ENTRESEMANA
❍ Mentiras
de Gallo
[Por Moisés Sánchez Limón]
En la Cámara Mexicana de la Industria de la
Construcción (CMIC) corre el reloj rumbo a la elección de su Presidencia
nacional. Gustavo Arballo Luján, busca un segundo periodo al frente de esta
organización que cuenta con una importante membresía, alrededor de once mil
empresarios del ramo de la construcción.
Bien. Hace unos días, Arballo declaró que,
junto con su equipo, “trabajamos en función de un proyecto a tres años y apenas
vamos por el segundo. Se tiene el apoyo de 95 por ciento de las delegaciones de
la CMIC en los estados de la República para el proceso del 4 de marzo, y eso da
tranquilidad a la Presidencia de la Cámara para seguir trabajando en las
gestiones, representaciones y defensa de los intereses de los constructores
organizados hasta el 2017”.
En efecto, esta organización se ha
caracterizado por la unidad gremial y, sin complicaciones, ha sido
interlocutora con el sector público. No recuerdo un escándalo en su seno y
mucho menos diferendos que le hayan restado autoridad moral para opinar respecto
de asuntos de carácter nacional.
Pero, el poder es el poder y peor cuando
aparecen iluminados como usted sabe quién, que se creen dueños de la verdad y
de fórmulas del nuevo universo, componedores de todo y de nada, estos que se
inventan crisis y andan por ahí vendiendo espejitos. Lo peor es que hay quienes
les creen.
Déjeme le platico. Resulta que, como dicta el
librito, en este caso la Ley de Cámaras Industriales y en apego a lo previsto
en los estatutos de la CMIC, debe celebrarse la elección de Presidente cada
año. En este 2016 la elección es el
próximo 4 de marzo, como le refería. Arballo tiene un programa de tres años,
reitero, y legalmente está en posibilidad de buscar un periodo más al frente de
la organización.
Todo caminaba a punto de turrón, cuando
apareció Francisco Javier Gallo Palmer, quien hasta antes de arrancar campaña
en pos de la presidencia nacional de la CMIC se desempeñaba al frente de este
organismo en su delegación Michoacán, de donde es originario y, por supuesto,
tiene un buen número de simpatizantes. Pero la CMIC es nacional y trasciende a
lo doméstico por cuanto a influencia, interlocución y propuestas.
Bueno. Acorde con las prácticas democráticas,
no tendría nada de raro que el señor Gallo Palmer se lanzara al ruedo y
mostrara sus credenciales con la integración de una planilla en la que figuran
ex dirigentes de la CMIC y miembros de la actual directiva.
Así, en la primera semana del mes en curso,
Francisco Javier Gallo Palmer emprendió la cruzada nacional en busca de la
Presidencia Nacional de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción.
Pero arrancó mal, con un discurso nada incluyente y mucho menos de respeto a sí
mismo como miembro del actual equipo directivo; incluso descalificándose como
dirigente que fue de la organización en Michoacán.
¿Dónde andarán sus asesores? Su ausencia, si
es que los tiene, derivó en dislates verbales como eso de que fortalecerá a las
delegaciones de la CMIC y generará una verdadera democracia en este sector para
dar valor al socio y las empresas afiliadas. En pocas palabras, Gallo se dio un
tiro en el pie porque, de acuerdo con su mensaje, él es producto de un proceso
falto de democracia y dirigente de una delegación débil.
Y, bueno, con perogrulladas como esa de que
la industria de la construcción es el motor de otras 35 áreas industriales y
que la CMIC tiene en el olvido por más de 60 años a los constructores, es
decir, desde que nació impulsada por los constructores olvidó a los
constructores. ¡Sopas!
También invoca alcanzar la unidad gremial,
pero invita a la división de los empresarios de la industria de la construcción
porque se asume dueño de la verdad.
El caso es que, me cuentan, el alejamiento de
Gallo Palmer del organismo gremial ha sido de tal naturaleza que desconoce el
trabajo realizado. Alguien --¿sus asesores?—debe decirle que los informes de
labores son para leerse y analizarse, para evitar la pena ajena cuando le digan
que sus propuestas, de plano, son inviables por una sencilla razón: las ha
hecho el actual dirigente nacional del CMIC con su equipo.
Y es que, propone a los electores que si
votan por él hará lo que ya hizo el actual presidente de la CMIC. Imaginemos:
“¡Ustedes voten por mí, que yo me cuelgo los logros de Gustavo Arballo Luján!”
Otro resbalón, muestra de que Gallo Palmer
solo quiere el poder por el poder mismo, es el hecho que ni las cuentas de
Mipymes le salen. ¿Por qué? Simple: un día dice que son 97 por ciento de los
socios de la cámara y al otro resulta que son 87 por ciento. Así, ¿cómo
convencerá a los casi 11 mil empresarios del sector para que le den su voto?
Urge, me comentan miembros de la CMIC, que
alguien le explique a Gallo Palmer el trabajo de la CMIC, para que no se la
pase dando palos de ciego al decir que va a recuperar la Cámara, que va a tocar
puertas que ya fueron abiertas. ¿Por qué no lo asesoran integrantes de su
planilla que son expresidentes de algunas delegaciones?
El michoacano habla de inequidad y quiere dar
atole con el dedo a los constructores del país al presentar como propuestas
suyas lo que son logros de la actual administración. ¿Piensa que los socios de
las delegaciones están desinformados como él y no conocen los avances de la
CMIC?
Hay otras perlas que muestran a Gallo en el
plano de las mentiras piadosas para ganar votos. Quiere ser el nuevo
conquistador que lleva espejitos y cuentas a sus anfitriones para canjearlos
por votos.
En el extremo, quiere ser émulo de Vicente
Fox cuando gobernador de Guanajuato, porque plantea estar por lo menos una
semana en cada una de las 43 delegaciones, de forma tal que las otras nueve
semanas --descontando periodos vacacionales--, las dedicará a atender asuntos
en las oficinas de la CMIC. Sería un presidente de celular y de larga
distancia.
Es larga la lista de desatinos y evidencias
de ambición de poder. Para concluir, a reserva de ampliar en otra entrega, hay
una grave contradicción en la oferta de Gallo. Se pronuncia por evitar la
corrupción y luego la valida. Hay que evitar, dice, “obras con sobrecosto por
encima de lo normal”, o sea: señoras y señores, seamos medio corruptos. ¿Habrá
quién votará por él? Sin duda, en plural, los habrá. Allá ellos porque,
recuerde usted, paráfrasis de la máxima: no tiene la culpa el presidente, sino el que votó por
él. Digo.
MIÉRCOLES. Por cierto, ¡vaya zarandeada de
Manlio al Peje! En Villahermosa, Tabasco, ayer le plantearon al dirigente
nacional del PRI:
--Hay señalamientos de que esta elección de
Centro está pactada, López Obrador hizo señalamientos en ese sentido, de que
hay un pacto a nivel nacional para que se pierda la elección en Centro.
--La verdad –respondió Manlio Fabio
Beltrones-- es que me llama la atención la manera como viene Andrés Manuel
López Obrador a su tierra a echarle mentiras a los tabasqueños, esto se puede
convertir en un problema siquiátrico, por lo mitómano que resulta. Conste.
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Vanguardia Digital
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