BAJO FUEGO
La banca y el presidente
Por José
Antonio Rivera Rosales
Emocionado, orgulloso de servirlos, las
últimas semanas Felipe Calderón se ha regodeado en sendos homenajes que le han
rendido las élites financiera y empresarial de México.
Primero fue durante la Convención Nacional
Bancaria que se llevó a cabo en el puerto de Acapulco la tercera semana del mes
en curso, donde los representantes de la élite financiera lo ovacionaron de
pie, mientras le entregaban una placa “por su destacada gestión de gobierno
2006-2012”.
Después, el domingo 25, fue cobijado por la
cúpula empresarial agrupada en el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), uno de
los organismos cumbre del sector privado mexicano.
Y cómo no van a reconocerlo, si ha sido el sector
privado oligárquico el que mejores rendimientos ha obtenido durante el mandato
de este presidente afanado en combatir una de las vertientes del crimen
organizado, al mismo tiempo que solapa los beneficios que la delincuencia
genera en los diferentes sectores de inversión, donde crimen y negocio se
desdibujan y llegan a constituir una sola cosa.
En tal sentido, los beneficios
financieros del crimen organizado -no
sólo del narcotráfico- han devenido en el fortalecimiento de algunos sectores
de la economía como la banca, los intermediarios financieros, el sector
inmobiliario y el turismo.
Por eso es bastante explicable que, en un
contexto de pobreza generalizada, los banqueros hicieran un reconocimiento desmedido al presidente Calderón por su combate a la delincuencia organizada, durante
la ceremonia ex profeso en aquella Convención Nacional Bancaria de Acapulco
denominada precisamente Estabilidad
Política y Financiera en México: variables de éxito ante la incertidumbre global.
En tal ocasión, ante los barones del dinero, el jueves 17 Calderón
se explayó diciendo que dejaba una “economía competitiva” y, ante la cúpula
empresarial una semana después, aseguró que el crecimiento económico de la
última década -es decir, durante los gobiernos panistas- “ha sido el máximo en
los últimos 50 años”.
Los banqueros, representados por el
presidente en turno de la Asociación de Banqueros de México (ABM), Jaime Ruiz
Sacristán, fueron bastante explícitos durante su encuentro con el jefe político
del estado mexicano, a quien reconocieron su “decidido apoyo a la banca”.
Dijeron, entre otras cosas: “Todos sabemos que
el combate al crimen organizado ha implicado enormes costos para nuestro país”,
en referencia a los más de 60 mil muertos y desaparecidos producidos a lo largo
del sexenio calderonista.
Sin embargo, “si bien es cierto que ha sido
doloroso, también es cierto que ha sido necesario hacer frente a este desafío
con toda decisión”, razón por la cual “aplaudimos el valor y la firmeza con los
que el presidente y las fuerzas armadas han defendido el orden legal, las
instituciones y ante todo a las familias mexicanas”, remató el representante de
la élite financiera, industrial y empresarial de México.
Tras su vehemente discurso, los banqueros
refrendaron sus palabras con una larga ovación de pie a Calderón, quien recibió
con innegable beneplácito la despedida de los ricos de México, para quienes
trabajó arduamente a lo largo de estos seis años en que su lucha contra el
narcotráfico causó más de 60 mil muertos
y desaparecidos, que igualmente están muertos, aunque debemos decir que algunas
fuentes creíbles tasan en 70 mil el número de víctimas.
Ahí, de pie, estaban Ruiz Sacristán
acompañado por personajes como Fernando Solís Soberón, por las organizaciones
de seguros e intermediarios financieros; Claudio X. González, del Consejo
Mexicano de Hombres de Negocios; Alberto Espinoza de la Coparmex, Jorge Dávila
de la Concanaco y José Méndez Fabre por los intermediarios bursátiles y casas
de bolsa.
Esa actitud hipócrita de los banqueros y los
empresarios equivale a decir: “lo sentimos por quienes murieron, pero la verdad
que buenos negocios hicimos en tu gobierno”.
