CIUDAD DE MÉXICO ► La medida se ejecuta de facto en la Cámara de
Diputados. Si alguien llega con una bolsa que contenga vestimenta indígena,
ésta es retenida y se requiere permiso especial para que ingrese al recinto
legislativo. Si se presentan bolsas con camisas de vestir, esas podrán pasar
sin problema.
Este es, también de
facto, el Código 25 para un asunto indígena en la Cámara.
No hay nada en la
reglamentación básica del recinto; al parecer en 2006 se intentó incluir la
ropa indígena (denominada como “trajes típicos”) entre los objetos de manejo
especial marcados en los lineamientos de seguridad y protección civil; pero hoy
parece tratarse más de un uso y costumbre que de algo claramente formalizado.
Consultas entre el
personal de seguridad no conduce a nada. Nadie parece recordar por qué se
separan los paquetes de ropa de los pueblos indígenas nacionales de aquella
otra, que a falta de otro nombre, podríamos denominar “de oficina”.
No se trata de que esté
mal vista la ropa indígena en el recinto legislativo de San Lázaro. Muchos
empleados la visten: cortes tradicionales, holgados, o actualizaciones. Un
huipil de Xochistlahuaca o Tlacoachistlahuaca, Guerrero, luce espléndido en
una mujer que apoya las labores de los
diputados de Oaxaca.
El problema está en algún
punto ciego de los procedimientos de seguridad. Resulta una mera especulación
–tampoco hay nada escrito- lo que algunos comentan como explicación: la
restricción nació tratando de evitar la venta al interior de la Cámara. Tampoco
nadie explica por qué se asumiría, en esta hipótesis, que unas camisas de
vestir, chamarras o unos Armani estarían exentos de comercialización.
El personal de seguridad
responde, cuando se le pide una explicación, que ese procedimiento es el
establecido. Cordiales, rehúyen los por qués.
–¿Por qué no pasan
normal?
–Por ser traje típico.
–¿Y …?
–Normatividad de aquí.
El jueves 22 de octubre
varios bultos con vestimenta indígena son detenidos en las puertas de acceso.
Ese es un día tranquilo en las entradas a San Lázaro. Los guardias pueden
platicar, relajados, con los visitantes de Oaxaca que se extrañan por la negativa
a que algunas vestimentas indígenas empacadas entren si no hay un permiso
espacial.
Mochilas y otras bolsas
están exentas de este proceder puntilloso. Al final las bolsas pesan con una
petición simple del diputado visitado al área de seguridad.
Toda vez que la
normatividad disponible públicamente no señala nada, parece necesario asegurar
que no se trata de una confusión de un día.
Una semana después se
realiza una visita al diputado mazateco de Oaxaca, Rafael Álvaro Rubio.
En una bolsa plástica de
supermercado se lleva un huipil mazateco y uno triqui. En otra bolsa similar,
se acomodan varias camisas de vestir. Ambas bolsas reciben una inspección
detallada. Los huipiles son retenidos. Las camisas de vestir pasan.
El personal de seguridad
de la Cámara de Diputados es muy amable aun en un día en el que se aglutinan
infinidad de personas que intentan llegar a las oficinas de los diputados.
Muchos de ellos están arreglando anexos técnicos de contrataciones
administrativas y el plazo para terminar el proceso se les acaba.
La presión sobre el
personal de seguridad es fuerte. En la fila, algunos visitantes optan por
mentir en lugar de hacer fila: “Venimos formados, pero nos dijeron que
esperáramos aquí a lado”, dice un hombre de traje azul que conduce a otros dos.
En tanto, ambas bolsa de
ropa, una indígena y la otra con camisas, llegan a la inspección.
“¿25?”, pregunta uno de
ellos mientras levanta la bolsa de huipiles. Recibe la afirmativa, la bolsa de
huipiles queda retenida y, el guardia, con suma amabilidad, pide al interesado
que uno de los colaboradores del diputado se encargue gestionar el ingreso:
–¿A dónde se dirige?
–A ver al diputado Rafael
Álvaro Rubio.
–Un favor, necesito que
baje un empleado del diputado para autorizar el ingreso; son trajes típicos y necesitan
autorización.
–¿Y las camisas?
–Esas sí pasan.
Una etiqueta es colocada
en la bolsa, se inscriben datos para su recuperación y se brinda al visitante
otros más para que el personal del diputado pueda conseguir la autorización de
ingreso.
El Código 25 de facto
para asuntos indígenas ha sido ejecutado nuevamente. La bolsa queda retenida y
expuesta en el área interna de las casetas de seguridad.
Consultas para detectar
la normatividad escrita de estos procedimientos no logran su objetivo. El
paquete de normatividad administrativa, el vigente, no contiene nada al
respecto.
Hay especulaciones de
personal de diferentes áreas de apoyo administrativo a los diputados a Oaxaca
(algunos han realizado el procedimiento para solicitar e ingreso), pero ninguno
que pueda explicar el porqué.
Usos y costumbres,
parece.
Cuando se dice a uno de
los allegados de Álvaro Rubio que la ropa de su tierra requiere de gestiones
especiales para permitir su paso al recinto legislativo, esto a diferencia de
la ropa de oficina, mueve la cabeza, incrédulo.
Por Arturo Ramos Ortiz | La Crónica
Octubre/29/2015
www.libertadguerrero.net
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