❍Más allá de
ser un problema estético, comerse las uñas puede derivar en complicaciones de
salud de tipo bacteriano e incluso en la deformación de los dedos
REPORTE ESPECIAL ► La onicofagia, popularmente conocido como
“comerse las uñas”, es un problema muy habitual a cualquier edad y puede traer
muchas consecuencias negativas para la salud.
Si bien podemos pensar que solo se trata de
algo estético, lo cierto es que morderse o comerse las uñas conlleva
enfermedades o dolencias que vale la pena evitar.
En este artículo te contaremos por qué es un
mal hábito que debes erradicar.
Motivos para comerse las uñas
Morderse las uñas es una manía que miles de
personas tienen y desarrollan desde la infancia. Aunque la mayoría de nosotros
ha pasado alguna vez por esa situación, solo algunos la mantienen a lo largo de
los años.
Una de las características más destacadas de
este hábito es que no nos damos cuenta de él. Es decir, que se hace de manera
inconsciente mientras miramos televisión, viajamos en metro o hacemos la fila
del mercado.
Por esta razón se torna muy difícil dejar de
morderse las uñas. Aunque sepamos que queda antiestético, nos duelan los dedos
o incluso dejemos de hacer otras actividades por quitarnos el último pedacito
de uña… Lo seguimos haciendo.
Es necesario establecer cuál es el origen de
esta manía. La principal causa, según las investigaciones, es la ansiedad. Esto
significa que al comerse las uñas, la mente encuentra una vía de escape para
los problemas, las preocupaciones o los sentimientos negativos.
Los cuadros de angustia y de estrés suelen
ser también otras de las razones por las que una persona se muerde las uñas.
Con el paso del tiempo este hábito pasa a ser como un “tic nervioso”,
incontrolable y cotidiano.
¿Cómo
dejar de comerse las uñas?
Para abandonar esta manía muchas mujeres
tienen en cuenta la estética. En el caso de los hombres puede ser un poco más
complicado, pero no imposible.
Quizás hayas probado esmaltes con sabor
amargo, vendarte las uñas o incluso “pagar” una multa poniendo monedas en un
frasco cada vez que te descubrías mordiéndote los dedos…
Sin embargo muchas veces necesitamos de otro
tipo de “incentivos” para poder dejar un mal hábito (como ocurre también con
fumar o beber alcohol): saber qué problemas ocasiona.
El hecho de comerse las uñas afecta tanto su
crecimiento como su estructura al generar microrroturas en las diferentes
capas. Por eso crecen de forma desigual y no cubren toda la superficie del
dedo.
¿Qué
efecto tiene morderse las uñas?
Dentro de las consecuencias de tener este
hábito podemos diferenciar dos grandes grupos: físicos y psicológicos o
emocionales.
En cualquier caso, vale la pena tenerlos en
cuenta si queremos dejar de comernos las uñas o si buscamos más razones para
hacer el esfuerzo e intentarlo una vez más:
Falta
de crecimiento
Cuando la uña es mordida hasta lo más
profundo tarda mucho en volver a crecer y, si lo hace, será de forma
inadecuada. Esto, por ejemplo, provoca que los dedos no se vean bien y afecten
la belleza de las manos.
Dolores
Al querer tomar algún objeto, abrir un
envoltorio, usar herramientas, escribir en el ordenador o en el móvil el dolor
es insoportable. No podemos realizar nuestras actividades cotidianas de manera
eficaz ya que el simple contacto de los dedos con cualquier material nos
paraliza.
Enfermedades
bacterianas
Las uñas son un sitio “ideal” para que
proliferen bacterias de todo tipo debido a que los dedos están constantemente
manipulando objetos que pueden estar contaminados o sucios.
Entre las especies más “populares” que se
desarrollan debajo de las uñas están la Salmonella y la E. Coli (ambas
transmitidas por alimentos crudos).
Cuando nos llevamos los dedos a la boca
automáticamente estos microorganismos pasan a las mucosas y, desde allí,
directos al interior de nuestro cuerpo, donde causan estragos.
No obstante, para algunos médicos aquellos
que se muerden las uñas tienen el sistema inmune más fuerte debido, justamente,
al ingreso de estas bacterias: el organismo ha sabido defenderse de ellas y ya
no enferma.
Problemas
dentales
Los dientes frontales son los que mayormente
“se encargan” de morder las uñas. Esto aumenta el desgaste en los bordes de las
piezas dentales y, además, aumenta la sensibilidad oral debido a que se va perdiendo
el esmalte que las recubre.
Como si fuera poco, nuestro hábito también
puede provocar maloclusión dental (mal alineamiento) y problemas para masticar
o incluso dormir si la boca no cierra completamente.
Factores
emocionales
Uno de los típicos hábitos de los que se
comen las uñas es ocultar sus manos. Más allá de las cuestiones de la moda, lo
cierto es que a nadie le gusta que le vean las uñas mordidas o partidas.
Entre las consecuencias psicológicas de esta
manía encontramos vergüenza, baja autoestima, frustración y tristeza.
A su vez, ocasiona problemas sociales, sobre
todo en las mujeres, quienes prefieren dejar de ver a sus amigas o conocidas
por no seguir los cánones de belleza estipulados.
Aunque pueda sonar extraño, esta manía causa
dolores en las cervicales y la mandíbula debido al esfuerzo que deben hacer los
músculos para quitar los fragmentos de uña.
Enfermedades infecciosas
Cuando te muerdes las uñas eres más
vulnerable a sufrir una enfermedad llamada paroniquia. Se trata de una
infección en los dedos que provoca hinchazón, enrojecimiento y producción de
pus.
Se desarrolla cuando ingresan bacterias en
las fisuras o desgarros de la piel (que son más habituales por estar en
contacto con la saliva).
Los hongos también pueden ser frecuentes
cuando la carne de los dedos está “al aire libre” y sin la protección de la
uña.
Fuente: Mejor con Salud
Junio/15/2016
www.libertadguerrero.net
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