CIUDAD DE MÉXICO ► “Yo aprendí hace muchos años que la vida consiste
en elegir entre indignos e indignados, y yo estoy siempre con los indignados”,
dijo en una entrevista Eduardo Galeano (1940-2015). Esa voz crítica y rebelde
con compromiso social hacia los indígenas y desposeídos, contra el
neoliberalismo y que pugnó por no olvidar la historia dolorosa y de desigualdad
en América Latina, se apagó ayer a los 74 años de edad.
El fallecimiento del autor de Las venas abiertas de América Latina fue ayer por la mañana en Montevideo, capital de Uruguay, como consecuencia del cáncer de pulmón que padecía y por lo cual se encontraba internado desde la semana pasada en una clínica. Sus restos mortales serán velados hoy en el Salón de los Pasos Perdidos del Parlamento.
Por medio del titular de Economía y Finanzas, Danilo Astori, que hizo de portavoz tras el Consejo de Ministros de ayer, dijo que el Gobierno uruguayo manifestó su “condolencia” y “dolor” por el fallecimiento de “este gran compatriota”.
HISTORIA. Nacido en 1940, Eduardo Galeano se formó como uno de los intelectuales de izquierda latinoamericana más destacados, con libros como Las venas abiertas de América Latina o su trilogía Memoria del fuego.
En estas obras, como en el grueso de su producción literaria, el escritor buscó contar la historia de América Latina desde un punto de vista crítico, al tratar los saqueos de las colonias imperiales.
Pero también su obra se nutre de haber padecido el golpe de Estado en Uruguay en 1973, cuando fue encarcelado y obligado al exilio en Argentina. Sus obras fueron censuradas por el poder militar. En el destierro fundó la revista cultural Crisis, editada entre 1973 y 1976, donde a través de 40 números abordó la discusión entre imperialismo y descolonización, dictadura y democracia, con motivo del golpe de Estado en Chile, la revolución de los claveles en Portugal o la revolución de Velasco Alvarado en Perú.
Fue uno de los primeros en apoyar al EZLN en México, mientras que las revueltas populares en Oriente Medio y el norte de África le parecieron un “fuego hermoso” y se mostró feliz con el movimiento de los indignados en España, que definió como una “pura vitamina de esperanza”, porque demostraba que “todo puede cambiar”.
Pero sobre todo respaldó la llegada de la izquierda a los gobiernos de América Latina, un proceso de cambio que definió como “profundo”, “diverso” y “hermoso”, pero a la vez “bastante incomprensibles para el norte del mundo”.
Su rebeldía abarcaba no solo a la política. El futbol, una de las pasiones del escritor. Era seguidor del Nacional de Montevideo y admirador del futbolista argentino Lionel Messi, del Barcelona el único jugador que le hacía “soñar y amar”.
RECUERDO. En Uruguay y Latinoamérica, escritores, mandatarios y ciudadanos expresaron sus condolencias por la pérdida del autor de Memoria del fuego.
“¡Las venas de AL (América Latina) están abiertas por tu partida, querido Eduardo!”, escribió el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, en un mensaje de Twitter en el que le calificó de “gran maestro” y “amigo”.
Por su parte, la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, dijo que se trata de una “gran pérdida” para los que luchan por “una América Latina más inclusiva, justa y solidaria”.
Para el ex presidente uruguayo José Mujica (2010-2015), Galeano, a quien veía regularmente, fue un hombre “intelectualmente brillante” que se hizo a sí mismo y que tras su fallecimiento va a reverdecer “en el canto protestador de las nuevas generaciones cada vez que reclamen ante la injusticia y el dolor”.
Mientras la escritora Elena Poniatowska dijo que Galeano recopiló en su obra una historia de América Latina “comprensible y estremecedora”, para la brasileña Nélida Piñón es un “grande” cuya literatura desprende una “gran seducción verbal”.
“A través de la crónica periodística e histórica, Eduardo Galeano recontó la historia de América Latina de una manera muy ingeniosa y significativa, al ser él mismo sobreviviente de dictaduras militares, como el golpe de Estado en Uruguay”, apunta Juan Domingo Argüelles.
Fue un escritor político, añade, pero que supo establecer una correspondencia entre la historia y la literatura a través sus conocimientos de política y sociología, plasmados de sus libros Memoria del fuego, su trilogía y de los títulos más leídos.
Fuente: Agencias
Abril/14/2015
www.libertadguerrero.net
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