MIAMI ► Un
fuerte olor a tabaco habano inundó la madrugada de este sábado la Calle 8, la
arteria principal de La Pequeña Habana, el emblemático barrio de los cubanos en
Miami.
La multitud, que incluía
exiliados de la década de 1960, sus hijos y hasta sus nietos, estaba congregada
allí tras conocer la muerte de Fidel Castro.
A ritmo de cacerolazo,
ondeaban las banderas de Cuba, algunas de Estados Unidos y decenas tocaron
incesantemente las bocinas de sus autos. Gritaban: "¡Libertad,
libertad!".
"Ya era hora de que
se muriera", dijo Joseph Valencia, arquitecto cubano que llegó a Estados
Unidos en los años 70 cuando aún era un niño.
"No hay que
alegrarse por la muerte de alguien, pero este hombre hizo sufrir mucho a mi
familia", le dijo a BBC Mundo.
Su expresión era
compartida por la mayoría de los que acudieron este sábado en la madrugada al
Café Versalles, el sitio de reunión por excelencia de los cubanos exiliados en
Miami.
En la ciudad
estadounidense residen 1,2 millones de cubanos, quienes empezaron a arribar
desde el triunfo de la Revolución Cubana de Fidel Castro en 1959.
El fallecimiento del
líder que la encabezó y que gobernó Cuba por 49 años significó para muchos el
fin de una era y un paso clave para el cambio en la isla.
No solamente para los
cubanos exiliados, sino para una generación de jóvenes estadounidenses cuyos
parientes salieron de la isla hace décadas.
Muchos de ellos
capturaron fotos y videos con su celular este sábado mientras tocaban cacerolas
y se abrazaban.
Como Henry Álvarez, de 30
años, quien dijo haber asistido al Café Versalles en representación de sus
abuelos.
El día que le acaricié la barba a Fidel Castro y
dejé de creer en él
"La muerte de Castro
representa un cierre. Mis abuelos tuvieron que salir forzosamente de Cuba y a
través de sus historias conocí el sufrimiento de muchas familias", dijo.
"Es un símbolo
importantísimo. Muchos tuvimos que irnos dejando toda nuestra vida atrás para
empezar de nuevo en este país", señaló Néstor Hernández mientras resonaba
una cacerola.
Miami, bastión del exilio cubano
Miami es el hogar de
millones de inmigrantes latinos, pero la historia de los cubanos se distingue
del resto.
Un gran número de ellos
llegaron con estatus de refugiados del comunismo y por ello obtuvieron permiso
legal y asistencia gubernamental a su llegada al país.
Su migración en gran
escala comenzó tras el derrocamiento del gobierno militar de Fulgencio Batista
a manos de los revolucionarios dirigidos por Castro en 1959.
Desde ese entonces, se
convirtió en la principal figura desafiante de la hegemonía de Estados Unidos
en Latinoamérica y recibió el respaldo de la Unión Soviética.
Y a partir de 1966, se
habilitó un camino hacia la residencia permanente en Estados Unidos para los
ciudadanos cubanos que estuviesen presentes en territorio estadounidense
durante al menos un año.
Miami, en el estado
Florida, se convirtió en un punto de acogida fundamental por la cercanía
geográfica con la isla, que está a tan solo 780 kilómetros de distancia.
Al menos 63.000 cubanos
que abandonaron Cuba en balsas entre 1959 y 1994 llegaron a las costas de
Florida con vida. Se calcula que unos 16.000 murieron en el intento, según
estimaciones de la Universidad de Miami.
Mientras Washington
ejecutaba un embargo comercial a La Habana y lo endurecía tras las tensiones de
la Guerra Fría, decenas de miles de cubanos emprendieron negocios y formaron
familias en Estados Unidos.
Específicamente en Miami,
donde barrios como La Pequeña Habana, donde está el Café Versalles, se
convirtieron en un bastión del exilio cubano.
Entre 1959 y 1994 al
menos 63.000 cubanos arribaron en balsas a las costa de Florida, EE.UU.
Este turístico vecindario
ha sido el foco de largas y apasionadas discusiones por parte de quienes
aborrecían la figura de Castro.
Y, como era de esperarse,
también fue el epicentro de agitadas reacciones tras su muerte.
Mientras unos gritaban
"¡Cuba sí, Castro no!" este sábado y se abrazaban con una sonrisa en
el rostro, otros hablaban de un "cambio posible" en una Cuba sin
Fidel.
Algunos jóvenes
reconocieron el esfuerzo realizado por el presidente estadounidense Barack Obama
en retomar las relaciones diplomáticas con los Castro después de 55 años.
"A partir de hoy
serán los políticos quienes deberán interceder para que Cuba sea un país más
libre", reflexionó el joven Henry Álvarez.
Quedará por ver qué
panorama se dibuja entre EE.UU. y Cuba tras la elección del nuevo presidente
estadounidense, Donald Trump, y la desaparición física de Castro, cabeza de la
Revolución Cubana.
Fuente: BBC Mundo
Noviembre/26/2016
www.libertadguerrero.net
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