ENTRESEMANA
•Los
temores de Martí
[
Por Moisés Sánchez Limón ]
Martí Batres Guadarrama es un personaje
singular que ha jugado en fuerzas básicas e intermedias del sistema político,
con aspiraciones a las ligas mayores, oportunidad que perdió cuando, como
coordinador de la bancada del PRD y presidente de la Junta de Coordinación
Política (Jucopo) en la LVIII Legislatura Federal, se sometió a la alianza con
la entonces poderosa presidenta camaral, Beatriz Elena Paredes Rangel, y el no
menos influyente coordinador de los diputados federales del PAN, Felipe
Calderón Hinojosa.
Y es que, Martí, como presidente de la
Jucopo, instruyó la desaparición de la Junta de Apoyo Administrativo de la
Cámara de Diputados, con lo que evitó una investigación respecto de la
sospechosa licitación para acondicionar y dar mantenimiento al edificio E del
complejo del Palacio Legislativo de San Lázaro, que durante años estuvo
abandonado porque los senadores rechazaron ocupar el inmueble que les
correspondía según el diseño original del arquitecto Pedro Ramírez Vázquez.
El presupuesto de aquella obra oscilaba, en
principio, en unos 23 millones de pesos, aunque la propuesta de la empresa que
ganó el concurso fue por unos 32 millones de pesos. Al final, las obras en el
edificio E consumieron más de cien millones de pesos.
El veracruzano Abel Ignacio Cuevas Melo, fue
el diputado del PAN presidente de la Junta de Apoyo Administrativo que
desapareció por órdenes de Batres Guadarrama. Cuevas Melo aseguró entonces que
la licitación había sido apoyada por todos los integrantes de la Comisión que
presidía, aunque el acta carecía de la mayoría de firmas requeridas, según se
documentó en aquellos días.
En fin, este asunto de la danza millonaria se
fue al archivo muerto de la entonces LVIII Legislatura federal. Cuevas Melo,
amigo de Felipe Calderón Hinojosa y, por ende, integrante del cerrado círculo
calderonista que tenía puesta la mirada en la Presidencia de la República, fue
recomendado para ser delegado de la Sedesol en Veracruz, donde se le acusó de
operar programas sociales a favor de candidatos del PAN.
Y, mientras Martí Batres transitaba por los
salones del gobierno de la Ciudad de México y la dirigencia perredista, Beatriz
Paredes consolidaba su influencia política, Calderón preparaba el terreno para
suceder a Vicente Fox, Cuevas Melo no quedaba fuera de esa carrera y fue
designado diputado federal plurinominal, cargo que ocupó poco más de tres meses
porque, cuando Felipe toma posesión como Presidente de la República se lo lleva
como coordinador de Agenda de Audiencias y Eventos Presidenciales de la Presidencia
de la República.
Pero la estrella de Cuevas Melo, como la de
Martí, estaba en ascenso y, ¡caray!, los favores en campaña se pagan. Y, apenas
un año y un mes después de chambear en la Presidencia, el entonces secretario
de Gobernación, Juan Camilo Mouriño Terrazo, el 18 de enero de 2008 lo nombra
Oficial Mayor de la Secretaría de Gobernación. Aunque, por razones personales,
renunció al cargo 15 meses después.
En febrero de 2011 repite como delegado de la
Sedesol en Veracruz. Por algo lo designó ahí su amigo Felipe Calderón, en tanto
Martí Batres Guadarrama se desempeñaba como secretario de Desarrollo Social en
el Gobierno del Distrito Federal y aspiraba a la jefatura, es decir, a suceder
a Marcelo Ebrard Casaubón, quien prácticamente lo despidió del cargo. Y es que
Martí lo censuró por haber saludado al presidente Felipe Calderón, olvidándose
de la relación trabada diez años antes con el panista.