Para dar una idea del desastre social
causado por Calderón, habrá que mencionar que durante la guerra de Irak, el
gobierno norteamericano ha contabilizado entre 5 y 6 mil infantes de marina
caídos en aquel conflicto armado.
En México llevamos más de 60 mil muertos,
sólo que oficialmente no somos un país en guerra.
El agradecimiento de los banqueros se
explica a partir de información que difícilmente circula al público, pero que
permite dar cuenta de la manera en que, a querer o no, el crimen organizado se
ha venido a transformar en un pilar financiero de la economía.
Datos filtrados en abril pasado por la
agencia antidrogas de Estados Unidos, la DEA, así como por otros organismos
financieros, apuntan a que durante 2011 más de 10 mil millones de dólares circularon
por la economía provenientes de negocios ilícitos. Otras fuentes tasan entre 15
mil y 30 mil millones de dólares los que el crimen organizado, no sólo el
narcotráfico, mueven en el país.
Datos citados recientemente por el
columnista Jorge Medellín, especializado en temas militares y de seguridad
nacional, provenientes de un estudio de noviembre de 2011 del Banco de México,
establece que en los últimos gobiernos federales se lavaron en el país más de
45 mil millones de dólares.
El término “últimos gobiernos federales”
parece referirse precisamente a los gobiernos de Vicente Fox y de Felipe
Calderón.
Y, nos preguntamos, de qué manera “se
mueven” esos miles de millones de dólares de procedencia ilícita por el país,
si no es que a través del sistema financiero. De ese tamaño, pues, resulta ser
el mercado de bancos, intermediarios y grandes negocios inmobiliarios en el
país, incluido el turismo, fachadas que permiten exportar esos capitales, ya
blanqueados, fuera del país para mantener a salvo a sus beneficiarios. Así,
cómo no van a estar agradecidos los banqueros con el gobierno de Calderón.
Hasta el cansancio, Eduardo Buscaglia ha
dicho que si Calderón de veras quería combatir a la delincuencia organizada,
entonces debió comenzar por rastrear sus activos, tanto flujos de efectivo como
en bienes inmuebles, que son la fuente de su poder corruptor y su poder de
fuego.
Pero eso equivaldría a investigar al sector
financiero, al que Calderón no estaría dispuesto a tocar ni con el pétalo de
una averiguación previa. Porque si así fuera, entonces los verdaderos señores
del narco, los de cuello blanco,
estarían obligados a mostrarse como lo que son: mercenarios al servicio del
dinero, al igual que su benefactor, el poder público.
Ante el CCE, Calderón dijo que durante la
última década, es decir, la de los gobiernos panistas, la economía mexicana ha
crecido como nunca en los últimos 50 años.
No es así: durante el sexenio de Calderón la
tasa promedio de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) ha sido de 1.8
por ciento, la más baja desde 1982, cuando Miguel de la Madrid mantuvo una tasa
promedio de 0.18 por ciento, aún más baja que en el gobierno actual.
Para establecer un comparativo, habrá que
decir que la tasa de crecimiento promedio de la economía durante el gobierno de
Carlos Salinas de Gortari fue de 3.91 por ciento, mientras que con Ernesto
Zedillo alcanzó 3.53 por ciento. Con Vicente Fox la tasa cayó a 2.15 por
ciento.
Así, con 2.15 por ciento durante el gobierno
de Fox y 1.8 con Calderón, en realidad los gobiernos panistas han sido
realmente un desastre económico sólo superados en 1982 por el mediocre gobierno
de De la Madrid.
Entonces ¿cuál crecimiento record de la
economía, cuál economía competitiva, más que para los grandes empresarios?
Al paso de estos gobiernos mitómanos y con
más de 70 millones de pobres, pronto estaremos al borde de un estallido social.
¿Alguien lo duda?Los comentarios y artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de quien los firma. Libertad Guerrero Noticias los publica en respeto irrestricto a la libertad de expresión.
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