Fernando Vargas, Empresario y Dirigente:
Seguridad y Empleo, Objetivos Inalcanzables
Por Rodrigo Huerta Pegueros*
Los empresarios en este país y particularmente el estado de Guerrero han
tenido a lo largo de su existencia, como sector organizado, una presencia
relativa en el rubro económico y una incipiente presencia en el ámbito
político, lo cual se ha traducido en una especie de fardo que les hace mucho
más difícil su accionar para lograr los propósitos principales que le dieron
origen en el siglo XX como son: seguridad
y empleo.
Cuando se hurga en la historia sobre lo que representan los miembros de
la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX), nos encontramos
que esta clase empresarial fue una especie de ente protegido por el gobierno
quien prohijó su desarrollo, crecimiento, diversificación y fortalecimiento.
En el siglo XX, los empresarios fueron conducidos y auxiliados por los
gobiernos posrevolucionarios quienes provocaron con ello que las desigualdades
sociales fueran más evidentes, aunque es preciso decir que también fueron
víctimas de la clase política al negarles todo tipo de representación en el
nuevo orden político, surgido tras el triunfo de la Revolución Mexicana.
Los empresarios no tenían mayor representación que la que le daba su
actividad por lo que se redujo su influencia al ámbito económico para lo cual
los gobiernos en turno los consultaban cuando tenían que hacer algunas reformas
legales y que impactaba dentro de su ámbito.
Fue en el años de 1929 cuando se crearon las cámaras y confederaciones
industriales y de comercio y fue en este mismo año cuando se integra la
Coparmex, la cual tiene una insuficiente participación política a través de los
partidos políticos representados en el Congreso de la Unión.
Sin embargo sus actividades desplegadas a lo largo y ancho del país
lograron atraer la atención oficial medio siglo después cuando los gobernantes
en turno y a consecuencia de la crisis de la deuda del año 1982 los
catapultaron como actores principales y como únicos beneficiarios del nuevo
modelo de desarrollo en la nueva era de la globalización.
Como todos lo recordarán, las recurrentes crisis económicas que ha
sufrido el país debilitó a los gobiernos pos revolucionarios al grado tal que
por primera vez en la historia nacional, el partido oficial perdió la
presidencia de la República en el año 2000 y en su caso los empresarios,
pequeños y medianos se rebelaron e ingresaron abiertamente a participar en
política activa enarbolando las banderas de los partidos de Acción Nacional
(PAN) y Revolucionario Institucional (PRI).
Sin embargo, si bien es cierto que la transformación de la clase
pudiente (económicamente hablando) en México se dio en forma abrupta, también
lo es que no tuvieron la visión adecuada para ampliar su radio de acción y
fomentar la mística empresarial en todas y cada una de las entidades del país y
principalmente en ciudades económicamente activas y pujantes como lo fue en su
momento el estado de Guerrero y sus ciudades como Acapulco y Zihuatanejo
considerados los principales polos de atracción turística internacional de
México a mediados del siglo pasado.
Los líderes empresariales concentraron su accionar en entidades masivamente
pobladas como fueron y son los estados de México, Distrito Federal, Jalisco y
Nuevo León.
Mayor fortaleza lograron las centrales empresariales, entre otros el
Consejo Mexicano de Hombres de Negocios aparecidos en 1962 o el Consejo
Coordinador Empresarial surgido en 1975 y por supuesto la Coparmex, tras la
transformación del presidencialismo mexicano el cual tuvo su primera recaída en
el año de 1997 cuando el partido oficial no logró obtener la mayoría en el
Congreso de la Unión, lo cual hizo posible llevar a cabo negociaciones si bien lentas y difíciles con el poder legislativo
pero en el marco de un ambiente de cambio y sobre todo democrático.
Los empresarios mexicanos estuvieron obligados a reorientar sus negociaciones
con los poderes para impulsar nuevas políticas públicas en beneficio del país, aunque
también es verdad que esta clase de trabajo no se logró repicar en ciudades y
entidades de México donde la representación empresarial estuvo sioempre
vigente, como es el caso del estado de Guerrero.
No olvidemos que ha sido una tarea ardua de la clase empresarial del
país el poner el dedo en el renglón sobre la necesidad de que los legisladores
federales lleven a cabo la discusión, el debate y la puesta en escena de nuevas
legislaciones que hagan mas productivos los sectores energéticos, laboral y
fiscal, temas que pudieron parecer tabú en los últimos tres lustros del siglo
próximo pasado y que hoy a 12 años del nuevo siglo XXI, los temas continúan siendo
vigentes y de actualidad y están a debate nuevamente.
