CIUDAD DE MÉXICO ► A lo largo de 180 millones de años el cromosoma Y ha
sufrido un proceso degenerativo; ahora sólo conserva el dos por ciento de los
genes que originalmente tenía.
Para entender su pérdida de información
genética, Diego Cortez, del Centro de Ciencias Genómicas (CCG) de la UNAM,
analizó la evolución de los genes del sistema sexual en 15 especies de
mamíferos como los primates, roedores, elefantes, marsupiales y monotremas
(ornitorrinco y equidna).
Su investigación reveló que esta degeneración
no es exclusiva de una especie en particular; además, encontró que el gen
implicado en la determinación del sexo masculino es el mismo en todos los
mamíferos machos estudiados, excepto los monotremas, que tienen otro sistema
sexual.
Degeneración del Y
La recombinación entre cromosomas homólogos
(X y Y) repara errores que pueden provocar mutaciones. Al ser un gen específico
e indispensable SRY (sex-determining region Y, gen de determinación sexual),
gran parte del cromosoma Y fue aislado de dicho proceso para evitar su pérdida;
al no corregirse, el cromosoma Y redujo su información genética y acumuló secuencias
repetidas, comúnmente conocidas como ADN egoísta.
Cortez aseguró que en estudios recientes se
ha descubierto una correlación significativa entre cromosomas degenerados y la
muerte temprana de los individuos adultos que los portan.
“Podríamos decir que los cromosomas que
tienen ADN altamente repetido, como el Y (>90 por ciento), a la larga tienen
un impacto en la esperanza de vida”. También se identificó que los hombres
fumadores pierden más fácilmente su cromosoma Y en edades adultas”.
El universitario busca comprender si esta
pérdida de los cromosomas degenerados se presenta también en otras especies,
por lo que amplió su análisis a reptiles y otros mamíferos.
“Si es una cuestión global uno puede predecir
en qué momento desaparecerá el cromosoma Y; en caso contrario, podría asociarse
con factores ecológicos independientes”.
Algunas especies de roedores ya no cuentan
con este cromosoma; sin embargo, han desarrollado mecanismos compensatorios
para determinar a sus machos, resaltó.
SRY: el gen específico
Cuando el óvulo y el espermatozoide se unen
para formar una célula nueva, ésta debe contener 46 cromosomas: 23 de la madre
y 23 del padre. El último par es el que determinará el sexo del embrión: las
mujeres poseen un genotipo XX, mientras que los hombres XY.
Hasta la sexta semana, la fase embrionaria
depende del cromosoma X, aunque en la concepción el genotipo sea XY, así que
podemos decir que durante nuestras primeras semanas de desarrollo todos somos
mujeres.
Para estimular el desarrollo del individuo
masculino, debe expresarse el gen SRY y cumplir una doble función: inhibir la
formación de ovarios y activar la cadena de determinación de la gónoda
masculina (testículos). Las hormonas expresadas por las gónadas diferenciadas
(e.g. testosterona) moldean el resto del cuerpo.
En casos extraordinarios, “cuando el genotipo
es XY y este gen no se expresa, la función del cromosoma X seguirá su curso,
por lo que se producirá un ser genotípicamente hombre y fenotípicamente mujer”,
concluyó.
Fuente: Agencias
Febrero/29/2016
www.libertadguerrero.net
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