EXTRICTAMENTE
PERSONAL
❍ La frustración de Peña Nieto
La frustración del presidente Enrique
Peña Nieto con los medios de comunicación inspiró el lema de su cuarto informe
de gobierno, “lo bueno casi no se
cuenta, pero cuenta mucho”, y los videos de historias de vida
narrados por sus protagonistas que “son justo las cosas buenas las que
construyen, las que le dan sentido a nuestra vida, a nuestro trabajo y a
nuestro esfuerzo diario como país”. El Presidente buscó a la opinión pública
sin los intermediarios clásicos, los medios de comunicación, a los que ha
criticado varias veces en el último año por enfocarse en los aspectos negativos
de su administración. Tiene parte de razón pero otra parte de su queja es
injusta. Lo que subyace, que no lo logra expresar con claridad, es que en
efecto hay una cruzada en su contra, donde el campo de batalla no es la
libertad de expresión, sino la política.
Peña Nieto no
matiza su disgusto por la falta de buenas noticias, pues ignora los ciclos
informativos y su dialéctica. En 1616, el rey de Inglaterra Jaime I, escribió “ninguna noticia es mejor
que malas noticias”, que evolucionó en el proverbio de “que no haya
noticias es buena noticia”. En el gobierno peñista, las noticias son
abundantes, muchas de ellas negativas porque la realidad y el entorno es
negativo. El conflicto arrasa lo positivo, y la tensión y el escándalo nacen en
buena parte por acciones fallidas de su administración. Hay un aforismo clásico atribuido al director
del New
York Sun en el Siglo XIX, que dice “cuando un perro muerde a
un hombre no es noticia porque sucede frecuentemente, pero cuando un hombre
muerde a un perro, es noticia”. Esto, contra el lamento presidencial, es la
esencia del periodismo mundial.
La frustración
del Presidente no parece provenir únicamente de la falta de buenas noticias en
los medios –el gobierno reconoce que tampoco ha podido transmitir lo bueno en
forma relevante-, sino del creciente cuestionamiento al que ha sido sometida su
administración después de haber tenido una larga luna de miel. Pero hay de
críticas a críticas. Sobre la crítica en el marco de la libertad de expresión,
no son lo tolerantes que asegura –en este mismo espacio se han narrado actos de
hostigamiento contra periodistas-, pero tampoco han llegado al extremo de la
destrucción de quien disiente de la forma como gobierna Peña Nieto. Hay otra
crítica que va más allá de la confrontación de las ideas y las posiciones, que
se inscribe más en una campaña abierta y sistemática contra Peña Nieto.
El estudio de
caso es la línea editorial que ha seguido un periódico respetado en el mundo
por su consistencia editorial y calidad, pero que en México han sido
insólitamente descuidado. Es The Guardian, que desde
antes que ser presidente, no ha dejado de buscar tres pies al gato en el tema
de Peña Nieto. En agosto pasado publicó que su esposa, Angélica Rivera, tenía
operaciones inmobiliarias con el constructor Ricardo Pierdant, que había pagado
impuestos de sus propiedades en Miami, estableciendo un conflicto de interés
porque “iba a tener contratos públicos lucrativos”. Para añadir a su
investigación, The Guardian afirmó que la hermana del
constructor, Aurora Pierdant, hacía negocios con Pemex, pese a haber sido
despedida por la empresa. Este viernes, el periódico tuvo quedisculparse con
Pierdant y con su hermana porque
su información resultó falsa, y eliminó las dos informaciones de su sitio.
Las disculpas
del diario fueron reproducidas en los medios mexicanos, pero a su manera. Por
ejemplo, Reforma le
dedicó 13 líneas en una pequeña llamada en la parte baja de su primera plana del
sábado, cuando el 10 de agosto reprodujo la primera revelación del diario
inglés como su principal titular, con una información secundaria, fotografías
del departamento y copias del pago de impuestos por parte de Pierdant. Otro
ejemplo es el de “Sopitas”, como se conoce a Francisco Alanís, a quien Forbes describe
como el “rockstar” de la
red, cuyo sitio le dedicó a la nota original de The Guardian 532
palabras en un texto editorializado, contra 246 palabras que publicó este
viernes sobre la rectificación del diario inglés, con una sobriedad
contrastante. El 9 de agosto, publicó en
su portal: “¿Se trata esto de otro conflicto de intereses como el de la Casa
Blanca? ¡No…! ¿Cuál? ¿Dónde? Siempre habrá tiempo para pedir disculpas”. Los
medios que se manejan bajo criterios éticos en el ejercicio periodístico,
cuando cometen un error lo corrigen en el mismo espacio y forma en que
difundieron el texto original.
The Guardian lo
hizo, pero nadie más. En México hay una prensa que cuida tener una información
justa y balanceada –las secciones de opinión, al ser textos subjetivos, no son
acotadas por estos criterios-, y otra que es militante, donde no es la
información sino una causa la que la guía. Las dos son legítimas, mientras
exista transparencia sobre sus intenciones. En México no es así. Disfrazados de
una prensa justa y equilibrada, hay una que se ha sumado a una
campaña contra Peña Nieto que busca su derrocamiento. Es un movimiento que
nació en redes sociales y no ha logrado conectar con las masas en las calles,
pero que quiere crear condiciones para una Primavera Mexicana, aprovechando la insatisfacción
nacional real con el Presidente para acomodarla a su agenda política. De esto
se hablará más adelante.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
twitter:
@rivapa
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opinión cuyo contenido refleja el punto de vista del autor.]
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