fabio Beltrones Rivera se jugó fama y gloria.
¡Manden dinero que vamos ganando!, podría escucharse en Los Pinos
cuando merced a la ausencia de operadores políticos y la inexperiencia en los
sistemas de seguridad nacional, la administración peñanietista avanza entre la
impopularidad y las decisiones que ha dañado a la raíz de las reformas
estructurales.
Y el PRI, sólo el PRI, por supuesto con su comandante en jefe y
los asesores que no conocen al país que dizque gobiernan, asumen toda clase de
tropelías y emboscadas de su enemigos, de esos opositores que vendieron su
apoyo al Pacto por México para luego desdecirse como novias engañadas. ¿Dónde
están las responsabilidades del PRD y del PAN en casos de Iguala, Oaxaca,
Chiapas, Michoacán?
¿Dónde la responsabilidad de Andrés Manuel López Obrador en el
caso Iguala-Ayotzinapa y más reciente en ese respaldo a la beligerancia y el
vandalismo de las huestes de la CNTE? Desde el equipo presidencial y,
especialmente, en los brazos partidista y legislativo, la reacción ha sido
tardía cuando no extemporánea. El desgaste presidencial tiene, en ese pasmo, a
la razón del desgobierno. Pero, bueno…
Hasta el momento en que José Ascensión Chon Orihuela Bárcenas
compró la candidatura del PRI al gobierno de Michoacán, porque el CEN tricolor
no correría con los gastos de una campaña destinada al fracaso, como fue con el
triunfo del perredista y amigo de Enrique Peña Nieto, Silvano Aureoles Conejo,
el cuarentón director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), Enrique
Ochoa Reza estuvo en calidad de caballo negro para asumir la nominación priista
en la sucesión del gobierno michoacano.
La cargada de los búfalos de la CTM y la CNOP desde el viernes
pasado, en respaldo al registro del ya para ese momento ex director de la CFE,
respalda esa versión y demuestra, una vez más en este gatopardismo de la
política nacional, que cuando un ciudadano común es nominado a un cargo de las
ligas mayores, se torna en el más guapo, inteligente, patriota y demócrata
mexicano cuyas virtudes, dígame si no, bien podrían inspirar una biografía
revolucionaria, acompañada, por supuesto, de música de arcángeles con trompetas
que tocan la gloria de la eternidad.
Y resulta que seguramente porque Ochoa Reza cuenta ya con el visto
bueno de los líderes de las fuerzas vivas priistas, su comunicador de cabecera,
que carece de conocimientos de un auténtico jefe de prensa, informó que el
licenciado Ochoa no hará declaraciones a los medios de comunicación, es decir,
a ningún incómodo reportero. Solo a los jilgueros que desayunan con Peña Nieto.
Para eso me gustaban.
Por ello, se reserva para el martes cuando con una pieza magistral
de la demagogia de siempre, con los lugares comunes de siempre, se presente
ante los mexicanos ávidos de saber de qué lado masca la iguana tricolor después
de que Manlio tiró la toalla, víctima de la perversidad de ciertos virreyes,
como el chihuahuense César Horacio Duarte Jáquez, que le reportaba directamente
al senador Emilio Gamboa Patrón.
Y es que Emilio, como citábamos la semana pasada, es un maestro
del cultivo yucateco y de cómo escurrir el bulto. Dice ser institucional,
aunque sea un eufemismo. Servir para mantenerse, disciplinado con el
Presidente, --“lo que usted diga, señor Presidente”, suele ser la respuesta del
subordinado--. O de qué otra forma se puede considerar el papelazo que juega
para ponderar –imposible motu proprio—la figura de Enrique Ochoa Reza para
presidir al CEN del PRI. Es de pena ajena.
De acuerdo con el comunicado que ayer divulgó su oficina de
prensa, el senador Emilio Gamboa Patrón asegura: “ENRIQUE OCHOA ES LA MEJOR
OPCIÓN PARA FORTALECER Y REVITALIZAR A NUESTRO PARTIDO”.
Y sostiene que “Nuestro compañero Enrique Ochoa es bien visto y
reconocido por militantes y organizaciones partidistas. Además, posee las
cualidades para que –si así lo decide el Consejo Político Nacional del Partido
Revolucionario Institucional– ocupe el cargo de presidente del Comité Ejecutivo
Nacional”. Sólo le faltó decir que es Ochoa es el guapo de la película.
Empero, montado en el papel de biógrafo y patiño –música de fondo de los violines de
Villafontana— Gamboa recuerda: “desde muy joven, Enrique Ochoa ha participado
en diversas trincheras y actividades a través de las cuales ha impulsado el
proyecto de nuestro partido. Asimismo, ha destacado siempre por ser un
militante que, con visión de futuro, contribuye al análisis y la definición de
las posturas partidistas, frente a los grandes temas nacionales”.
Ya entrado en gastos y con el rubor en el armario, Emilio Gamboa,
con el fondo del vals Sobre las Olas, asegura que “en los últimos años, Enrique
Ochoa ha sido un referente de cómo las líneas de acción de nuestro partido,
pueden ser llevadas para convertirse en políticas públicas que han beneficiado
a las familias mexicanas”. ¡Sopas!
Luego, para no dejar duda de esa proximidad elemental con Los
Pinos, Emilio dice que Enrique Ochoa “ha acompañado muy de cerca al Presidente
Enrique Peña Nieto al diseñar e instrumentar los principales aspectos de
reformas, para transformar la vida de nuestra nación y de la sociedad mexicana
en los próximos años”.
Para Gamboa, “es momento de cerrar filas, de privilegiar la unidad
en nuestro partido, para que Enrique Ochoa ocupe la presidencia del Comité
Ejecutivo Nacional del PRI; la elección de Enrique Ochoa sería altamente
positiva, pues nos permitirá ver a un cuadro joven, serio, profesional, con una
visión transformadora, clara y acorde a los tiempos que están por venir,
dirigiendo la estrategia partidista de cara a las próximas y trascendentes
tareas del PRI”. Guapo, fuerte, audaz y valiente, como Pancho Pantera, faltó
decir a Emilio en este capítulo de Cómo perder el poder. Conste.
LUNES. Pero salió un opositor. El ex diputado federal Hugo
Díaz-Thomé también solicitó su registro como candidato a la presidencia
nacional del PRI. En el escrito dirigido a la Comisión Nacional de Procesos
aseguró que su proyecto “proclama que ni el partido ni las instituciones deben
estar secuestrados por una élite para beneficio de sus dirigentes ni de sus
familias. El PRI se debe comprometer a no permitir más esta clase de
excesos”.¿Otra pelea arreglada? Digo.
sanchezlimon@gmail.com
www.entresemana.mx
@msanchezlimon
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opinión cuyo contenido refleja el punto de vista del autor.]


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