Testimonio de la parálisis que produce un desastre sobre otro - Libertad Guerrero Noticias

Testimonio de la parálisis que produce un desastre sobre otro

Testimonio de la parálisis que produce un desastre sobre otro
Por Édgar Pérez Pineda

Acapulco. Viernes 20 de septiembre. Recorremos el Viaducto Diamante, una vía que se desprende de la Autopista del Sol y conduce casi directo a la zona del hotel Mayan Palace y otroscondominios lujosos. Los árboles lucen reverdecidos, sobresalientes de la pancha de lodo que cubre el suelo, parece una ironía que en la naturaleza todo luzca tan tranquilo.Luego de una hora por la carretera Acapulco-San Marcos, giramos a izquierda y entramos a terreno por un caminito. Los periodistas comentan perspectivas más directas del caso, pero formalmente mudas en los medios de información, por no ser conclusiones positivas, sino especulaciones, aunque, según criterios específicos, se entiendan más próximas a lo real, verdades quesólo se mueven en el trasmundo de los comunicadores, respecto a la tormenta Manuel, implícitamente tambiéndel caso de la presa La Parota, a ubicarse en esta región. Nos encontramos a minutos de la población de Salsipuedes.Aquí encontramos un grupo de campesinos cerrando el paso libre. Centenar y medio de gente conforma una atmósfera de tensión. Los hombres están armados con machetes, traen los rostros enrojecidos por el sol, la sed, por el coraje, llevan dos días plantados en este sitio, quieren “respuestas”, dicen, verle la cara al alcalde Luis Walton, porque éste mismo los visitó y les prometió apoyo,los citó anteayer para entrevistarse y responder a las urgencias del desastre. Pero ayer los dejó plantados por atender al presidente Peña Nieto, de modo que, luego de esperarlo desde las tres de la tarde hasta las diez de la noche, tuvieron que regresar a pie a sus comunidades, haciendo un recorrido de más de cuatro horas.Hoy es viernes 20 de septiembre y al momento de llegar a este sitio, un par de camionetas de la Comisión Federal de Electricidad esperan estacionadas junto al camino, su “comisión”, restablecer la energía para el servicio de captación de agua del río Papagayo, de importancia superior, pues tales bombas abastecen de agua a Acapulco. Pero ayer los ejidatarios fueron a expulsarlos a los técnicos y luego bloquearon el paso, para poner en jaque al gobierno municipal y coercionarlo a atender directamente a más de quince comunidades afectadas con derrumbes, inundaciones de agua y lodo, casas perdidas, hambre, sed. Bajamos aentrevistamos con un hombretón que se abre paso entre la gente, viene a nosotros también, moreno y de rostro marcado por un estado como de adrenalina contenida, da la impresión de que puede estallar en cualquier instante. Es Marco Suástegui, vocero del Consejo de Ejidos y Comunidades Opositoras a la Presa La Parota (Cecop), imponente, luchador social, por sí sola su estampa es retadora, como involuntariamente. Dos de los periodistas ya lo conocen, se saludan con respeto, me lo presentan, sin transición éste abre su discurso, llevan diez años de fiera lucha contra el gobierno y sus marrullerías, les han matado mucha gente, a uno de los más cercanos (Tomás Cruz Zamora), dice el líder, me lo mataron así, Marco me pone dos dedos en la sien, emula un arma, me da un leve empujón en la cabeza, quiere evocarme algo parecido a esa realidad atroz. En suma, han resistido a costa de mucho dolor, separación de familias y comunidades, traición. Entre la gente que deambula hay algunos hombres con la mano o el brazo amputados; incluso un representante de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), a quien le falta un remo, resultado de los ajustes de cuentas, del escarnio, por el orgullo de esa gente al aferrarse a su tierra. La escena se completa con mujeres y niños rurales que hacen una fila para recibir una ración mínima de tacos y un vasito de agua de horchata, traídos en una camioneta de redilas, y desde ahí despachados. Suenan voces exigentes de mantener orden: ¡A la cola, a la cola! ¡Primero los niños y las mujeres, los hombres pueden aguantarse el hambre y la sed, para eso son hombres! La mayoría de ellos porta un machete enfundado o en mano, sombreros, huaraches, sandalias, pantalón arremangado, deambulan, sudan bajo el sol, hablan, matan el tiempo, algunos sentados a la vera del camino, forman pequeños grupos, uno de estos alrededor del periódico El Sur, mientras alguien lee en voz alta, luego discuten, hacen bromas; algunas mujeres cargan a sus niños; entre todos forman casi un escándalo. Como dijo Monsivais: “Pero la escandalera, que mezcla indignación y relajo, es la toma de conciencia posible.”En este momento la situación alcanza clímax, está llegando un funcionario del gobierno de municipal, Armando Tapia, primer síndico, a negociar en nombre del presidente Luis Walton.

