PUEBLA ► Los últimos 20 minutos de gloria. El dulce
sabor de retirarse con un trofeo en las manos.Cuauhtémoc Blanco ha entrado
de cambio, al ’70, para redondear la fiesta del Puebla, en una noche
memorable, en la que un contundente 4-2 sobre Chivas le permite
conquistar la Copa MX.
Las Finales,
por definición, se juegan con elementos extra. Ingredientes que no siempre
aparecen, con los que un equipo aspira a llevarse el trofeo. En el caso del
Guadalajara, ocurre lo contrario: juega con menos de lo habitual. El primer
tiempo es un desastre. No muestra, si quiera, los principios básicas que le han
permitido llegar hasta el duelo definitivo.
Puebla, en
cambio, entiende desde el silbatazo inicial que cuando un título está en
disputa, se lucha a muerte. Se olvida, por una noche, que el descenso le
acecha. Se concentra, únicamente, en dar una alegría a su afición, que es
minoría en el Estadio Universitario de la BUAP.
Guadalajara,
simplemente, no existe. La Franja sí. Matías Alustiza patea una pelota parada.
El centro es pasado. Antonio Rodríguez, el portero que perdió la titularidad en
la Liga, pero que en Copa MX había sido confiable, falla en la peor hora. Se
queda atorado a medio camino. No sale a cortar el servicio. Tampoco permanece
en el arco.
A segundo
poste, Michael Orozco se eleva. Gana la posición a la zaga rojiblanca. Con un
testarazo, mete la redonda al corazón del área. Facundo Erpen conecta de cabeza
y manda la redonda a las redes. Gol del cuadro local, apenas al minuto 7, ante
una mortal displicencia rojiblanca.
Y cuando en
juego está un título, sea el que sea, todo puede permitirse menos la
indiferencia. Chivas, en el lapso inicial, peca de eso. Así, Puebla es amo y
señor. Alustiza vuelve loca a la zaga rojiblanca y al ’11, con un disparo raso
y potente, se queda cerca del segundo cuando el esférico se escurre por un
costado.
Al ’14, pelota
filtrada para el propio Alustiza, que define con clase, por encima del arquero,
pero la redonda, caprichosa, pasa a centímetros del poste. Cuatro minutos
después, nueva falla de la defensa en tiro de esquina, que permite a Facundo
Erpen levantarse sin marca para cabecear picado. “Toño” Rodríguez se tiende y
ataja abajo. El Rebaño Sagrado no aparece en el campo.
Puebla es
ampliamente superior. Sólo falta reflejarlo con mayor amplitud en el marcador.
Tiro libre por el costado derecho. Patea Francisco Torres. La defensa de Chivas
es un fantasma. Luis Gabriel Rey se levanta. Remata sólido, de cabeza. Las
redes se estremecen por segunda vez en la noche. Gol de La Franja. El 2-0, al
’25. Guadalajara está en la lona. Indefenso. Incapaz. Inexistente.
La reacción
rojiblanca, si acaso se le puede llamar así, es obra del pundonor de un solo
hombre, no del desempeño de un equipo que no funciona como tal. Aldo de Nigris
recibe en la orilla del área grande. Se da la vuelta. Remata potente, con
pierna derecha y el arquero Fabián Villaseñor saca a tiro de esquina, al ’28.
Eso es todo para la visita en el primer lapso.
Los locales,
en cambio, todavía coquetean con la posibilidad de incrementar la ventaja:
primero, Luis Noriega encara a Rodríguez, se tarda en definir y permite que el
portero achique para taparle el remate (’44) y enseguida, Alustiza, la
pesadilla del Guadalajara, toca suave la redonda, como crack, para tirar un
globito que resulta dramáticamente desviado (’45).
En la segunda
parte, José Manuel de la Torre intenta hacer algo diferente. El técnico del
Rebaño Sagrado ha viajado con 29 integrantes del plantel, pero al final ha
decidido respetar la titularidad a la mayoría de quienes disputaron los
anteriores encuentros de Copa MX. Le han fallado. Es claro. Van al campo Jesús
Sánchez y Marco Fabián. Chivas cambia un poco.
