En
el Pico de Orizaba, la montaña más alta de México, ocurrió el hallazgo
realizado por un grupo de alpinistas; un sobreviviente de aquella misión relata cómo fueron sepultados por una avalancha de nieve
CIUDAD DE MÉXICO ► La montaña
más alta de México esconde una de esas historias de aventuras que
solo puede ofrecer el alpinismo. Hace más de medio siglo, siete hombres que
ascendían por la cara norte del Pico de Orizaba, a 5.300 metros de altura,
sufrieron una avalancha de nieve que sepultó a cuatro de ellos. Los cadáveres
nunca fueron recuperados. Esta semana, sin embargo, unos montañeros que
cruzaron esa zona encontraron dos cadáveres momificados que podrían ser de
aquellos que parecían devorados por la naturaleza. Las momias, según el equipo
de rescate, estaban entrelazadas en uno de los abrazos más largos conocidos: 56
años.
La montaña ha dado algunas de las
lecciones más edificantes que se conocen entre deportistas pero también ha
ofrecido las más mezquinas. La rivalidad entre escaladores gloriosos adquiere
tintes legendarios. Este caso no ha sido la excepción, ya que hay dos grupos
enfrentados por el hallazgo. Una expedición de la Ciudad de México encontró el
domingo la primera momia, por casualidad. Uno de los integrantes escalaba un
cráter cuando resbaló y cayó. En ese momento divisó lo que creyó un coco
sobresaliendo entre la nieve, un detalle tropical en medio del hielo. En
realidad era una calavera.
Los alpinistas dieron a conocer el
descubrimiento a través de las redes sociales y avisaron a la Cruz Roja.
La fotografía que tomaron, la de la momia boquiabierta con un brazo asomando,
se volvió viral. La noticia llegó a a oídos de Hilario Aguilar, de la
Asociación Mexicana de Alpinistas, quien de inmediato quiso ascender hasta el
lugar. Según cuenta Aguilar por teléfono, los colegas no le quisieron facilitar
las coordenadas exactas. Igualmente inició el jueves la subida al volcán,
ubicado entre los Estados de Puebla y Veracruz, y se topó con el cadáver.
Desenterrando con mucho cuidado en los alrededores, descubrió que había un
segundo cuerpo abrazo al primero. Los alpinistas encontraron también un jersey
rojo, una chaqueta y una mochila, restos de una expedición perdida en el
tiempo.
La idea de Aguilar y las autoridades
del pueblo más cercano, el municipio de Chalchicomula, es rescatar los cuerpos
la semana que viene, aunque puede que la maniobra deba posponerse por la
amenaza de un frente frío. Los primeros expedicionarios tenían otros planes.
Alberto Rangel ha contado a Efe que pretendían volver a la
cima este domingo con la intención de recuperar el cuerpo. El grupo quería
mantener en secreto el hallazgo por respeto a la víctima y a la familia. Su
idea era avisar al Instituto de Antropología e Historia de México (INAH),
pero la fotografía fue publicada en un grupo de escaladores en Facebook y
comenzó a difundirse. Rangel señala que pretendía evitar, “como está
sucediendo”, que escaladores "sin preparación" se hicieran cargo del
rescate.
Hay alguien que tiene una fotografía de
dos alpinistas vestidos con un jersey rojo. Los escaladores miran a la cámara,
orgullosos, incluso desafiantes, sabedores de que se enfrentan a algo tan
invencible como la naturaleza. Luis Espinoza guarda esa imagen como un tesoro.
Era uno de los siete hombres que el 2 de noviembre de 1959 ascendieron al pico
de Orizaba sin imaginar que la tragedia estaba a la vuelta de la esquina. Espinoza
recuerda, en el periódico El Universal, cómo aquel día Enrique
García, conocido como El Calavera, un joven de 17 años llamado Juan
Espinoza Camargo, Manuel Campos, El Indio Verde, y Alberto
Rodríguez quedaron sepultados bajo un alud que los sorprendió en un día claro,
soledado, sin amenaza de tormenta.
Espinoza, ahora con 78 años, cuenta que
al sentir la ola de nieve arrastrándole se acordó de la mujer a la que amaba,
Chela, con la que nunca llegaría a casarse. En ese momento la montaña estaba
dándole el beso de la muerte. Sin embargo, sobrevivió. Cuatro de sus compañeros
no lo consiguieron. Al descender, fue a darle la noticia al padre del Calavera.
El señor pensó de inmediato en el dolor que iba a sufrir su mujer. “Pobre
madre”. Casi una vida después, las momias de dos de los alpinistas han sido
encontradas, salvo que las pruebas de ADN digan lo contrario. Faltan dos
cuerpos más. La montaña todavía guarda sus secretos.
Por Juan Diego Quesada | El País
Marzo/07/2015
www.libertadguerrero.net
www.libertadguerrero.net
0 comments :
Publicar un comentario
Por favor, ingresa tu correo electrónico para poder contactarte posteriormente... Gracias por visitarnos.