Retórica y polvo

Marco Suástegui alza la voz, convoca. Sin necesidad de instarlos demasiado, los comisarios comienzan a pasar lista, “comisario de Carrizo, presente, comisario de Agua Caliente, presente”, así el resto, de Tasajeras, Concepción, Parotillas, Parotas, Amatillo y otros. Formamos corro alrededor lo que será el intercambio entre Armando Tapia, primer síndico de Acapulco, y Marco Suástegui, (vocero del Cecop).El síndico va acompañado por un equipo de tres personas, de estos unotoma nota, demasiado diligentemente, y los otros dos simplemente observan, oscilando entre desconfiados y amables. El resto nos apiñamos aún más, para presenciar el encuentro.Antes tiene lugar un breve saludo entre comuneros:“¿Qué pasó Mamacunda? ¿Qué dice, Chalía? Puro hombre de poder”, alguien tercia. Son las últimas voces antes de apagarse el barullo e iniciar la negociación. Marco Suástegui recapitula ante su gente lo que llama “acuerdos positivos”, a los que llegaron por consenso. Consenso, algo que llama la atención, la manera efectiva de organizarse de esta gente; comienza a comprobarse lo que advirtieron los periodistas mientras veníamos en camino, que diez años de lucha contra el Estado “los ha obligado a organizarse, disciplinarse, a respetar sus acuerdos. Antes tenían sus pueblos hechos un desmadre, ahora son un ejemplo, tiene sus calles limpias y todo”.Pero hoy esos pueblos se encuentran devastados. El vocero del Cecop tartajea un poco al inicio del repaso, luego se repone hablando enérgico; concluye con el hecho de que Walton incumplió, y ahora “queremos una explicación, y no me toca a mí darla,sino aquí al compañero Armando Tapia, tiene la palabra, ¿cómo ven compañeros?, lo escuchamos y ahorita nosotros…” Detrás sale un vozarrón disparado, la tosca dicción grita, “¡¿qué es del ayuntamiento, qué es…?!” Entonces Armando Tapia se vuelve para aclarar que es “el primer síndico”, lleva el cabello engomado, peinado hacia atrás, bigote recortado, barba rasurada, pantalones kakis con camisa de manga larga, color blanco a rayas azules, mocasines cafés, contrastantes con los huaraches y los pies hinchados, agrietados y cenizos que lo circundan; entre todo esto, varios perros se cuelan y husmean entre la gente, todos bajo un sol que derrite.Es la voz de Armando Tapia:

…para decirles que el presidente se iba a demorar, que no iba a poder llegar, que parecía que en una hora tenía la posibilidad de estar ahí, porque llegó el presidente de la República, que ha estado viniendo, que no vino el día de antier solamente, porque estuvo aquí el secretario de gobernación, Osorio Chong, y el día de ayer llegó, a la base naval, y le pidió al presidente que lo acompañara a hacer un sobre vuelo, y posteriormente que lo acompañara a hacer un recorrido a Ciudad Renacimiento (…) pero nada más quiere platicar con ustedes, allá en el ayuntamiento, y este, me pidió que yo viniera personalmente a decirles y a llevar a los compañeros comisarios, para Acapulco, para que puedan ya platicar con él, y echar adelante los acuerdos que se hicieron el día de ayer, y pues lamentablemente no se pudo sentar con ustedes, por esa situación especial, porque no esperaban la visita del presidente, y pues bueno, al presidente no le podemos tampoco decir que no, aunque teníamos el compromiso con ustedes (…) y pues aquí estamos con mucho gusto, y yo nada más a la disposición de lo que digan los compañeros comisarios, para que nos vayamos y podamos platicar con el presidente.

