ACAPULCO ► Este viernes por la mañana Nestora Salgado
García, comandante de la Policía Comunitaria de Olinalá, quedará en libertad,
confirmaron esta noche varias fuentes ligadas con el proceso que se le sigue a
la guerrerense, como es el caso de la Asociación Civil Defensa Estratégica en
Derechos Humanos”.
Salgado García saldrá del penal de Tepepan en
la Ciudad de México, luego de que los jueces desestimaron tres cargos por
diversos delitos, entre éstos el de secuestro, que le imputaba la Fiscalía
General del Estado (FGE).
El Centro Agustín Pro de Derechos Humanos
también consignó que Nestora fue absuelta de los delitos que se le imputaban.
El lunes 7 de marzo pasado, tres jueces de
Tlapa ordenaron la inmediata liberación de la comunitaria, tras resolver que no
está acreditada la existencia de los secuestros que se le imputaron hace más de
dos años; sin embargo, en esa ocasión no pudo abandonar el penal femenil de
Tepepan porque la Fiscalía General de esa entidad le notificó en ese mismo
momento que enfrenta tres nuevas órdenes de aprehensión por delitos graves.
La comandante fue detenida el 21 de agosto de
2013 en un operativo de la Armada, el Ejército y la Policía del Estado de
Guerrero. La mayor parte de su reclusión la pasó en un penal de máxima
seguridad en el estado de Nayarit.
El Juzgado Penal 67 de la Ciudad de México
dictó el auto de formal libertad a Nestora Salgado, comandante de la Policía
Comunitaria de Olinalá. El auto se dictó por los últimos tres procesos
iniciados en su contra, que responden a secuestro, robo y privación ilegal de
la libertad y homicidio, acusaciones de la FGE.
La detención de Salgado García sucedió el 21
de agosto de 2013. Fue recluida primero en el Penal de Alta Seguridad de Tepic,
Nayarit, para posteriormente ser trasladada a la Torre Médica del Penal Femenil
de Tepepan, derivado de cambios en su salud, producto de una huelga de hambre
que mantuvo.
Es posible que Nestora, ya en libertad, haga
declaraciones a la prensa en la Ciudad de México, a partir del mediodía de este
viernes, en Serapio Rendón 57-B, Col. San Rafael, México, D.F.
La
historia
Durante 10 meses Nestora Salgado García
caminó a lado de la población indígena y comandó la Policía Comunitaria (PC) de
Olinalá, un poblado enclavado en La Montaña guerrerense, donde como muchas
otras mujeres ejerció su derecho a defender los derechos de las demás personas.
En menos de un año, la activista trabajó por
la seguridad de su pueblo, bajó el número de secuestros, el robo de ganado y
los asesinatos, y además implantó un sistema de reeducación para quienes
delinquieran, un trabajo que le valió ser aprehendida y encarcelada
arbitrariamente.
Después de pasar dos años y medio en prisión,
finalmente este viernes 18 de marzo la ex comandanta podría ser liberada tras
el fallo de los juzgados de Tlapa, Huamuxtitlán y Ayutla, todos en Guerrero, en
caso de que no encuentren pruebas para condenarla a prisión por los supuestos
delitos de robo de armas, secuestro y homicidio.
Líder en una policía integrada en su mayoría
por varones, Nestora apostó por la autoorganización para que sus hijas y nietos
no vivieran en medio de la violencia y, así como otras mujeres guerrerenses, se
dedicó a la defensa de los Derechos Humanos (DH), como ella misma ha contado en
sus cartas escritas desde el encierro.
Su lucha se hizo visible el 27 de octubre de
2012 cuando Olinalá atendió el llamado de repicar las campanas de su iglesia,
para convocar a una asamblea en la plaza pública. Aquel día, la gente
conmocionada se preguntó qué hacer ante el reciente asesinato de un joven de la
comunidad.
