AYUTLA DE LOS LIBRES.- Como impulsado por un resorte, el gobernador Rogelio Ortega Martínez se puso de pie. Se le iluminó el rostro y bajó del presídium para sumarse a la cuenta, por los cuarenta y tres normalistas desaparecidos a la vez que se dirigía a los manifestantes que irrumpieron en un evento médico.
—No se burle señor gobernador —espetó uno de los líderes de la protesta cuando inesperadamente se paró frente a ellos el mandatario estatal.
—No me estoy burlando, me estoy sumando a su exigencia. Yo he marchado con ustedes y he tomado la palabra. ¿No se acuerdan que antes de ser gobernador estuve con ustedes en Tixtla? —atajó. “Para que haya paz en Guerrero primero debe de haber justicia”, enfatizó.
Acto seguido, el gobernador advirtió que muchos jóvenes antes de Ayotzinapa fueron desaparecidos por la delincuencia organizada y por la policía corrupta.
“Pero no hubo denuncia, había miedo, había terror, había pánico, pero se toparon con Ayotzinapa, pero (ahora) Ayotzinapa es un colectivo organizado de lucha y rebeldía. Y por eso ahora es un antes y un después en Guerrero. Por eso ahora esta movilizado el pueblo de Guerrero, el pueblo de México y tiene la solidaridad mundial”.
Ortega Martínez sentenció que “Ayotzinapa es el grito de hoy, y el grito de hoy quiere decir justicia, castigo a los culpables materiales e intelectuales del 26 y 27 de septiembre”.
Así recibió Rogelio Ortega al contingente encabezado por padres y familiares de los normalistas desparecidos, maestros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación (CETEG), policías comunitarios de la casa de Justicia del Paraíso e integrantes del Movimiento Popular Guerrerense (MPG).
—Maldito gobierno, queremos que nos entreguen vivos a nuestros estudiantes — gritaba insistentemente una mujer con rasgos indígenas, quien era identificada como maestra por los manifestantes.
Rogelio pedía calma a quienes interrumpieron un encuentro quirúrgico de ginecología-oncológica en la Unidad Médica Urbana del IMSS, localizada junto a la unidad deportiva de Ayutla de los Libres.
Y cuando el gobernador buscaba dialogar con los manifestantes que insistentemente pedían a gritos “justicia”, abandonaron presurosos el presidum José Luis Ávila Sánchez, delegado del Instituto Mexicano del Seguro Social, y Javier Saldaña Almazán, rector de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro), entre otros funcionarios.
De pronto, Ortega Martínez quedó solo frente a los inconformes, a quienes convocó a dialogar, no sin antes recordarles que públicamente ha solicitado un diálogo abierto y franco, de cara a la sociedad para atender sus demandas y emprender juntos la búsqueda de los desaparecidos y la demanda de justicia ante las autoridades federales.
Los familiares de los desaparecidos y los integrantes del MPG llegaron a la unidad deportiva al enterarse que estaría ahí el gobernador. Encontraron los tres accesos a la unidad deportiva que alberga la unidad médica del IMSS cerrados con cadena y candado.
Para ingresar forzaron una de las entradas donde solo había malla ciclónica y la zona estaba vigilada por policías municipales y unos 15 soldados del Ejército.
Cuando lograron ingresar a la unidad deportiva, un representante del gobernador se acercó a ellos y les ofreció que se atendería a una comisión, pero le dijeron que ellos no iban en comisión sino que iban todos y llegaron hasta el presídium, colocaron la manta y gritaron consignas.
Como nunca antes había ocurrido con un gobernador ante una inconformidad social, Rogelio decidió dar la cara y se dirigió a los inconformes a quienes pidió que le permitieran acompañarlos en su movimiento, y reiteró su propuesta hecha en ocasiones anteriores, que el nuevo gobierno que encabeza dispondrá de los recursos económicos y humanos necesarios hasta localizar a los 43 jóvenes en calidad de desaparecidos.
“Yo fui una de los desaparecidos y encerados en una cárcel clandestina. Sé del dolor que sienten los padres porque mi madre sufrió mi ausencia”, recordó el gobernador, quien en su época de estudiante, allá por los años 60, fue incomunicado por el gobierno y liberado gracias a que su madre reclamó públicamente al entonces gobernador del estado, Rubén Figueroa Figueroa.
El próximo jueves 11 de diciembre, tendremos diálogo con los familiares de los normalistas desaparecidos, en Ayutla. http://t.co/OFUFVno8MC
— Rogelio Ortega (@GobOrtega) diciembre 6, 2014
Rogelio insistió en que él, como luchador social e hijo de una maestra rural ganadora de una medalla Altamirano por dedicar su vida a la educación, al igual que otros tres familiares, entiende el sentir, rabia y enojo de quienes reclaman el regreso con vida de los jóvenes que estudiaban para convertirse en maestros.
Como gobernador y hombre comprometió, recalcó al contingente “vamos a hacer justicia, esto no va a quedar impune, confíen en su gobernador, aquí está comprometida la palabra de Rogelio Ortega, aquí nos vemos el jueves a las 10 de la mañana, tienen mi solidaridad, aquí se las dejo”.
