🔘 Las acciones estadounidenses se vieron atrapadas en una prolongada ola
de ventas impulsada por una recesión y la rápida subida de los precios del
petróleo
Por Staff de Redacción
WASHINGTON, EU (29/Abril/2025).- Donald Trump pasó
sus primeros 100 días de regreso a la Oficina Oval llevando al borde de la
crisis a una economía que el mundo envidiaba, arriesgando la reputación de
Estados Unidos como un refugio financiero seguro y fomentando el miedo entre
los votantes que han perdido la confianza en su liderazgo.
Los estadounidenses estaban desesperados por un
alivio de los altos precios de los alimentos y creyeron en la promesa de Trump
de hacer que Estados Unidos volviera a ser asequible en noviembre de 2024, en
parte por nostalgia por la economía prepandémica de su primer mandato.
Pero el presidente adoptó deliberada y por sí solo
políticas que casi con seguridad aumentarán los precios aún más, que podrían
conducir a escasez y que harán que los directores ejecutivos y las pequeñas
empresas se enfrenten al caos y a la posibilidad de una recesión.
Trump está intentando llevar a cabo la reforma más
fundamental de las economías estadounidense y mundial en generaciones,
convencido de que puede recrear una mítica época dorada de finales del siglo
XIX usando aranceles “hermosos” para ejercer el poder económico estadounidense
y aplastar a sus rivales comerciales.
Pero un presidente que ha jugado golf mientras los
planes 401K de los trabajadores se hundían a menudo se ha mostrado indiferente
a las crecientes preocupaciones de los estadounidenses, desde los titanes de
los negocios a los compradores comunes que están viendo el impacto de sus
políticas en tiempo real durante sus primeros 100 días en el cargo, que
cumplirá el martes.
Se han perdido billones de dólares de los mercados
bursátiles. Las aerolíneas están recortando vuelos; las principales empresas
están echando por tierra sus propias previsiones anuales; algunos minoristas
han dejado de vender en EE.UU. productos fabricados en China debido a los
aranceles. El Fondo Monetario Internacional recortó las previsiones de
crecimiento de EE.UU.; la Reserva Federal afirma que algunas empresas han
dejado de contratar personal; el CEO de Walmart le dijo a Trump que sus
políticas paralizarán la cadena de suministro para el verano.
Aplicando
implacablemente el poder estadounidense
Como mucho de lo que Trump ha hecho desde que
regresó a la Oficina Oval, su política comercial es legal y constitucionalmente
cuestionable desde que declaró unilateralmente una emergencia nacional para
desbloquear poderes para librar una guerra arancelaria.
Ahora ejerce una autoridad enorme e irresponsable
para poner a prueba su teoría de toda la vida de que Estados Unidos, la nación
más rica del mundo, ha sido estafada durante mucho tiempo por todos los demás
países. Su objetivo es forzar la apertura de los mercados extranjeros a los
productos estadounidenses y obligar a los fabricantes a recuperar fábricas y
empleos para revitalizar las regiones industrializadas que han pagado un alto
precio por la globalización del comercio. Insiste en que decenas de países se
están alineando para hacer acuerdos favorables a Estados Unidos que
enriquecerán a los estadounidenses.
Millones de empleos estadounidenses podrían
depender del resultado de su apuesta.
Trump está poniendo en práctica una convicción
fundamental que también está en el centro de su esfuerzo por desmantelar el
sistema político occidental liderado por Estados Unidos que ha prevalecido y
mantenido la paz mundial durante 80 años: que Estados Unidos —la mayor potencia
mundial— no debería liderar el mundo, sino usar su fuerza en negociaciones
individuales para obligar a las naciones más pequeñas a adoptar políticas que
beneficien a Estados Unidos y a nadie más. Este principio, arraigado en su enfoque
de “Estados Unidos primero”, ya ha distanciado a muchos aliados
estadounidenses, aunque esto es una característica, no un defecto, para un
presidente que ve la vida como una cuestión de ganar o perder.
El temperamento frágil del presidente y su creencia
de que posee una mente económica más aguda que aquellos cuyo trabajo es
proteger el empleo y combatir la inflación también están contribuyendo a
empujar la economía estadounidense al borde del abismo.
EL
MERCADO DEVALORES TUVO RETROCESO A LA DÉCADA DE 1970
El S&P 500 va camino de perder un 8% desde el
día de la toma de posesión, en el que supone el peor arranque de una
presidencia desde la década de 1970.
Las acciones estadounidenses van camino de perder
casi un 8% durante los turbulentos primeros 100 días del segundo mandato de
Donald Trump, el peor comienzo para una nueva administración desde que Gerald
Ford asumió la presidencia hace cinco décadas.
El S&P 500 de Wall Street ha caído un 7,7%
desde el día de la toma de posesión, ya que la agresiva agenda comercial de
Trump ha desatado oleadas de volatilidad que han minado la confianza de los
inversores en las perspectivas de crecimiento de EEUU y alimentado la
preocupación por un repunte de la inflación inducido por los aranceles en la
mayor economía del mundo.
La última vez que el índice de referencia, que
alcanzó un máximo histórico a mediados de febrero, registró una caída aún mayor
durante los primeros 100 días de un presidente en el cargo fue en la segunda
mitad de 1974, cuando Ford llegó a la Casa Blanca tras la dimisión de Richard
Nixon, según cálculos de Financial Times basados en datos de FactSet.
Las acciones estadounidenses se vieron atrapadas
entonces en una prolongada ola de ventas impulsada por una recesión y la rápida
subida de los precios del petróleo.
Medio siglo después, los intentos de Trump de
orquestar un cambio drástico en el sistema de comercio global imponiendo
fuertes aranceles "recíprocos" a la mayoría de los países han sumido
a los mercados financieros estadounidenses en nuevas turbulencias, según
estrategas e inversores.
"Hemos decidido luchar con todos los niños del
patio de recreo al mismo tiempo", explica David Kelly, director de
estrategia global de JPMorgan Asset Management. "Los mercados nos dicen
que existen dudas sobre si EEUU tiene la ventaja cuando se ha enfrentado al
resto del mundo".
Los inversores han quedado aturdidos por el aluvión
de anuncios de la Casa Blanca en los últimos meses relacionados con el
comercio, según George Pearkes, estratega macro de Bespoke Investment Group.
Las acciones se desplomaron tras los radicales
anuncios de aranceles de Trump el 2 de abril, pero han recuperado gran parte de
esas pérdidas después de que la mayoría de los gravámenes se aplazasen durante
90 días.
"Mi modelo de la situación actual es el del
Coyote con las piernas dando vueltas en el aire, intentando calcular el tamaño
del precipicio al que acabamos de saltar", explica Pearkes.
La caída del mercado este año ha cogido por
sorpresa a la mayoría de los inversores de Wall Street, que habían pronosticado
un auge del mercado bajo una administración republicana desreguladora y
partidaria de las rebajas de impuestos. Más de 10 de los bancos más grandes de
EEUU han recortado drásticamente en las últimas semanas sus precios objetivo
para el S&P 500 al final del año, en medio de un éxodo del capital de los
activos denominados en dólares.
Lisa Shalett, directora de inversiones de Morgan
Stanley Wealth Management, afirma que los inversores "tienen derecho a
sentirse exhaustos".
La ofensiva arancelaria de Trump el "día de la liberación" el 2 de abril "catalizó el caos en el mercado", añade, "con políticas arancelarias intermitentes que han sacudido a los inversionistas, provocando una venta masiva de acciones tecnológicas y niveles de volatilidad no vistos en años”.
Con información de agencias.
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