ESTRICTAMENTE
PERSONAL
❍ Censura en Periscope
[Por Raymundo Riva Palacio]
Por alguna extraña
razón, en los rincones de las cavernícolas mentes de algunos distinguidos
miembros de la clase política mexicana, existe la disposición para censurar las
redes sociales. Lo detonó Periscope –una herramienta para transmitir audio y
video en tiempo real- por parte de un funcionario en la Ciudad de México que la
usó para denunciar socialmente a un empresario cuyos escoltas estaban violando
la ley. Sus guardias blancas lo insultaron y golpearon, pero la consecuencia no
fue una acción legal en contra de los guardaespaldas y su patrón, sino la
discusión si Periscope podía ser utilizado en ese tipo de situaciones. ¡Vaya
discusión bizantina! En lugar de la sanción moral contra los atacantes del
funcionario, mejor se pusieron a analizar cómo censurar las redes sociales.
La discusión sobre la vulnerabilidad de
la libertad de expresión nunca tomó cuerpo, pero las tentaciones autoritarias
volaron -incluso con la certeza de quien esto escribe que muchas de estas almas
retrógradas ni siquiera se percatan de los peligros-, que llevó a un grupo de
legisladores del PAN a preparar una iniciativa de ley para la regulación de
Periscope, y a la afirmación del Presidente del Instituto de Acceso a la
Información del Distrito Federal, de que tiene que haber un protocolo que
impida a los funcionarios usar en tiempo real esa herramienta. ¿Cuál es la
racional de tales lances de creatividad gorila? A saber, salvo que no se debe
olvidar que el camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones.
Existe una profunda confusión sobre el
concepto de libertad y las libertades, así como de las responsabilidades
públicas y sociales. Hace algunos años hubo grandes manifestaciones en Nápoles,
donde la camorra protestaba abiertamente contra la policía italiana por renovar
su flota de lanchas, por lo que la velocidad de las nuevas naves les impedía
seguir contrabandeando. En estos días, la discusión sobre cómo impedir que los
funcionarios públicos utilicen Periscope, se asemeja a aquél episodio en las
cosas del Mediterráneo, salvo que allá la policía ignoró a los mafiosos y la
prensa los denunció, mientras que aquí los políticos quieren sancionar a los
políticos, la prensa mantiene una distancia irresponsable, y la sociedad se
regodea escatológicamente en las redes sociales. Deben pensar que la censura se
puede acotar, sin entender que la larga lucha por las libertades trajo a muchos
hostigamientos y represalias. Debe condenarse a aquellos improvisados sin
conciencia ni memoria que vean en la regulación de Periscope la coronación de
su oportunismo efímero.
En un texto seminal para la Fundación
Heritage sobre la corrección política, que ahora nos empapa como la norma que
debe guiar nuestro futuro y llevarnos al destino añorado, el profesor de
Harvard, Harvey Mansfield, escribió en j1991: “La libertad de expresión es algo
necesariamente asociada con la razón; es ofrecer una opinión que contiene una
razón. Cuando se da una razón, se establecen puntos en común para convencer o
persuadir a alguien. No es una imposición. Por tanto, la libertad de expresión
posibilita un gobierno democrático”.
El alegato de la clase política para
regular Periscope, es que no afecta a la sociedad en su conjunto, sino que
busca únicamente regular su uso para los funcionarios públicos. ¿Qué significa
eso? Que no abusen, argumentan, como si no existieran disposiciones legales que
permiten enfrentar ese tipo de excesos. En cambio, nadie se acordó que el
funcionario de la Delegación Miguel Hidalgo atrapó en su dispositivo y mostró
en tiempo real sus violaciones a la ley, fue agredido por cínicos que,
atrapados en sus fechorías, se quejaron que les habían violado sus derechos. La
clase política, ignorando concepto y definición de lo que es público y lo que
es privado, respaldaron a los delincuentes y castigaron a quienes descubrieron
métodos de inhibición contra delincuentes.
Vergüenza debía darles a quienes han
tomado la iniciativa de censurar Periscope, y abrirle la puerta a los demonios
autoritarios que merodean desde hace unos meses como buitres sobre la sociedad
mexicana.
Periscope es parte de las herramientas
que las nuevas tecnologías han puesto a disposición de la gente. Se le llaman
medios sociales, que han democratizado el contenido y empoderado a una sociedad
para la recolección, diseminación y consumo de la información, así como en la
forma de crear y compartirla para que otros interactúen y participen. Los
medios sociales rompieron con la verticalidad de quienes detentaban el control
de la información y la volvieron horizontal y transversal. Se acabó el
monopolio del acopio, filtro, proceso y distribución de contenidos para
llevarla al terreno del acceso de todos en la forma, tiempo y espacio que lo
desee.
Es cierto que hay abusos en las redes
sociales, y que muchas veces el discurso del odio predomina en las discusiones.
Pero como el Presidente Thomas Jefferson, uno de los padres fundadores de
Estados Unidos escribió en 1787, es mejor enfrentar los abusos de la prensa,
sus mentiras y sus groseros chismes que pueden engañar y confundir a la gente,
que vivir sin acceso a un mercado de ideas. No se puede permitir que una clase
política pigmea cierre las puertas de la libertad y que coloque a México en el
mismo nivel que Venezuela, Cuba, Corea del Norte, China o Turquía, por mencionar
sólo algunos de los compañeros de viaje con los que estos políticos confundidos
nos quieren meter en la cama.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
twitter: @rivapa
[Usted acaba de leer un artículo de
opinión cuyo contenido refleja el punto de vista del autor.]
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