La referencia a la carrera política de Martí
Batres Guadarrama, actual presidente del partido Movimiento Regeneración
Nacional (Morena), tiene una importante etapa como diputado federal en la LVIII
Legislatura, con la cercanía y alianza con Beatriz Elena Paredes Rangel y
Felipe Calderón Hinojosa, amén de esta complicidad con Abel Ignacio Cuevas
Melo, porque al final de cuentas sus carreras han ido en ascenso en uso de las
prácticas políticas que, en público censuran, mas en la praxis operativa de sus
cargos aplican sobradamente.
Martí comenzó su carrera como miembro del
Consejo Estudiantil Universitario, el famoso CEU que en 1987 puso de cabeza al
gobierno federal con un paro en la Universidad Nacional Autónoma de México, y
luego ya activista en la izquierda de pedigrí fundó organizaciones que
sirvieron al sistema político, incluso de Manuel Camacho Solís, como jefe del
Departamento del Distrito Federal, en una empatía activista con René Bejarano,
quien percibía una iguala mensual salida de las finanzas del entonces DDF.
Martí, como Cuevas Melo, ha transitado por
los ámbitos de las secretarías de Desarrollo Social, uno en el gobierno de la
ciudad de México y, el otro, en el gobierno federal; ambos han operado,
igualmente, en espacios de las secretarías de Gobierno, Batres, y de
Gobernación, Cuevas.
Por eso no extraña que Martí Batres
Guadarrama como presidente (formal) de Morena, demande al jefe de Gobierno del
Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, cancelar la entrega de despensas,
pintura, electrodomésticos, créditos y otros bienes y servicios en las
jefaturas delegacionales y algunas áreas del gobierno central.
Martí estuvo este lunes último con Mancera,
quien por cierto le ganó la contienda doméstica en el PRD, sin ser militante
perredista, como lo había sido recalcitrante Batres, por la candidatura a la
Jefatura de Gobierno del Distrito Federal.
¿A qué le teme Batres? Es evidente que su
conocimiento de los subterráneos de la asistencia social va más allá de
versiones de que se prepara la compra del voto para impulsar a los candidatos
del PRD, porque aun cuando Mancera no es perredista, se sirve del PRD y su secretaria
de Desarrollo Social, Rosa Icela Rodríguez Velázquez, conoce bien estos
entramados del “apoyo ciudadano”, amén de que fue compañera de trabajo de
Martí.
¿Teme Martí, entonces, que sus ex compañeros
de partido y el propio Mancera se sirvan de esos “esquemas” de campaña que él
operó con largueza desde que, en 1997, el PRD asumió el gobierno del Distrito
Federal?
Dijo, el lunes pasado, que en la reunión
pidió respetuosamente, a Mancera, se cancele la entrega de programas sociales,
acciones que se realizan repentinamente en época electoral y que tienen
como propósito la compra del voto y denunció entrega de despensas en
Iztapalapa, Cuauhtémoc, Álvaro Obregón, Cuauhtémoc, Gustavo A. Madero,
Venustiano Carranza, Coyoacán y Cuajimalpa; e incluso de pintura para fachadas
en Iztapalapa y Álvaro Obregón.
Y se quejó de que, en Gustavo A. Madero,
Magdalena Contreras y Venustiano Carranza, le niegan a Morena espacios para sus
actividades proselitistas, amén de que militantes de su partido han sufrido
agresiones de golpeadores de los gobiernos en aquellas demarcaciones.
Cosas de la política, Batres batalla contra
su historia personal. Ya denostó a Calderón, olvidó a Cuevas Melo y de Beatriz
ni una cita oratoria. Lo traiciona la memoria y teme ser víctima de sus creaturas
que, empero, hoy están fuera de su control, no le pertenecen porque no es más
el poderoso e influyente perredista cuya voz era atendida en la Jefatura de
Gobierno del Distrito Federal. ¿Y sus cuates? Conste.
MIÉRCOLES. ¿Pactos de caballeros? Lo mismo
de siempre, el mismo lodo reciclado y repartido entre la clase política que, en
la carrera por el poder, pierde algo más que la compostura. Digo.
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