Acorralada
por la dependencia con aún mantiene con el Gobierno mexicano y en un entorno de
precios bajos, la petrolera pierde 17.900 millones de dólares 2014
Trabajadores de Pemex / FOTO INTERNET. |
CIUDAD DE MÉXICO ► La
petrolera estatal mexicana, Pemex, registró en 2014 los peores resultados
de su historia. El agujero en sus cuentas alcanzó los 17.900 millones de
dólares, el doble que el ejercicio pasado. Acumula más de dos años de
caída libre y una década ininterrumpida de mermas en la producción. En el año
del despegue de la reforma energética, defendida como la panacea ante la
progresiva decadencia del tercer productor americano y séptimo del mundo, la
compañía se encuentra sin embargo en medio de un fuego cruzado –desplome del
precio del crudo, depreciación del peso, recortes presupuestarios– con pocos
visos de dar tregua en el horizonte cercano.
La exuberancia productiva de los países
de la OPEP, junto con la aparición de nuevos competidores, hundió el precio de
la mezcla de crudo mexicano un 30% en el último trimestre. Y la previsión es
que siga cayendo a lo largo del año hasta un suelo por debajo de los 50 dólares
por barril. La posición del peso en su baile con el dólar no parece que vaya a
moverse durante un tiempo de la franja de los 15 billetes verdes, y la
fortísima presión fiscal sobre Pemex tampoco cesará mientras el Estado vea
acosada su recaudación precisamente por la caída de los precios del petróleo.
Como parte de esta enmarañada paradoja
hay que entender el tijeretazo de 4.170 millones de dólares, el 11,5% de
su presupuesto, que el ministerio de Hacienda aplicó a Pemex en febrero. Pese a
las reformas para dotarle de más autonomía presupuestaria y de gestión, el
recorte da cuenta de la íntima relación entre el Gobierno y la petrolera, una
suerte de comodín del que echar mano ya sea tanto para financiar el gasto
público como para cuadrar las cuentas. No obstante, la petrolera aporta más del
25% de los ingresos estatales. “La narrativa de la reforma dice que Pemex va a
ser autónoma y competitiva, pero en la práctica no es así”, subraya Ana Lilia
Moreno, investigadora del CIDAC.
Los recortes se aplicarán sobre el
gasto corriente y las contratas de servicios, que ya antes del ajuste se
cobraron 15.000 trabajadores subcontratados. También se verá afectada la
inversión en refino, un área cada vez más empequeñecida y que ha llevado a
México a importar más de la mitad de la gasolina que consume el país. “Los
recortes siguen la lógica financiera del corto plazo. Se aplica para reducir
los menos posible la producción, que es la que soporta los ingresos petroleros
directos del Estado”, apunta Fluvio Ruiz Alarcón, ex consejero independiente de
la compañía.
La reforma, que busca reactivar el
marcado a golpe de inversión privada, es la gran esperanza. “Sabemos que
mientras no haya más participantes que generen más recursos para el Gobierno se
mantendrá la alta dependencia en los ingresos de Pemex”, reconoció el director
financiero, Mario Beauregard, en la conferencia de presentación de los
resultados anuales. Con un tipo de más del 70%, Pemex soporta la mayor presión
fiscal de entre las petroleras estatales. “Prácticamente todo su beneficio
operacional (EBITDA) lo destina a pagar impuestos. Esto reduce mucho su margen
de maniobra en cuanto a flujos de efectivo y tiene que recurrir al
apalancamiento, que de momento es razonable pero va en aumento”, sostiene la
analista de Moody’s Nimia Almeida. La deuda financiera subió más de un 30% y
roza los 76.000 millones de dólares.
Pero la efectividad de la reforma está
también está en cuestión. La caída del precio del barril ha enfriado los
deseos de las grandes petroleras internacionales. Sobre todo en la puja por los
proyectos de exploración de aguas profundas y recursos no convencionales, las
áreas en las que precisamente Pemex ha tenido menos éxito en los últimos años
por sus limitaciones tecnológicas y financieras.
El gigante energético tiene además otra
alargada sombra que le persigue. Los cerca de 100.000 millones de dólares de
pasivo laboral —pensiones y derechos de los trabajadores ya jubilados— que
suman más de la mitad de su pasivo total. Sobre la mesa está la opción, abierta
con la reforma, de que el Estado la asuma en forma deuda pública. La
negociaciones pasan porque el poderoso e histórico Sindicato de Trabajadores
Petroleros de la República Mexicana acepte una flexibilización del convenio
colectivo. El plazo para el acuerdo vence en agosto. Pemex es una de las
empresas petroleras con más trabajadores en el mundo. Su plantilla – más de 140.000
personas - ha seguido creciendo en los últimos años mientras la producción y
los resultados caían en picado. Los recortes de personal son casi un tabú
dentro de la firma. Pero el director general, Emilio Lozoya, ya ha reconocido
públicamente que será inevitable.
Por David Marcial Pérez / Sonia Corona | El País
Marzo/07/2015
www.libertadguerrero.net
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