Pero si el trabajo empresarial en este naciente siglo XXI sigue siendo
difícil tras los cambios que ha sufrido el país tanto en lo político, social,
económico y cultural, mucho mas difícil es el accionar de los empresarios
locales tanto de la Coparmex, como de la Canaco la Canacintra u otros
organismos, mismos que han tenido un camino sinuoso y tortuoso frente a
políticos de viejo y nuevo cuño que no han logrado trascender el estatus de
jerarcas a la de coordinadores de los esfuerzos de la sociedad en su conjunto.
Así lo hemos constatado ante los informes que ha rendido en los últimos
años el dirigente de la Coparmex, capítulo Acapulco, Fernando Vargas Lozano,
quien con una visión diferente a lo que debe ser un organismo empresarial ha
tratado de influir entre sus socios e interlocutores para lograr cumplir con
los objetivos de la organización que son: representar,
servir, formar, comunicar, unir, defender, proponer y participar.
La energía de este joven emprendedor ha sido en cierto modo bien
dirigida al no declinar en su intención de que los empresarios deben tener un
campo fértil para que se puedan crear los empleos necesarios y con ello
promover el bienestar social, aunque esta empresa les resulte complicada
llevarla a cabo por los múltiples factores externos que frenan el desarrollo
empresarial, tanto por los engorrosos trámites oficiales como la propia
inseguridad laboral y pública que padecemos o las corruptelas en que incurren
funcionarios de los diversos niveles de gobierno.
Y si anteriormente los sectores intermedios de la sociedad eran
consultados por las autoridades a fin de llevar a cabo reformas legales o
emprender obras públicas que representen un avance para la entidad o la ciudad
en donde se realicen, hoy día son ignorados con consecuencias negativas para la
ciudadanía ya que con prácticas
populistas, los gobernantes continúan en el ejercicio del poder como si en el
país nada hubiese cambiado.
Guerrero es quizá una de las entidades del país en donde los gobernantes
no han logrado ponerse a la altura de la modernización del país y todavía
continúan actuando en base a las caducas prácticas de los caciques regionales y
con la idea de que siendo autoridad todo lo pueden lograr sin importar pasar
por encima de la voluntad ciudadana.
Y en este sentido, el ejemplo más
práctico y a la mano que tenemos es el reciente acto realizado por el gobierno
estatal al firmar con un grupo de ejidatarios la no construcción del proyecto hidroeléctrico denominado La Parota y que vendría no solo
a resolver los problemas de la falta de electricidad en esta región del país
sino a abaratar los costes del servicio de agua potable que hoy día es uno de
los insumos que encarece la vida en la ciudad y puerto de Acapulco y que si no
se atiende a tiempo podría ser uno de los puntos débiles para continuar con un
desarrollo y expansión en la actividad turística estatal.
La renuncia de la autoridad a no emprender una obra de vital importancia
debió, cuando menos, tener la atención para que en consulta popular los
ciudadanos involucrados, afectados o beneficiarios de ese proyecto vertieran su
opinión y en base al resultado de dicha consulta proceder en consecuencia. Una
vez mas la autoridad impone su criterio y sin previa consulta, frena el
beneficio que traerá esta obra.
Los empresarios encabezados por Vargas Lozano hicieron ver el error al
gobierno sobre esta errónea decisión tomada y como respuesta lo que se ha
obtenido es un monumental silencio que es contrario a la praxis diaria de un
gobernante como el que tenemos ahora en funciones.
Nuevamente los empresarios tendrán que empezar a construir los puentes
necesarios con los demás poderes a fin de tener una interlocución válida y
lograr mediante procedimientos legislativos avanzar en las áreas que han sido
desdeñadas o poco atendidas por el gobierno actual quien hoy se dedica
mayoritariamente a intervenir en actos políticos partidistas o atender casos
urgentes o de bote pronto y no se aplica para dar atención a los procesos productivos
y a los emprendedores que requieren el apoyo y la influencia gubernamental para
lograr sus propósitos que van emparejados con el interés oficial de ofertar
empleo a los ciudadanos y crear un ambiente social y laboral sin
confrontaciones y sobre todo aplicar su vigor para que esta parte del país de
vocación turística mantenga su posición frente al turismo nacional e
internacional creando un ambiente de seguridad pública envidiable, lo cual no
es mucho pedir.
Los empresarios en Guerrero deben ser atendidos y otorgarles las
facilidades necesarias para que realicen su trabajo que no es otro más que el
crear riqueza. Es el gobierno el encargado de proveer a estos de todo lo
necesario para que cumplan con su misión.
Periodista/Analista
Político*
observar@gmail.com
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