- El Ejército vigila desde hace tres
semanas más de 100 escuelas de Acapulco
- 21 maestros fueron asesinados y 10
secuestrados en 2014, según autoridades educativas locales
- Las autoridades también planean
proteger las escuelas con muros y cámaras de vigilancia, afirman
ACAPULCO ► Pintura
blanca y fresca cubre las huellas de un incendio provocado por criminales en la
oficina de la directora de una escuela secundaria de un barrio de Acapulco, el
puerto mexicano donde la violencia del crimen organizado interrumpió las clases
por semanas.
Afuera, cuatro soldados resguardan la
puerta, blandiendo rifles de asalto tan grandes como los pequeños escolares a
los que protegen.
El Ejército llegó hace tres semanas a
más de 100 escuelas de la periferia de este puerto para frenar la irrupción de
asesinatos, secuestros y extorsiones contra profesores.
El despliegue de 1,000 soldados en
escuelas de estos barrios marginales de Acapulco fue la única manera de
convencer a los maestros de volver a los salones de clases, terminando con un
paro de dos meses que dejó desde noviembre a 31,000 estudiantes en sus casas.
"Nunca hemos pensando llegar a
este extremo, de estar trabajando con vigilancia o con militares", aseguró
María Inés Aparicio, directora de la Escuela Secundaria 100.
Parada al lado de quemados estantes de
libros, y mientras los niños aguardan la campana de la salida, la maestra
lamenta que seis estudiantes dejaran la escuela este año por miedo.
La escuela estaba vacía durante un paro
de profesores cuando fue blanco en diciembre de un asalto de hombres armados,
que quemaron la oficina de la directora, incineraron documentos, así como
computadoras y escritorios.
Los atacantes dejaron un siniestro
mensaje con una advertencia: "No cierren la escuela".
Aparicio dice desconocer por qué fue
quemada su oficina pero las autoridades acusan a pandillas de Acapulco de estar
detrás de ese incendio, y de al menos otros dos ataques para conseguir que los
maestros les paguen una cuota.
Fuerzas federales capturaron a
principios de febrero al presunto líder de una de las pandillas, Ronaldo
Mendoza Matilde, en Mexicali, una ciudad fronteriza con Estados Unidos. Tres de
sus cómplices fueron arrestados la semana pasada en Acapulco.
“Corrompen niños”
Ha sido un año duro para el profesorado
de Acapulco, con 21 docentes asesinados y cerca de 10 secuestrados en 2014,
señaló Alfredo Miranda, representante local del departamento de Educación del
conflictivo estado de Guerrero.
Miranda aseguró que los criminales
dejaron mensajes en escuelas demandando un pago sobre el bono de aguinaldo de
tres meses de salario, que los profesores reciben a finales de año.
"Es un hecho inédito en la
historia de mi país que militares cuiden las escuelas, pero no había otra
manera. Al crimen organizado lo teníamos dentro del salón de clases",
expresó Salvador Martínez Della Roca, secretario de Educación de Guerrero.
"Corrompen niños y a través de
ellos venden droga", asegura.
El secretario no da una fecha límite
para la presencia de los militares, y planea reforzar la seguridad con muros
alrededor de las escuelas, así como con cámaras de vigilancia y botones de
pánico para alertar a la policía.
Jesús, un estudiante de 16 años de la
secundaria 100, recuerda el pánico que se vivió en el aula el año pasado cuando
se escucharon disparos afuera.
"El maestro decía 'que se
calmen'", recuerda Jesús con sus audífonos saliendo del cuello de su
camisa. "Ahorita la situación ha mejorado, porque antes era crítica".
El maestro de ciencia Amalio Hernández
dijo que alguien que se hizo pasar el año pasado por un padre de familia se
dirigió a él afuera del salón y amenazó con secuestrarlo.
El temor continúa
Mientras el despliegue militar ha
traído tranquilidad a los maestros, padres y estudiantes, muchos piden también
mayor seguridad en sus vecindarios.
Ramiro Villa Salas, director de la
escuela técnica 79, cercana a la carretera que va al aeropuerto, dijo que tuvo
que cerrar después del 27 de noviembre, luego de que una auxiliar de
administración y su hija, de tres años, fueron secuestradas cuando caminaban de
regreso a casa, y luego liberadas.
La violencia en la zona provocó que 25
niños hayan sido llevados por sus padres a otras escuelas.
Otros maestros y padres están
preocupados de que la presencia del Ejército pueda atraer más problemas.
"Por una parte nos sentimos
tranquilos pero por otra parte nos sentimos a veces alarmados porque pueda
pasar algo porque estén ellos", dijo Hugo Estrada, un sastre cuya hija de
13 años estudia en la escuela secundaria Técnica 5, que sufrió otro incendio
provocado el año pasado.
Fuente:
AP
Febrero/22/2015
www.libertadguerrero.net
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