—No venimos a que nos cuentes tu historia de vida —le reclamó otro de los líderes de la protesta, actos seguido tomó la portada del periódico El Sur, para reclamarle la insensibilidad humana del presidente Enrique Peña Nieto quien pedía resignación a los familiares de los desaparecidos, en un intento por darle carpetazo al caso.
“Esto que dice Peña Nieto no tiene nombre, esto va a calentar a la gente, ya está calentando a los padres de familia, están muy molestos”, dijo otros de los oradores.
A su vez, la misma persona que para entonces ya se había descubierto el rostro, le reclamó a Ortega que no tenía porqué prometerle a Peña Nieto que entregaría buenos resultados como gobernador, cuando “los resultados deberían prometérselos al pueblo”, dijo.
Asentó con la cabeza Ortega, quien a pie firme aguataba los reclamos. Así transcurrieron casi dos horas, entre los oradores figuraron dos madres de familia, una de ellas que no sabía hablar en español y fue asistida por otra mujer para traducir el mensaje que el gobernador escuchó inicialmente en mixteco.
Durante el mitin los integrantes del MPG gritaron consignas: “!Si no hay solución habrá revolución¡”, “!vivos se los llevaron vivos los queremos¡”, “!ni olvido ni perdón¡”, “!justicia pero con hechos no con palabras!”, “¡Ayotzi vive la lucha sigue¡”.
También hubo empujones y reclamos entre los propios inconformes, cuando algunos pedían apoyos económicos y que no desapareciera el programa Oportunidades —hoy Prospera—, otros la libertad de presos políticos, unos más reclamaban fertilizante, otros la pavimentación de sus calles, hasta que uno de los dirigentes advirtió que primero tenían que exigir búsqueda y localización de los estudiantes desaparecidos.
¡Fuera, fuera!, gritaban al unísono al momento que eran obligados a retirarse del primer círculo del área donde Rogelio Ortega escuchaba las demandas de familiares, maestros y policías comunitarios. Estos últimos exigían el retiro inmediato de los retenes militares en inmediaciones del municipio de Ayutla de los Libres.
Ortega Martínez tomó la palabra nuevamente para recordarles que ha sido respetuoso de sus movilizaciones, así como de las manifestaciones de los profesores de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación (CETEG) y otras organizaciones, que tienen la misma exigencia.
Y en respuesta a otros reclamos de los manifestantes, el gobernador les aseguró que ningún programa del gobierno federal ni estatal puede ser negado.
El gobernador aceptó marchar con ellos como muestra de voluntad y así sellar su compromiso de acudir el jueves 11 de diciembre, a las 10 de la mañana, al zócalo de Ayutla para establecer una mesa de diálogo.
Entre otros puntos acordados, destaca la petición que el gobernador hará a mandos militares para el retiro de los retenes en las inmediaciones de Ayutla, así como la atención de la demanda social por parte de dependencias y organismos estatales para superar los rezagos y mejorar la calidad de vida de los habitantes.
Inmediatamente después inició la marcha. Rogelio Ortega y familiares de normalistas sostenían una manta que rezaba "Ayutla de los Libres" ¡Ayotzinapa Somos Todos! Debajo de la leyenda cuatro fotografías de alumnos originarios de esta localidad de la Costa Chica y que rubricaba: "Vivos de los llevaron, vivos los queremos".
A la caminata, en la que participaron unas doscientas personas, se integraron la secretaria de Asuntos Indígenas, Marta Sánchez Néstor; los perredistas Juan García Costilla y Oscar Chávez que aparecieron inesperadamente minutos antes de iniciar la marcha, así como Agustina García de Jesús, esposa de Arturo Campos Hernández, líder de la casa de justicia en la comunidad indígena de "El Paraíso" de la CRAC, quien se encuentra preso.
Durante la caminata hubo quienes celebraban vía telefónica que mantenían retenido al gobernador y que lo obligaron a marchar con ellos hasta el zócalo, donde lo retendrían hasta que fueran entregados los 43 normalistas.
Se registró también un conato entre los mismos manifestantes, cuando los más civilizados exigían calma a un grupo de encapuchados que insultaban a ciudadanos que encontraban a su paso, por mostrar simpatía hacia el gobernador Rogelio Ortega.
Al concluir la marcha por la carretera federal y las principales vialidades de la ciudad, Rogelio Ortega, destacó ante más de 300 personas reunidas en el zócalo de Ayutla que para restablecer la paz en Guerrero primero debe haber justicia, por lo que reafirmó los compromisos pactados y que firmó en una libreta de los líderes de la protesta.
“Aquí están los de Ayutla y los de Tecoanapa. Vamos a trabajar con ustedes, su gobernador los va acompañar como lo demostré hoy, vamos a coadyuvar y soy solidario con ustedes, solidario en el dolor, solidario en la pena, solidario en el luto, confíen en su gobernador”, pidió Ortega Martínez para luego remarcar: “Aquí nos vemos el jueves a las 10 de la mañana, tienen mi solidaridad, aquí se las dejo. Vivos los queremos”.
Acto seguido el gobernador abandonó el zócalo de Ayutla de los Libres entre aplausos y saludo de la gente que encontraba a su paso, para continuar con la gira de trabajo que llevaba a cabo.
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