BAJO FUEGO | Vuelta al oscurantismo - Libertad Guerrero Noticias

BAJO FUEGO | Vuelta al oscurantismo

BAJO FUEGO
Vuelta al oscurantismo
Por José Antonio Rivera Rosales

  El falso debate sobre la despenalización del aborto comenzó a polarizar a algunos sectores de la comunidad guerrerense que, asidos a posturas irreductibles, entraron ya en la fase de un encono que podría traer aparejado mayores conflictos.

   El proyecto de ley, que es mantenido en suspenso por los pusilánimes diputados “de izquierda” del Congreso local, parece haber caído en una tierra de nadie después de que el gobernador Ángel Aguirre lo envió a la Cámara de Diputados como un mecanismo técnico-jurídico de protección de la salud de las mujeres.

   En realidad estamos ante un falso dilema que innecesariamente enfrenta entre sí a diferentes sectores de la sociedad, confrontación alimentada por la hipócrita jerarquía eclesiástica que, con un lenguaje gráfico ofensivo y denigrante, pretende manipular conciencias como si todos los guerrerenses fueran idiotas.

   El del aborto es un problema de salud pública que involucra directamente a más de un millón de mujeres guerrerenses en edad fértil, a las que el estado debe procurar los más elementales servicios de salud, orientación, prevención, infraestructura y servicios médicos de segundo nivel para el caso que fuera necesario.

   En nuestra sociedad machista y patriarcal, la arbitraria división del trabajo entre hombres y mujeres -en la que los mayores beneficios se los lleva el varón-, condenó a nuestras compañeras a encargarse de los quehaceres domésticos, procreación, cuidado y educación de los hijos, lo que se traduce en una carga de trabajo brutal, jamás remunerada y menos reconocida.

   En esa comodina división del trabajo el hombre se asume como proveedor, pero nada más.

   Por eso es vital que nuestras compañeras de viaje por la vida sean reconocidas, compensadas y descargadas de tanta responsabilidad.

   Una forma de coadyuvar, así sea elementalmente, es la promulgación de la necesaria despenalización del aborto para terminar, de una vez por todas, con tanta injusticia para con nuestras compañeras, a quienes con toda hipocresía celebramos el 10 de mayo como lo más valorado y venerado, pero dejamos que siga lavando trastes, barriendo y fregando como si tal fuera su destino.

   Por eso es admirable observar que la nueva generación de mujeres jóvenes, de todo el país, se esfuerza en construir un modelo de independencia a partir de una limitada oferta de educación que les permita, una vez alcanzado su objetivo primario de educación elemental,  integrarse al mercado de trabajo. Decimos que es una limitada oferta educativa porque resulta inequívoco que sólo una mujer por cada tres varones logran estudiar más allá del nivel medio superior.

   Es entonces reconocible el esfuerzo del gobernador de construir para Guerrero nuevas ofertas educativas acompañadas por becas económicas, a las que sería deseable incluir becas alimentarias especialmente destinadas a jovencitas guerrerenses en condiciones de indefensión y pobreza absoluta.

   Esas jovencitas serán, en el futuro mediato, el presente de nuestro país, un país que necesita despojarse de una cultura patriarcal, machista y sexista -actitudes ofensivas con las jóvenes, lenguaje sexual denigrante, homofobia-, para comenzar a transitar hacia una nueva relación entre hombres y mujeres, en un mundo en el que pueda ser posible mantener un trato de igualdad, respeto y apoyo mutuo. Creo que ese otro mundo es posible.

   Por ello, el proyecto para despenalizar el aborto es apenas el primer paso para alcanzar tan deseables condiciones en que la equidad de género y la igualdad de oportunidades permitan descollar a las mujeres, al parejo con los varones, en  posiciones laborales, políticas y sociales.

   Es inadmisible que haya mujeres encarceladas, especialmente mujeres indígenas, por haber sufrido el trauma de un aborto espontáneo causado por un esfuerzo excesivo o por alguna enfermedad, y que todavía se le estigmatice desde el mismo seno familiar.

   La jerarquía eclesiástica, que comenzó a mostrar su rostro verdadero, el  de la intolerancia, peca de falsaria e hipócrita pues ha permitido que cientos de sacerdotes pederastas abusen de niños y niñas -esos niños y niñas a los que dicen defender-, mientras que la cúpula eclesial sólo los llama a la contrición, cuando debieran ir a parar a la cárcel.

   Esa iglesia que ha protegido a los sacerdotes pervertidos y pederastas en modo alguno tiene autoridad moral para impedir una decisión de estado que pugna por la salud de las mujeres, máxime cuando la iniciativa precisa en qué condiciones, cuándo y cómo debe aprobarse la interrupción del embarazo.

   Aprobar esa iniciativa de ley no implica que se comenzarán a practicar abortos a tonta y a locas. Esa decisión recae únicamente en el individuo, es decir, en la mujer que decide interrumpir su embarazo.

   Es el caso aquí que un asunto privado se convierte en un tema de interés público, pero la decisión en un tema tan sensible corresponde únicamente a la persona interesada. Se llama libre albedrío.

   Con base en el libre albedrío, sería extraordinario observar si los príncipes de la Iglesia Católica deciden al fin expulsar a los pedófilos, abstenerse de la vida regalada que tienen y asumir la postura del papa Francisco, quien adoptó el nombre del santo de la pobreza y la biodiversidad.

   No es por nada: cuando Francisco de Asís se despojó de sus ropas y se declaró “el hombre más pobre del mundo”, mostró al mundo la profundidad de su compromiso con El Crucificado. Por eso fue el primer santo estigmatizado.

   ¿Acaso estos obispos gordos y bien alimentados que tenemos, que se transportan en vehículos de lujo, podrían hacer algo parecido a aquella proeza silente? Es una pregunta.

   En lugar de prohijar una campaña escandalosa y ofensiva, estos príncipes de la hipocresía pudieran mostrar más amor, bondad y compasión hermanándose con las víctimas de la violencia, a las que ofrecen consuelo sólo con palabras. Lo que hacen por los pobres y por los ofendidos es casi nada. Algunos, de plano, hacen nada.

   A las compañeras mujeres, que durante miles de años han sido sojuzgadas por sociedades patriarcales y/o fundamentalistas ¿Todavía hay que encarcelarlas? ¿Algún cura puede responder eso?

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Edición: Fracalo

Libertad Guerrero Noticias, periódico online editado desde el puerto de Acapulco, Guerrero, México, bajo la dirección del periodista Francisco Cárdenas López (Fracalo). Contacto: fracalo2001@yahoo.com.mx

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