EL
VOYERISTA
❍ La
toma de Chilpancingo ¿Estrategia fallida?
[Por Alfredo Guzmán]
Todo evento, toda
acción, tiene un propósito. Los actos ocurridos en la semana que terminó, como
el supuesto ataque o balacera en Acapulco el pasado domingo y la toma de
Chilpancingo, por transportistas de la sierra de Guerrero, principalmente fue
para mostrar el músculo; y mandar mensajes de poder al gobierno estatal y
federal.
Ambas acciones, fueron actos
premeditados y armados con fines diferentes, pero en busca de llamar la
atención y establecer una manifestación ostentosa de un poder.
“El ataque” a dos bases de policía, con
el resultado de un policía herido y 4 atacantes detenidos, luego de una
balacera que duró casi dos horas, buscó un efecto mediático. Se utilizó a las
redes sociales, para magnificar una balacera, donde no hubo ningún enfrentamiento.
Sólo simulación. ¿Con qué intención, aún no lo sé?, pero lo puedo intuir.
Negociar.
En el segundo evento, donde cientos de
transportistas de la sierra de Guerrero llegaron a Chilpancingo, con un amparo
ligado a un poder financiero. Tomaron la ciudad, bloquearon las arterias
principales y paralizaron el peaje de la autopista del Sol, que cruza la
capital del estado y hasta ahí dejaron conocer sus demandas.
Querían sentar al gobernador y no
platicarían con nadie más.
Mantuvieron sus acciones por 10 horas,
deteniendo el tráfico vehicular de la autopista del Sol.
Resultado de ambas acciones. Zozobra,
temor y desequilibrios emocionales sociales y parálisis informativo de los
gobiernos en turno.
Ambas acciones fueron de un alto
arrojo, que tuvieron su efecto, en una sociedad paralizada por el miedo, en
donde su día a día, asoma la zozobra y el terror.
Lo lograron. Paralizaron Acapulco, toda
la semana. Ya empieza a entrar en la normalidad.
En Chilpancingo, también pararon la
ciudad, pero con la detención de 73 ciudadanos serranos, quienes ahora tienen
proceso legal y su líder huyendo, aunque retuvieron a 12 policías, perdieron el
rumbo de sus acciones.
La fuerza mostrada en ambos casos,
establece que la estrategia fue mal diseñada y que con todo el poder mostrado,
el resultado es negativo.
En Acapulco, calentaron la plaza y en
Chilpancingo, quemaron sus naves y difícilmente podrán recuperarse.
Lo más negativo, para quienes
realizaron estas acciones, es que quedaron evidenciados, salieron a la luz los
personajes que hicieron esto posible y desde ahora el gobierno del estado y
federal, sabe quiénes son, qué buscan y qué podrá otorgar. Normalmente en el
juego de la política, se mueven piezas, pero sin liberar el fondo del asunto.
En Acapulco, hubo reclamos por la detención
de un liderazgo en Baja California y en Chilpancingo, reclaman que no dañen los
plantíos de amapola, demandan más concesiones de combis y quieren una
secretaría de la Sierra. Nada de ello, podrán obtener, de mantener su actitud
beligerante y provocadora.
Por lo pronto, el gobierno del estado,
con el apoyo del gobierno federal mantiene su fuerza y poder.
Sin duda, Acapulco, es más grande que
sus problemas. Y en la próxima semana se podrá medir, el tema, por lo del 5 de
mayo (puente). En Chilpancingo, las negociaciones inician, pero serán con
desventaja para los serranos.
Y como siempre. Yo estoy con el estado
de Guerrero. En espera de que nos vaya bien a todos en Acapulco y en el estado
de Guerrero.
[Usted acaba de leer un artículo de
opinión cuyo contenido refleja el punto de vista del autor.]
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