Una brigada de la Comisión Nacional de Derechos Humanos integrada por
médicos, psicólogos y abogados brindan atención a los habitantes del Acapulco
rural
ACAPULCO (www.libertadguerrero.net).- Con
la finalidad de evitar que se repitan historias sanguinarias por
venganza, resentimiento y odio por hechos cometidos por el Crimen
Organizado, la UPOEG realiza un programa de prevención con la
participación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos en
Xaltianguis.
Desde
temprano más de 300 habitantes de esta localidad del municipio de
Acapulco que se abrazó y cobijó el Sistema de Seguridad y Justicia
Ciudadana (SSYJC), acudieron al llamado de la Unión de Pueblos y
Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG) para exponer sus casos
ante visitadores de la CNDH.
El
promotor de desarrollo comunitario de la UPOEG, Bruno Plácido Valerio,
dijo que se busca cerrar heridas que dejó a su paso el crimen organizada
en las comunidades rurales del estado de Guerrero.
“Desde
el movimiento se trabaja en un programa de prevención de las víctimas
del delito que dejó como secuelas los crímenes cometidos y que la CNDH
con médicos, psicólogos y abogados atienden a los pobladores.
“El
programa de prevención trata de ayudar a los huérfanos y las viudas,
así como a sus familiares, y se trata de no repetir las historias
sanguinarias, ni por resentimiento, odio o venganza.
“Este
proyecto es para conocer los resultados de la situación en la que se
encuentran muchas familias que fueron víctima del crimen organizado.
Este programa se extiende a las comunidades que han sufrido, ellos dan
sus testimonios y la CNDH les brinde la ayuda jurídica y psicológica”,
detalló el dirigente.
Historias de dolor, llanto y miedo….
En
Xaltianguis, las heridas que dejo el crimen organizo entre loa
pobladores aun no cierran por lo que este día personal de la CNDH
atendió a más de setenta habitantes que exponen sus tragedias.
Una
mujer que abraza un cuadro con la fotografía de su hijo, fue asesinado
luego de que hombres armados destrozaron un vehículo afuera de su
domicilio y salió a ver qué había sucedido.
“Un
amigo de mi muchacho corrió y mi hijo también, los hombres empezaron a
disparar, y yo detrás de mi hijo gritándoles que corriera, pero
desgraciadamente las balas ya lo habían alcanzado, fue enfrente de mi
casa, a unos 15 metros de distancia (….) fue el 13 de mayo del 2012”,
narra con lágrimas en los ojos.
La
mujer, de la cual se omite su nombre por temor, dijo que desde entonces
vivían bajo el permanente temor de ser asesinados. Pero fue hasta que
llegó la Policía Comunitaria que ya se vive mejor.
Cuentan
que esa familia (los que mataron a su hijo) no se van a ir, “Ahí se
protegen todos, entre sus familiares, yo no les deseo nada malo, porque
nos cambian la vida muy tristemente. Era mi único hijo, era un buen
muchacho y les súplica que dejen de hacer tanto mal”, suplicó.
Mientras que una joven viuda, cuenta que luego del crimen de su esposo quedó sola y con dos niñas de seis y nueve años.
Narró
que a su esposo y cuatro personas más los asesinaron cuando se
encontraban jugando en una cancha de futbol rápido, donde se realizaba
una final entre los pobladores de Xaltianguis.
“Había
una final, llegaron unos tipos disparando, y buscando a una persona, y
empezaron a disparar. Una persona de las que estaba ahí, disparó contra
los delincuentes, estos enojados se bajaron y rafaguearon a todos los
que estaban ahí, y ese día hubo cinco muertos entre ellos mi esposo”,
narró la joven mujer.
Cuenta que a los cinco muertos que cayeron en la cancha de futbol rápido, los pistoleros les dieron el tiro de gracia.
“Todos
teníamos miedo, nos decían que denunciáramos, pero el miedo nos hizo
que no, además con la denuncia no me van a devolver a mi esposo”, dijo y
estimó que la CNDH pueda hacer algo por sus hijas.
Por Javier Trujillo
Junio/27/2013
www.libertadguerrero.net
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