Entresemana
• Que
tres años no es nada
[ Por Moisés Sánchez Limón ]
Veamos. Ricardo Monreal Ávila es practicante
de la impunidad verbal. Obsesivo en el manejo de cifras y datos que asegura son
reales, lo evidencian en la praxis de echar a andar una mentira con la
pretensión de hacerla verdad; su verdad por supuesto.
“Tú sabes, Adela, soy un político honesto”,
dijo en aquella entrevista vísperas de la jornada comicial del pasado domingo y
la señora Micha no le recordó el cúmulo de propiedades que le documentaron en
medios impresos y se retomaron en los electrónicos y las redes sociales, que no
se entienden adquiridas con los salarios de Monreal y de su esposa juntos.
Por eso es Ricky Ricón que se junta con los
pobres y les miente y convence de que es parte de ellos, como hijo del pueblo
que se hizo de dineros merced a su trabajo. Las sorpresas del domingo último de
elecciones no son --como dice en su columna en Milenio—que Morena y El
Bronco hayan salvado de la intrascendencia y el hastío al pasado proceso
electoral.
Tampoco es cierto que Morena sea un partido
en construcción, porque desde hace rato él y quienes pertenecieron y crecieron
y prosperaron económicamente bajo la sombra del Partido de la Revolución
Democrática, ya había socavado al perredismo y poco a poco se llevaron
estructuras y dineros para apisonar el alumbramiento de Morena.
Primero se fue Andrés Manuel López Obrador,
con la verborrea despectiva contra el partido que lo encumbró cuando decidió
abandonar al PRI que no lo hizo gobernador de Tabasco. Luego se fueron otros
personajes como Martí Batres Guadarrama, quien presume de honestidad valiente
como su jefe, mas acusa amnesia selectiva y no recuerda su paso como
coordinador de los diputados federales perredistas, a quienes escamoteó
recursos y los endosó a su cuenta personal, hasta que le exigieron devolver la lana.
Y, bueno, de Martí –hoy dizque dirigente de
Morena-- hay evidencia de, incluso, la sociedad perversa que tejió con Felipe
Calderón y la entonces presidenta camaral Beatriz Paredes Rangel, para
desaparecer la Junta de Apoyo Administrativo de la LVIII Legislatura federal y,
con ello, hicieron mutis en la rendición de cuentas, especialmente en el pago
millonario del mantenimiento, remodelación y adecuación del edificio “E” del
Palacio Legislativo de San Lázaro.
No son hermanas de la caridad estos políticos
que crecieron en las organizaciones creadas por Manuel Camacho Solís ni
filántropos de la política. Todos, absolutamente todos aquellos que hoy son
morenistas distinguidos, se encumbraron como perredistas y, en este proceso del
gatopardismo en el cambio de siglas, a partir del momento en que rindan
protesta estarán afinando y aceitando –valga el reiterado pleonasmo—a esa
estructura de la que se servirán Andrés Manuel y Ricardo Monreal para hacer
campaña en este tramo de tres años, uno en el tercer intento por ganar la
Presidencia de la República y, el otro, ganar la jefatura de Gobierno del
Distrito Federal.
¿Morena es un Partido en construcción?
¡Patrañas! Este partido tiene una estructura que se hizo en el PRD, que conoce
de las mañas del PRD, que sabe cómo administrar los recursos públicos para la
hacienda propia, como lo han hecho estos perredistas que se quedaron en el PRD
y los que se fueron a Morena.
Pero, bueno, la versión de Ricky Ricón es que
Morena fue la sorpresa del domingo y él se prepara sin rubor para asumir la
jefatura delegacional en Cuauhtémoc. Y digo sin rubor porque Ricardo está
convencido de lo que dice, ofrece, defiende e impulsa, lección básica de quien
suele recurrir a la demagogia: primero debe estar convencido de lo que dice para
convencer.
Pero a partir del momento en que rinda
protesta como jefe delegacional y emprenda la campaña de tres años para hacer
realidad su sueño de ser jefe de Gobierno del Distrito Federal, sus mensajes ya
no serán en tribuna ni en las cómodas conferencias de prensa que, en la Cámara
de Diputados, tendieron a ser un monólogo toda vez que pocos reporteros osaban
escucharlo en sus disertaciones.
No, se enfrentará a una sociedad dividida.
Porque Ricky Ricón ganó con la estructura del PRD que se convenció de seguir a
López Obrador en esta aventura de conseguir la Presidencia de la República y
por eso votó por el zacatecano. Seguridad, servicios, combate a la trata y los
giros negros, son parte de la agenda que tendrá que enfrentar y resolver si
quiere tener el voto para buscar, dentro de tres años, la jefatura de gobierno
del que, si no hay más inconvenientes legislativos, será de la Ciudad de
México, reconocida como el estado 32 de la Federación.
Porque no es lo mismo echar rollo en una
columna como opinador y asegurar impunemente que sin Morena, el PRD habría
perdido frente al PAN y el PRI, que demostrarlo con elementos de sustento.
Hortensia Aragón, diputada perredista del
Congreso de Chihuahua y, en su momento, severa crítica de Martí Batres como
diputada federal, tiene más certeza en lo que dice: “los pocos votos que
tuvieron los partidos de izquierda se debe a la división que se dio entre ellos
mismos como grupos políticos ya que la suma del PRD y Morena dan como resultado
los que antes de la separación tenía el PRD”.
¿Morena Partido en construcción? Entonces, de
dónde tantos recursos, de dónde la dieta para que López Obrador y Ricky Ricón
no coman en las fondas de la colonia Morelos.
Asegura Hortensia Aragón –quien coordina al
bloque de izquierda en el congreso chihuahuense, es decir, a los diputados del
PRD, del PT y de Movimiento Ciudadano—que la reducción de votos a estos
partidos y Morena ya se anticipaba por la separación misma de la militancia de
izquierda.
“Era evidente –aseguró en entrevista a medios
de Chihuahua-- que la ruptura en el PRD y de Morena iba dividir al electorado
que compartíamos, eso es normal a nivel nacional se refleja igual, el
porcentaje el PRD más el porcentaje de Morena es el porcentaje que siempre
hemos tenido, el electorado dijo tengo una opción y eso lo que voy a mostrar”.
Por eso, que no nos venga Ricky Ricón con el
cuento de que Morena es un partido salido de las entrañas de la democracia e
inquietud de los prohombres que se asumen de izquierda.
Con 18 diputados locales, en la ALDF, tal vez
33 diputados federales y cinco de 16 delegaciones en el Distrito Federal,
Morena tiene un basamento multimillonario del que hacer uso clientelar para
catapultar a las candidaturas de Ricardo Monreal Ricky Ricón y Andrés Manuel
López Obrador, en una campaña de tres años, que tres años no es nada, en la
paráfrasis del tango que da pauta a veinte años.
Los cinco jefes delegacionales de filiación
morenista –reporta El Universal—dispondrán de la friolera de ocho mil millones
de pesos como presupuesto. ¿Un pellizco para tareas de campaña en el ejercicio
cínico del uso de recursos públicos para El Peje y Ricky Ricón? ¿A poco no?
Digo.
MIÉRCOLES. Contrariado –encabronado dicen
en mi pueblo--, Carlos Navarrete aseguró: “El PRD no está en una catástrofe, suena bonito mediáticamente pero
les tengo una mala noticia a quienes nos andan enterrando, el PRD es la
principal fuerza de la izquierda por decisión de los electores: 4 millones de
mexicanas y mexicanos votaron PRD en todo el territorio nacional”. Conste.
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