PLAN
B
❍ Jóvenes
violadores
[Por Lydia Cacho]
Una oleada de
denuncias por violencia sexual contra niñas y adolescentes ha llamado la
atención de los medios. El caso más notable es el de Daphne en Veracruz. Cuatro
jóvenes apodados “Los Porkys”, hijos de hombres vinculados a las élites
locales, violaron a Daphne.
Inicialmente la familia decidió no
denunciar, seguros de que su hija pasaría un infierno de revictimización en el
sistema judicial (no se equivocaron), pero los padres –por ignorancia– no
buscaron a alguna organización civil especializada en atender a víctimas de
violación para darles contención y llevar un proceso protegido.
Lo que el padre hizo, con las pocas herramientas
que los hombres tienen para enfrentar la violación de sus hijas, fue intentar
una mediación imposible.
Lo guió la desesperación, creyó,
basándose en los códigos masculinos tradicionales, que los padres de los
jóvenes violadores serían capaces de reparar la honra de su hija abusada
reconociendo el delito y pidiendo perdón vía un video.
El honor y la honra son elementos
históricamente presentes en los casos de violación; los padres sienten que
ellos han sido traicionados por otros hombres, que “se metieron” con la joven
equivocada.
Como pudimos comprobar al ver los
videos en que los jóvenes reconocen haber cometido el delito, el padre de la
víctima también fue victimizado por los familiares de los abusadores. Sus hijos
dijeron que “no sabían lo que hacían”, siguiendo un guión.
No es de sorprender que el padre de
Daphne no quedara satisfecho con este teatro de mediación y terminara por
evidenciar lo que vivió como una traición a su propia honra. En un país sin
justicia, la venganza y el escarmiento se convierten en la salida de los
poderosos y en el drama de las víctimas.
La violencia sexual no es un acto
erótico, sino un ejercicio de poder violento que utiliza el cuerpo como
instrumento de imposición y sometimiento. La violación no se comete por
casualidad, es un acto voluntario que requiere de planeación, estrategia y,
como en este caso, el rapto de la víctima.
Los violadores y las autoridades
culpabilizan a la víctima, confunden el derecho de ellas a vestirse y actuar de
cierta forma con una provocación que les exime de toda responsabilidad. La
evidencia y los testigos demuestran que Daphne dice la verdad, pero la justicia
le negó ese reconocimiento.
La violación no es un atentado contra
la honra de un padre, es un acto delictivo de violencia y control grave que,
además, conlleva la humillación de la víctima a través de imágenes publicadas
en redes sociales.
Las familias de los agresores les han
protegido con todo su poder, y por su cercanía con el fiscal general Luis Ángel
Bravo decidieron hacer una guerra sucia contra la familia de Daphne.
Este caso revela el machismo
recalcitrante que justifica la violación, la indefensión de las víctimas, la
colusión de padres y servidores públicos, y la ausencia de instituciones
especializadas en atención a víctimas de violencia sexual.
Esa atención de expertas hubiese
ayudado a Daphne y a sus padres a enfrentar el delito desde el primer día, pues
toda la familia debe comprender cómo enfrentar el problema de forma integral.
Según ONU-Mujeres, cada 18 segundos una
mujer es violada. Su hermana, su hija, usted, su prima, la vecina, alumna o
madre. Tres mujeres por minuto viven violencia sexual. Ciento ochenta mujeres
cada hora son violadas en alguna casa, calle, oficina; en una playa, en un
auto.
Cuatro mil 320 hijas, hermanas, madres,
niñas, abuelas son violadas diariamente. Treinta mil 240 mujeres cada semana
sabrán lo que significa la violación. Ciento veinte mil 960 mujeres son
violadas cada mes en su patria. Un millón 451 mil 520 mujeres cada año
comienzan la ruta de la supervivencia para aprender a vivir después de haber
sido víctimas de violencia sexual.
Si esos números no nos hacen entender
que estamos frente a un sexismo criminal que exige justicia y educación contra el
machismo abusivo, nada lo hará.
Para pedir asesoría por violación,
contacte a la Asociación para el Desarrollo Integral de Personas Violadas
(Adivac) http://adivac.org/index.php. Teléfonos 5682 7969/5547 8639.
*Plan b es una columna cuyo nombre se inspira
en la creencia de que siempre hay otra manera de ver las cosas y otros temas
que muy probablemente el discurso tradicional, o el Plan A, no cubrirá.
[Usted acaba de leer un artículo de
opinión cuyo contenido refleja el punto de vista del autor.]
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