El
cuerpo almacena las calorías del alcohol en forma de grasa, que es, sobre todo,
abdominal, en los hombres a partir de los 30 años y en las mujeres a partir de
los 40"
REPORTE ESPECIAL ► Tal vez usted sea una de esas personas
que ha decidido incorporarse al cada vez más numeroso colectivo de seguidores
de estilos de vida saludables. Puede que se haya autoconvencido del bienestar
que alcanzará esquivando hábitos tan poco convenientes como el sedentarismo,
fumar, beber alcohol o la comida rápida. A lo mejor su
médico ya le ha avisado de que sus costumbres le están pasando factura. Sea
cual sea el motivo de su decisión, las posibilidades de éxito serán mayores si
conoce cuál será la recompensa.
En esa nueva vida, el alcohol figura
entre los primeros candidatos a desaparecer, una pérdida que pronto notará,
porque las copas y las cañas provocan obesidad abdominal, y dejar de
beber favorece la pérdida de esa grasa. “El cuerpo almacena las calorías del
alcohol en forma de grasa, que es, sobre todo, visceral [en el abdomen] en los
hombres a partir de los 30 años, y en las mujeres a partir de los 40. Pero al
dejar de consumir alcohol, y con una dieta equilibrada y actividad física, se
puede perder hasta un kilo a la semana”, destaca el nutricionista Rubén Bravo,
del Instituto Médico Europeo de la Obesidad. "Es cierto que no todas las
bebidas contienen la misma cantidad de etanol ni poseen el mismo valor
nutricional, y mientras que el vino tinto y la cerveza pueden reportar algún
beneficio, las bebidas destiladas aportan muchas calorías muertas (entre 280 y
360 por copa)”, añade el experto.
El cerebro también responde
inmediatamente a la falta de alcohol y no hace falta ser un gran bebedor para
notarlo. El psiquiatra Gabriel Rubio, coordinador del programa de Problemas
Relacionados con el Consumo de Alcohol del Hospital 12 de Octubre, de
Madrid, explica: "Las personas que beben mucho durante el fin de semana,
aunque no lo hagan durante el resto de los días, los lunes y los martes se
encuentran lentas y con el ánimo bajo. Sin embargo, al mes de no tomar nada de
alcohol, admiten que mejora mucho su capacidad de atención y de concentración.
Además, la calidad del sueño también se restablece”.
La reacción del cerebro a la falta de
alcohol es diferente en las personas que los consumen diariamente (dos cervezas
las mujeres y cuatro los hombres, según indica Rubio). "Porque la bebida
diaria, y en cantidades importantes, activa los mecanismos de estrés de forma
que al suprimir la ingesta, el cerebro reacciona con el síndrome de abstinencia
y aparece irritabilidad, mala calidad de sueño y estado de ánimo bajo. Estos
síntomas pueden prolongarse hasta 45 días, aunque suelen desaparecer a las dos
semanas”.
Otros indicadores del impacto del
alcohol sobre el organismo son los aumentos de las cifras de transaminasas (que
revelan inflamación del hígado), del ácido úrico, del colesterol y de los
triglicéridos, y de la tensión arterial. El internista Nicolás García
González, de la Clínica Universitaria de Navarra, matiza que la susceptibilidad
al alcohol y sus efectos “depende de cada persona, del patrón de consumo y del
tipo de bebidas”. Pero, en líneas generales, los parámetros bioquímicos bajan
al suprimir el alcohol. "Y es probable que, tras un mes sin beber, muchos
de ellos se normalicen", cuenta.
En la línea del riesgo cardiovascular,
un trabajo de la Universidad de Rochester y publicado en la revista Atheroesclerosis concluye que este es menor en
consumidores moderados diarios (dos bebidas por jornada durante toda la semana)
que en los que se dan el atracón en el fin de semana (siete bebidas alcohólicas
en dos días). Por lo que si usted pertenece a este segundo grupo, sepa que los
beneficios para su corazón serán mayores si pasa un mes de privación.
El internista de la CUN también apunta
que los bebedores de cantidades importantes suelen tener ciertas carencias
nutricionales (porque el alcohol contribuye a la sensación de saciedad), sobre
todo de algunos aminoácidos esenciales y vitaminas de los grupos B, C y E, pero
“pronto se recuperan al interrumpir el consumo”.
"Por último, el consumo abusivo de
alcohol tiene un efecto negativo sobre la salud sexual”, afirma Ignacio
Moncada, responsable de Urología del Hospital Sanitas La Zarzuela. “En
bebedores crónicos, afecta a la conducción del impulso nervioso a través de los
nervios y produce una neuropatía que dificulta la erección. En las borracheras
(consumo agudo), el alcohol es un depresor del sistema nervioso central y
produce menos erección y menos respuesta sexual”. Sin embargo, este es otro
efecto que revierte la abstinencia. “Al mes de abandonar el consumo de alcohol,
hay una recuperación notable de la afectación neurológica (y también de las
alteraciones metabólicas que influyen en la respuesta sexual). Mejora la
capacidad”. Así, durante un mes, notará los beneficios, y aunque luego vuelva a
su consumo habitual, sepa que estos ayunos (alcohólicos) temporales (¿qué tal
un mes al año?) son micro-inversiones en su salud y bienestar.
Por Ángeles
Gómez López | El País
Marzo/07/2015
www.libertadguerrero.net
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