Clara en sus ideales, la activista tomó el
micrófono y dio respuestas; su primer llamado fue a la unidad. Esa fecha nació
el Concejo Social Olinalteco que organizaría la PC, de la que luego ella fue
electa coordinadora. Así se hizo comandanta.
Nestora surgió como líder en Guerrero, estado
cuna de organizaciones magisteriales, campesinas y guerrilleras, y donde los
pueblos indígenas, que congregan a unas 600 mil personas, se han volcado en una
defensa permanente de sus derechos.
Semillero de dirigentes comunitarias, en
Guerrero se han desarrollado las luchas de mujeres que defienden su tierra y
territorio, que denuncian los abusos militares, que promueven los derechos
sexuales y reproductivos, o que simplemente pugnan por condiciones de vida
digna para los pueblos indígenas.
Allí están Felicitas Martínez Solano, quien
dirigiera la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias-Policía
Comunitaria (CRAC-PC), y Obtilia Eugenio Manuel, presidenta de la Organización
del Pueblo Indígena Tlapaneco (OPIM).
También están Matilde Pérez Romero,
integrante del Centro Regional de Defensa de Derechos Humanos José María
Morelos y Pavón, en Chilapa de Álvarez; Hermelinda Tiburcio Cayetano,
integrante de Kinal Antzetik –grupo defensor de los derechos sexuales y reproductivos
de las mujeres–; y Silvia Castillo Salgado, directora del Instituto Guerrerense
de Derechos Humanos.
Aunque cada una trabaja desde diversas
temáticas, cualquiera podría correr la misma suerte de Nestora. Y como muestra,
las amenazas que han vivido.
Obtilia Eugenio recibió medidas de protección
de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en 2005, y desde abril
de 2009 de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CoIDH) ante las
amenazas de muerte por denunciar violaciones sexuales de parte de militares.
Otras defensoras han corrido con peor suerte.
Eva Alarcón Ortiz, coordinadora de la Organización de Campesinos Ecologistas de
la Sierra de Petatlán y Coyuca de Catalán (OCESP) fue desaparecida el 8 de
diciembre de 2011, y desde entonces nada se sabe de su paradero.
Casos igual de impunes son los asesinatos de
Rocío Mesino Mesino, dirigente de la Organización Campesina de la Sierra del
Sur (OCSS), ultimada en 2013. Desde entonces su hermana Norma, quien decidió
continuar su activismo, tiene medidas de protección ante las amenazas que
enfrenta.
Con su hija de apenas tres años de edad,
Nestora emigró a Estados Unidos cuando tenía 19. En Washington trabajó de
pastelera, mesera y en labores de limpieza. Más de 10 años después regresó a su
estado natal, una entidad ya marcada por la militarización y el crimen
organizado.
Para ella no era normal la inseguridad y
mucho menos la pobreza tan cerca de su pueblo, y es que Cochoapa el Grande y
Metlatónoc son los dos municipios guerrerenses con mayor pobreza extrema en
México, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo
Social (Coneval).
Con todo y que sólo estudió la secundaria, la
capacidad de Nestora para proponer soluciones la hizo una líder nata hasta que
la tarde del miércoles 21 de agosto de 2013 fue detenida sin orden de
aprehensión por un megaoperativo de la Marina y la Secretaría de la Defensa
Nacional, acusada de secuestrar a los reos que delinquieron en su comunidad.
Desde entonces, Nestora ha visto pasar tres
administraciones estatales: la del entonces gobernador que renunció, Ángel
Aguirre; la del gobernador interino, Rogelio Ortega; y ahora la del mandatario
local electo, Héctor Astudillo, mientras que las policías comunitarias
siguieron trabajando por las comunidades indígenas.
Ingresada primero en un penal de máxima
seguridad en Tepic, capital de Nayarit, y luego en la Torre Médica del
reclusorio de Tepepan, al sur de la Ciudad de México, Nestora podría regresar
nuevamente a Olinalá para seguir defendiendo a su gente. (Con información de IRZA y CIMAC)
Por Staff de Redacción
Marzo/17/2016
www.libertadguerrero.net
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