Pero no es su
futbol lo que abre la puerta de la reacción. A veces, la fortuna juega un papel
importante en este deporte. Aldo de Nigris, desde el costado izquierdo, manda
un servicio elevado al área. Facundo Erpen salta para despejar. No lo hace. El
esférico se escurre por el área. Se le pasa también al arquero Villalpando.
Termina, sin esperarlo, en las redes. Gol del Guadalajara, al ’54.
El Rebaño
Sagrado tiene vida. No ha hecho demasiado por respirar. Pero en sus pulmones
hay de nuevo oxígeno. Así es el futbol. El momento no puede ser mejor. Apenas
han transcurrido uso segundos cuando Marco Fabián cobra un tiro de esquina.
Otra vez la diosa fortuna. Tras un rebote, el balón le queda en a De Nigris. El
delantero regiomontano patea con furia, al fondo. Chivas empata 2-2, al ’55.
Ahora sí, hay
Final. Dos equipos luchan por el título. Hay ida y vuelta. Pero a los
visitantes les dura poco el gusto. Kristian Álvarez comete una mano dentro del
área. El árbitro Luis Enrique Santander no duda. Señala el manchón. Matías
Alustiza toma la redonda. Remata con potencia. “Toño” Rodríguez adivina la
trayectoria pero no alcanza. Gol del Puebla. El 3-2 de un emocionante
encuentro, al ’59.
Con
Guadalajara entregado al frente, en busca de la igualada, aparecen los espacios
largos. El pelotazo a Matías Alustiza le queda a la pierna derecha. En teoría,
la menos hábil. Entra al área con marca de Miguel Ponce. El atacante hace lo
esperado: se acomoda a su mejor perfil, el izquierdo. Pero luego, como crack,
lo inesperado: recorta hacia afuera. Deja al “Pocho” tendido en el césped y
saca un derechazo cruzado que supera a Rodríguez, para el 4-2, al ’67.
La fiesta se
desata en el Estadio Universitario de la BUAP. La gente de Puebla, que es
minoría en la cancha, se escucha como nunca. Aliento nacido del corazón para un
equipo que lucha por mantenerse en Primera División, pero que esta noche
acaricia un título de Copa MX, frente a uno de los grandes del futbol mexicano.
Para redondear
la algarabía, ingresa Cuauhtémoc Blanco al ’70, por Luis Gabriel Rey. La última
vez que el de Tepito pisará una cancha de manera profesional. Enseguida, se
dedicará a una carrera política, como candidato a la alcaldía de Cuernavaca. Es
recibido con una ovación. Son los minutos finales de una brillante trayectoria.
Chivas tiene
un aliento extra. Se resiste a morir. Un cabezazo de Maco Fabián se estrella en
el travesaño, al ’75. Poco después, un servicio del mismo futbolista es cortado
con la mano por Francisco Torres. El abanderado le señala al árbitro la
existencia de la pena máxima. Aldo de Nigris pide el esférico. Es la
oportunidad de meter al conjunto tapatío en el partido, en la recta final.
Patea de derecha, desviado del arco. Error fatal, al ’85.
Los
visitantes, que no ganan la Copa desde la temporada 1969-1970, están
liquidados. Al ’87, se quedan con un hombre menos, cuando Hedgardo Marín recibe
su segunda tarjeta amarilla. Asunto terminado. El alumbrado se apaga por unos
minutos, antes del silbatazo y vuelve sólo para que los últimos instantes se
diluyan.
Hay fiesta en
Puebla. Amargura en el Guadalajara. Cuauhtémoc Blanco se despide del futbol
profesional con un título más. La Franja es campeón de la Copa MX. Y el Rebaño
ha olvidado esta noche, durante grandes lapsos, lo sagrado de su historia. En
una Final, que se disputa con más, ha jugado con menos. A los segundos lugares
nadie los recuerda.
Fuente: El Universal
Abril/21/2015
www.libertadguerrero.net
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