El mensaje fue expresado como una cantaleta plana, sugerencia de recital escolar y vieja tradición de “corre ve y dile”. El funcionario suma un argumento más, incita a no olvidar que Walton “viene saliendo de una cirugía importante…, se nos regresó de allá arriba (del cielo)…”, con la confianza de quien gana terreno mediante el uso del humor. Pero cuandoSuástegui pregunta por la opinión general, se agita un clamor de voces indignadas: “¡qué venga; que venga; lo queremos aquí pero hoy; que se venga; a ver, porque él dijo que iba a venir, ora por qué no vino!” El funcionario y sus acompañantes esbozan muecas, sentirán alguna pequeñez ante la gente inconforme y atizándose de ánimos. El vocero del Cecop interviene, “a ver, Armando…, nosotros entendemos el desastre, de veras, pero yo creo quehan pasado varios días, y a Acapulco ya se le auxilió…, Salipuedes está sepultado en el lodo, ¡¿y ustedes están preocupados por las bombas, por el agua?! Ayer nos molestó algo que dijo el presidenteWalton, que ´en Agua Caliente no hay afectación´”. El vocero pide que levanten la mano quienes perdieron su casa en esa comunidad. El reclamo se multiplica, “son como sesenta casas que están tiradas, y las otras llenas de lodo, inundadas, entonces no puede decir el presidente que no hay una afectación. Nosotros entendemos; pero ya rebasamos el tope, estamos en los cerros viviendo.”Por otra parte, los comuneros han hablado con los técnicos de la CFE y están enterados de que los daños no son graves y pueden repararse rápidamente, anticipan queWalton ya había prometido solucionarlo. “De lo contrario, ¿pues a qué vamos a Acapulco, si no va a haber una respuesta favorable?”, Suástegui clama. Se trasluce otro nudo histórico de México, irreconciliable con los usos modernos, cómo para el espíritu rural la palabra sigue teniendo unaimportancia igual a sagrada, lo que es todo, yno se explican que no se cumpla, ni que el primer síndico, Armando Tapia, acaba de decirles todo, pero que resultó nada. Un anciano saca a colación “lo de  Procampo”, se entera de que están hablando justamente del tema. Tapia argumenta, dice, justifica, explica, implica la coordinación de los tres niveles de gobierno, se excusa, habla de los censos para el empleo temporal, para los apoyos para vivienda, para algunos aparatos de línea blanca, los indispensables, advierte enfático, una estufa, un refrigerador, se dilata puntualizando que no deben esperar artículos suntuosos, lo dice con ligereza; y todo esto bajo los característicos procesos del gobierno, ese ritmo fuera del tiempo, que a la verdad, ya no se entiende como indolencia,sino como una ofensiva voluntad de omisión, mientras la urgenciadevora a los comuneros, mientras en realidad todo está dicho.

Epílogo: cadena de sospechas

Al final, Tapia regresa. Los comuneros permanecen. Los reporteros siguen buscando información. Mientras viajamos en dirección a Acapulco varias resonancias percuten, como la de esa gente que lleva diez años soportando el peso de los intereses y capitales mundiales, rebelándose a la construcción de la presa La Parota, la que sería la más grande de América, para surtir de energía a los Estados Unidos, según simplificó el experimentado fotógrafo, y si estas lluvias arrasaron con el llamado “Acapulco Diamante”, con el área de Llano Largo y más, ¿cómo sería con semejante presa desbordándose?, quizá desaparezca medio puerto, o todo, ¿sería esto posible?, cae como agua helada que sólo el estado de Guerrero no se enteró de que venía una tormenta de tal magnitud, pero sí el resto del país, que el presidente Walton admitió al periódico Milenio haber desconocido la advertencia, ¿es esto posible en plena la era de las comunicaciones?,ahora los acapulqueños se hunden en divisiones, acusaciones morales, rapiñas, sacan lo miserable de su raza, también lo heroico humano (qué se le dice a alguien que perdió a toda su familia y su casa), pienso entonces en la impotencia del presidente Walton y sus directores de turismo y de comunicación social, sobre quienes ha caído la furia de un pueblo herido, que no está para entender razones, ¿sabrán ellos de quién son víctimas a su vez, que también son carne de cañón de algo mayor?, retumba la realidad de un proyecto como el “Haarp”, un calosfrío llega profundo, un terror quieto.

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Edición: Fracalo

Libertad Guerrero Noticias, periódico online editado desde el puerto de Acapulco, Guerrero, México, bajo la dirección del periodista Francisco Cárdenas López (Fracalo). Contacto: fracalo2001@yahoo.com.mx

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