ESTRICTAMENTE PERSONAL
• El Suspendan
las elecciones
[
Por Raymundo Riva Palacio ]
La turbulencia social y política en Guerrero
lleva a una conclusión: hay que suspender las elecciones estatales el 7 de
junio. No hay condiciones para realizarlas, ni en la logística electoral, ni de
seguridad para los candidatos. Está ausente un clima de estabilidad que permita
que los órganos electorales hagan su trabajo, y el encono es galopante. Los
climas de inestabilidad, como el de Guerrero, invitan a la violencia. Ya está
ahí con la mirada puesta en las elecciones de verano. Este miércoles encontraron
sin vida a Aidé Nava González, precandidata del PRD a la alcaldía de
Ahuacuotzingo, que fue secuestrada el lunes cuando realizaba una reunión de
precampaña.
Asesinatos políticos y vinculación de
políticos con el crimen organizado han marcado el último año en Guerrero. La
falta de una acción decisiva y terminante en contra de los caciques
relacionados a crímenes ha provocado la externalidad mortal que se vive en el
estado, y dejado a las autoridades electorales sin saber qué hacer. El
consejero presidente del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo Córdova, se
revuelve en contradicciones que lo dibujan atolondrado. El 12 de diciembre
pasado dijo que sí habría elecciones en Guerrero; el 16 de enero reconoció que
no había condiciones logísticas y de seguridad para celebrarlas; el 6 de
febrero dijo que siempre sí habría elecciones.
Eso no es posible. El reclutamiento que hizo
a finales de diciembre de funcionarios electorales fue un fracaso. En casi el
30% de los distritos, no consiguió funcionarios de casilla para la elección,
por lo que no se podrán instalar casillas ni urnas. La anulación de una
elección se produce cuando no se puede instalar el 20% de las casillas
electorales. Las autoridades electorales estiman que en dos de los ocho
distritos no podría haber elecciones hoy en día, y el miércoles la presidenta
del Consejo Distrital 7, Leonor Vélez, identificó a Chilpancingo y Tixtla como
los municipios sin posibilidades de tener elección.
Los dos municipios tuvieron una votación de
aproximadamente el 9% del total de votos en la anterior elección de gobernador,
pero Chilpancingo, que significa el 8% del voto estatal, junto con Acapulco,
que representa alrededor del 12% del total, son los municipios donde no se
pudieron reclutar funcionarios electorales. Son, asimismo, donde la disidencia
magisterial –la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación
Guerrerense- se moviliza y realiza actos de violencia para descarrilar la
elección, sin que haya autoridad federal o estatal -que es ornamental-, que la
frene.
Por el contrario. El gobernador interino Rogelio Ortega es un títere de las circunstancias, y el gobierno federal ha tirado millones de pesos para comprar permiso a la CETEG para realizar las elecciones. Para efectos prácticos, le dio financiamiento de facto para descarrilar la elección, porque lo único que lo impediría, hasta ahora, es que se derogue la Reforma Educativa. Héctor Duarte, un politólogo, reveló en la revista digital Paradigmas el 27 de febrero que la partida de sueldos a los maestros de Guerrero había alcanzado niveles superiores al 500% de los recursos que recauda el estado. “Los maestros… como otros grupos han asimilado que la movilización y las afectaciones a terceros son las mejores formas de obtener concesiones del gobierno y que la inconformidad que provoca una tragedia como la de Ayotzinapa puede ser utilizada para conseguir réditos políticos y económicos”, escribió.
La CETEG fue financiada y construida como
parte, uno supondría ante la falta de explicación racional en otro sentido, de
una estrategia del presidente Enrique Peña Nieto tras la detención de la líder
magisterial Elba Esther Gordillo. Pero la experiencia de sus dirigentes engulló
a los operadores políticos presidenciales y se convirtió en su Némesis.
Errores tácticos desmoronaron cualquier estrategia. No fue la única. Tras la
desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, no sólo la inacción del gobierno
federal agudizó el conflicto, sino la protección que durante casi un mes le dio
al entonces gobernador Ángel Heladio Aguirre.
Para cuando fue obligado a renunciar, ya no
tuvo efecto alguno. Su salida no resolvía los problemas en Guerrero, pero ante
el vacío de poder que generaba paradójicamente, su permanencia en el poder, se
habría impedido que los enemigos de Peña Nieto articularan la campaña de ingobernabilidad.
Hace un mes, el gobierno federal comenzó la persecución de Aguirre y detuvo a
familiares y empresarios cercanos por presuntos delitos de corrupción. Este
martes capturó a Víctor Aguirre Garzón, líder del Cártel Independiente de
Acapulco, a quien las autoridades federales identificaron, por primera vez,
como primo del gobernador. Es decir, le calientan el entorno a Aguirre, pero
aún no se atreven a tocarlo.
Ante el escenario
de la cancelación de las elecciones, tendría que haber dos caminos. Proceder
legalmente contra Aguirre – existe la documentación en la PGR-, y cancelar las
elecciones. El primer mensaje sería que nadie es impune, aún si es amigo del
presidente. El segundo desvincularía a Guerrero del resto de los procesos
electorales en el país y evitaría que los contamine. Se patearía la elección
para meses después y rompería el gobierno el chantaje al que lo trae sometido
la CETEG. Aguirre en la cárcel sería la señal a los políticos de que no más
Guerreros e Igualas toleradas.
Estas acciones radicales no resuelven los
problemas torales del estado, pero abren el espacio para buscar las soluciones
de fondo que ante la problemática coyuntural, se dejaron de lado.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
twitter: @rivapa
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