Sectarios
Jorge Valdez Reycen
El surgimiento en redes sociales de
grupos ciudadanos “preocupados” por la seguridad pública, en menos de un mes,
defraudaron la confianza incipiente y “sacaron” el cobre, así como sus
miserias, sectarismos y un afán desmedido de lucro. El Consejo Ciudadano de
Seguridad Pública se fracturó en dos grupos, uno de ellos con Ramiro Gómez
Pardillo y José Cruz Mayagoitia, el otro con Julio Zenón Flores y Alfredo
Hernández, éste último “propietario” de la franquicia como su “creador” el 18
de mayo pasado.
Las pugnas internas, producto de
posiciones más identificadas con el protagonismo y sectarismo, dieron al traste
con un ejercicio real, auténtico, genuino de la sociedad en utilizar las redes
como estrategia informativa y de autodefensa civil.
Surgió entonces el Colectivo
Ciudadano de Seguridad, con Julio Zenón y Alfredo, echando pestes contra Pepe
Mayagoitia y Ramiro Gómez. La intolerancia vino de la mano de los primeros
contra este grupo que se sintió traicionado, despojado y vilipendiado, pues
Alfredo Hernández se dijo “dueño” del Consejo Ciudadano.
La estulticia no tiene nombre ni
poseedor. Es prima hermana de la ignorancia. Y cuando hay condicionantes
políticas que inciden con fines de lucro detrás de un disfraz de consejo o
colectivo ciudadano, es indigno, antiético y reprobable.
Alfredo Hernández piensa que con un
“click” puede desaparecer a medio mundo, está demente. Es una ofensa a la
inteligencia y un homenaje a la estupidez.
La sociedad civil no tiene
representantes, ni los grupos “secretos” que se fusilan las notas rojas de los
diarios nacionales y “suben” a las redes tonterías, desinformación y confusión,
no están realmente cumpliendo una labor social. La ausencia de regulación
legal, es motivo de florecimiento de estos “clubes”, donde cualquiera puede sorprender
la buena fe de mucha gente que está siendo desinformada y confundida por dizque
“informadores”.
En las redes sociales se forman
comunidades de amigos que intercambian opiniones, fotos, información, música y
un sinfín de actividades. Sin embargo, hay espacios sociales que pueden ser
seducidos por grupos políticos que generan dudas y siembran encono,
incertidumbre, confusión y envidias.
Nunca pedí, solicité, promoví ni
pertenezco a ningún grupo ciudadano de seguridad pública. Ejerzo con libertad
mi derecho a escoger amigos e intercambiar opiniones en facebook. Pero aclaro a
Alfredo Hernández, públicamente, en mis terrenos periodísticos con absoluta
seriedad y profesionalismo, que nadie es dueño de la voluntad, ni es esclavo de
grupos. Lástima que haya gente nociva, ignorante y aviesa que confunda una
espléndida vocación informativa en las redes como su “juguetito nuevo”.
Los lectores y usuarios de las redes
deben ser advertidos que hay gente perniciosa, capaz de engañar y timar.
Extremar precauciones contra este tipo de acciones sectarias, que envilecen lo
bondadoso de un vínculo tecnológico como la red social del facebook.
Mequetrefes como Alfredo, deben ser
denunciados. La trayectoria de periodistas como el que esto escribe, está por
encima de ambiciones personales de abusivos ignorantes que sorprenden la buena
fe de muchos. Nunca será ocioso desnudar y exhibir a pillos embozados que con
la finalidad de ganarse unos pesos, acuden a fórmulas inescrupulosas y faltas
de ética para su cometido.


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