El orgasmo no es la meta, pues se
centra en disfrutar plenamente cada instante y lograr una relación que se
mantenga por varias horas…
REPORTE ESPECIAL ► El sexo tántrico es mucho más que la
penetración. Está basado en la idea de una conexión física y emocional, sobre
todo enérgica entre la pareja. Suele ser prolongado y utilizando varias posiciones sexuales para darle
variedad a las artes amatorias.
En el sexo tántrico el orgasmo no es la meta, pues se
centra en disfrutar plenamente cada instante y lograr una relación que se
mantenga por varias horas, pero siempre con la condición del éxtasis sexual en cada instante
del sexo.
Durante el sexo tántrico se varían las
posiciones, realizando posturas que mantengan las sensaciones explosivas,
inesperadas y profundas, con la finalidad de que el hombre tenga control sobre
el momento de eyaculación, para ampliar la duración de la relación sexual.
Una de las mejores posiciones es el misionero "tradicional"
que consiste en la mujer acostada sobre su espalda, con las piernas abiertas
sobre la cama, y el hombre sobre ella, apoyado sobre sus codos y rodillas para
moverse.
A partir de ahí, se pueden realizar
estas variaciones.
Variante 1
La mujer levanta sus piernas hasta
acercar sus rodillas a la altura de sus orejas. Se ayudará sosteniendo las
piernas con las manos. Con este movimiento la vulva se levanta, permitiendo que
la penetración sea mucho más profunda que en otras posiciones. Aunque no se
puede probar por mucho tiempo, la sensación vale la pena.
Variante 2
La mujer coloca sus piernas sobre los
hombros de la pareja. El hombre tendrá que sostenerse por sus manos, en vez de
sus codos, para mantener la estabilidad de la posición. Esta postura genera un
efecto de resorte que resulta excitante debido a la presión de la chica y la
contrapresión de él.
Variante 3
La mujer puede cruzar sus piernas
alrededor de las caderas del hombre, abrazándolo fuertemente con ellas. Durante
este movimiento pueden surgir maravillosas sensaciones, ya que la vagina se
acorta y el pene puede alcanzar las profundidades de la vagina, cerca del
cuello uterino.
Variante 4
La mujer puede cruzar sus tobillos
formando un cerrojo que la amarre al hombre. A la vez, lo abrazará a la altura
de la espalda. Este "doble cerrojo" generará una sensación de gran
cercanía, pero no podrá haber mucho movimiento de las pelvis. En este momento,
la mujer puede contraer repetidas veces sus músculos pélvicos, de manera que
masajee el pene con los músculos que rodean su vagina.
Variante 5
Ella cruza sus piernas a la altura de
sus rodillas y las coloca entre las piernas del hombre. Para intensificar las
sensaciones y el contacto, él envuelve a la mujer con sus piernas (desde
afuera) y luego coloca sus tobillos debajo de las piernas de ella. En esta
posición las paredes vaginales se estrechan por completo alrededor del pene.
Fuente:
sexo.about.com
Febrero/26/2015
www.libertadguerrero.net
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