EPÍSTOLAS SURIANAS
Carta a El Jefe
Por Julio Ayala Carlos
Jefazo… Ya habrá tiempo para ajustarle cuentas a los culpables de los muertos que dejó el huracán “Manuel”, que como tú bien lo sabes, son de primer nivel, pues ahora, a 20 días de la mayor tragedia que ha ocurrido en Guerrero, quiero hablar del heroísmo y la solidaridad humana de los propios guerrerenses para con sus hermanos en desgracia, y por supuesto del apoyo que hemos recibido de gente de otros estados, incluso de fuera del país.
Porque de que hay culpables de estas muertes, más de cien, los hay, por omisión, negligencia e irresponsabilidad, e incluso se habla que hasta por borrachera, aunque ahora digan que no, que ellos sí cumplieron con informar a la población, por “tuiter” y “feisbuc”, del peligro que se venía por el paso del huracán, como si todo mundo estuviera pegado a las redes sociales.
Pero como te digo, ya habrá tiempo para ello, pues tras pasar la contingencia por las lluvias que ocasionaron desastres en más de la mitad de los municipios del estado, con todo y el temor y miedo que ocasionó, quiero señalar, como decía, de ese heroísmo de cientos y cientos de guerrerenses que expusieron incluso su vida para auxiliar a nuestros hermanos en desgracia, ya sacándolos de sus casas en donde peligraba su integridad, ya rescatándolos de las embravecidas aguas de ríos y barrancas, o ya transportándolos de un lugar a otro ante el peligro de quedar sepultados por el derrumbe de cerros y laderas.
Deveras, Jefazo, hubieras visto a éstos héroes, la mayoría anónimos, poner en riesgo su vida por ayudar a sus hermanos, lejos de las cámaras televisivas como las de Laura Bozzo, de las fotografías difundidas en las redes sociales, y de los boletines de prensa de los gobernantes.
Los hubieras visto cómo en Chilpancingo, lo mismo que en Acapulco y La Pintada, así como en los municipios de la Tierra Caliente, como Ajuchitlán, además de Tixtla, Quechultenango y muchos otros pueblos de la Montaña, estos hombres y mujeres, en el más completo anonimato se convirtieron en la única esperanza de los caídos en desgracia, pues tú mejor que nadie sabe que las autoridades actuaron tarde, después de ocurrida la desgracia, cuando ya los pueblos y ciudades estaban bajo el agua o enterrados, y cuando muchos de ese centenar de guerrerenses ya estaban muertos.
Quiero también, Jefazo, hablar de la solidaridad humana de los guerrerenses, que ante la falta de auxilio de las autoridades, salieron a las calles a instalar centros de acopio para nuestros hermanos en desgracia, a fin de recolectar víveres, ropa, calzado y medicinas para entregarla a quienes perdieron desde todo, mucho y hasta a los que se salieron de sus casas ante el peligro de perder la vida.
Quiero hablarte también de quienes llevaron a los centros de acopio, desde un kilo de arroz, de frijol, azúcar o sopa, hasta aquellos que lo hicieron con dinero en efectivo, desde los 20 pesos hasta los 100, 200 y 300 ó más, y de los niños que de la mano de sus padres se desprendieron de algún juguete para que se entregara a aquellos pequeñines que en su inocencia no sabían de la desgracia en la que habían caído sus familias.
De esos quiero hablar, y no de quienes se meten a las aguas pestilentes para ser entrevistados simulando estar trabajando por los damnificados; quiero hablar de quienes se deshicieron de un pantalón, camisa, vestido u otra prenda, para donarla a favor de los afectados por las lluvias; de quienes dieron un par tenis o zapatos para que las usara quien se salió de su casa con lo único que traía puesto, y por supuesto, quiero hablar de quienes con pico y pala, incluso con las manos, sacaron y han estado sacando lodo y todo tipo de escombro de las casas inundadas; de los que con el lodo hasta las rodillas o hasta la cintura, han retirado piedras y tierra de los caminos y carreteras para que la ayuda a los pueblos y comunidades de la sierra y la montaña puedan pasar, dado la incomunicación en la que se quedaron.
De esos quiero hablarte, Jefazo, y no de esos barbajanes que han estado utilizando la ayuda del gobierno y la que ha brindado la Cruz Roja para promocionarse políticamente, aprovechando la desgracia humana; quiero hablarte de los integrantes del cuerpo de bomberos y de quienes trabajan en Protección Civil, que como en el caso de Chilpancingo, y como dicen en mi pueblo, “se la rajaron” en esta contingencia.
Como te digo, Jefazo, ya habrá tiempo de ajustarle cuentas a tanto jijo de la tiznada, por no cumplir con su responsabilidad, y como consecuencia más de cien guerrerenses murieron ahogados, por el lodo o por derrumbes.
Porque, tú bien lo sabes, si hubieran alertado a tiempo, las pérdidas en vidas humanas no existirían. Ya habrá tiempo, y también habrá tiempo para cobrárselas en las elecciones del 2015, que como bien lo sabes, muchos andan como perros…
P.D.- Ah, si no te escribí todos estos días, es que también estábamos en labores de auxilio y rescate. Digo, por si no lo sabías. Jejejé.
julio651220@hotmail.com
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