La Ignorancia
Jorge Valdez Reycen
Guerrero no es “territorio” de ningún grupo oposicionista o progubernamental. Es un estado libre y soberano. Desde hace 35 años existen estudios en materia minero-metalúrgica que ubican a la entidad con alta potencialidad de explotación de yacimientos de oro, plata, plomo, cobre y zinc en las regiones Norte y Tierra Caliente, con una superficie real de 120 kilómetros cuadrados.
Nuestra entidad vivió una “fiebre de oro” en el siglo XIX, cuando cientos de gambusinos invadieron las riberas del río Balsas y se remontaron a las partes más altas de Acapetlahuaya, Ixcateopan y Teloloapan. Del otro lado del río, hasta Tlacotepec, San Miguel Totolapan y Ajuchitlán. El oro estaba en vetas a flor de tierra. Todavía se observan excavaciones en la carretera a Cuetzala y hasta la presa El CDaracol.
Hace 25 años elaboré un reportaje de la mina de la empresa nipona Nukai, que extraía zinc, plata y cobre en una producción de hasta 12 toneladas diarias, se enviaba en contenedores, vía Lázaro Cárdenas, Michoacán, por barco a Japón para su alta industrialización. El zinc es el metal que se usa en la aeronáutica civil, comercial y espacial para construir aviones, satélites, el tren “bala” (Shinkansen y Hayabusa, en japonés) y prototipos de automóviles. Los japoneses explicaron a los medios la altísima potencialidad de minerales en el subsuelo de Guerrero. Bajé, en aquel tiempo, a las entrañas de la mina, a unos 75 metros de profundidad, con el uso de la tecnología más sofisticada de prevención de accidentes y seguridad.
“No se entiende la pobreza y miseria que se observa en zonas marginadas, cuando están parados sobre una superficie rica en oro, plata, plomo, cobre, zinc, mármol…” me dijo en perfecto español un ejecutivo japonés, oriundo de un suburbio de Tokio. “Con la exploración y explotación mineral y su industrialización, Guerrero sería un estado muy rico, con un producto interno bruto (PIB) muy elevado y habría riqueza en su población. No entiendo a veces sus políticas”, me confió incrédulo el ingeniero nipón.
Hoy se entiende que muchos de nuestros males endémicos se deben a la ignorancia. No es posible que haya una riqueza inconmensurable en el subsuelo, capaz de catapultarnos a otros estadios de bienestar y bonanza, y debido a la incapacidad de gobernantes en el diseño de políticas públicas no se puedan generar miles de empleos, con ingresos altos, que detonen la economía de zonas desoladas y deprimidas.
Nos extraviamos. Perdimos objetivos. Nos anclamos, con nuestros problemas domésticos de inseguridad, desempleo, corrupción, pugnas políticas, reyertas partidistas, y un largo etcétera. Estamos entrampados en un círculo vicioso. Hemos sido incapaces de analizar nuestro potencial inmensamente rico en más de 500 kilómetros de litoral para la pesca; en 120 kilómetros cuadrados de superficie con yacimientos de metales preciosos y cuencas hidráulicas que derraman al océano Pacífico millones de litros de agua, sin ser aprovechadas para la generación de energía.
Guerrero es un estado muy rico, me lo dijo con envidia aquel japonés, consciente de que en su país no tiene la misma riqueza que la naturaleza prodigó a los guerrerenses.
Si tuviéramos visión, podría generarse un estratégico convenio con empresas japonesas para que a través de la tecnología avanzada de industrialización minero-metalúrgico los
guerrerenses podríamos tener el Hayabusa en rutas turísticas. Empresas guerrerenses con tecnología nipona que generen fuentes de ocupación mejor remuneradas.
¿No sería factible, en un futuro a corto plazo, un intercambio tecnológico-productivo con Japón que pueda desarrollar nuevos puertos pesqueros, y el surgimiento de ciudades mineras en lugares donde ahora sólo hay tristeza, desolación, incertidumbre y miedo? ¿No podríamos invitar a don Carlos Slim Helú a invertir aquí y cambiar la vida de millones de guerrerenses?
Superemos nuestra ignorancia, las fobias absurdas y tengamos visión a futuro. Tenemos la riqueza escondida en la tierra, los ríos y en el mar. La desaprovechamos por ignorancia.
P.D. Reflexión provocadora: si en lugar de sembrar enervantes, hubiera explotación minera de oro… ¿no se terminarían muchos de nuestros males?
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