EL CAIRO
(www.libertadguerrero.net).- La mayor tragedia en la historia del fútbol
egipcio dejó hoy en la ciudad mediterránea de Port Said al menos 74 muertos y
sacudió a un país al borde de un ataque de nervios que atraviesa por una
transición plagada de catástrofes.
La
salvaje batalla entre los aficionados del club local, Al Masry, y los del
equipo rival, el cairota Al Ahly, estalló nada más pitar el árbitro el final
del partido que habían ganado los primeros por 3 goles a 1.
Según
explicó un testigo presencial de los hechos, Hosam Mohamed Mustafa, los hinchas
del Al Masry amenazaron de muerte desde el comienzo del partido a los
seguidores y jugadores de rivales, y al final del encuentro se lanzaron al
campo para perseguirlos.
"Los
ultras del Al Masry saltaron al campo a linchar a los jugadores del Al
Ahly", dijo Mustafa, que añadió que los futbolistas más hostigados fueron
las principales estrellas del equipo cairota, como el portero Sherif Ekramy y
el centrocampista Mohamed Abutrika.
Las
fuerzas de seguridad no impidieron a los miles de hinchas locales invadir el
campo al final del encuentro, al igual que habían hecho algunos tras cada gol.
Los hinchas "atacaron como una avalancha a los futbolistas e irrumpieron
en la gradas reservadas a los seguidores de Al Ahly", afirmó Mustafa.
"¡Hay
muertos en el suelo! ¡Hay muertos en los vestuarios! No jugaré más al fútbol en
tanto que no se haga justicia", exclamó uno de los jugadores del Al Ahly,
Emad Meteab, ante las cámaras del canal de televisión de su equipo.
El
delegado de Sanidad de Port Said, Helmy Ali al Afny, declaró que la mayor parte
de los fallecidos perdieron la vida por traumatismos y hemorragias, y también
hubo un gran número de ingresados por caídas desde los graderíos del estadio.
Además
de los 74 muertos, entre los cuales hay un policía, se han registrado 248
heridos, según las cifras facilitadas por el Ministerio del Interior, que ha
formado una comisión para investigar lo sucedido.
La
Junta Militar egipcia ordenó el flete de dos aviones militares para evacuar
hacia El Cairo al equipo y a los aficionados del Al Ahly, así como a algunos de
los heridos graves.
El
jefe de la Junta, el mariscal Husein Tantaui, recibió al primer avión militar,
con 106 personas a bordo, en el aeropuerto de El Cairo, y en declaraciones a la
prensa aseguró que los hospitales de las fuerzas armadas atenderán a los
heridos.
Asimismo,
se comprometió a indemnizar a las familias de los fallecidos, y evitó
pronunciarse sobre posibles destituciones de los responsables de la seguridad,
que solo llegarán al final de la investigación.
Mientras,
el presidente de la cámara baja del Parlamento egipcio, Saad al Katani, ha
convocado de urgencia una sesión de la institución legislativa para debatir el
jueves los sucesos de Port Said.
Las
repercusiones de los enfrentamientos saltaron de inmediato a otros estadios de
Egipto, como sucedió en el choque entre el Zamalek cairota y el Ismaily, que
fue suspendido al final de la primera parte por el árbitro, después de que los
hinchas del primer equipo incendiasen parte de las gradas.
Los
ultras del Al Ahly, más conocidos como los "Diablos Rojos", tienen
una bien labrada fama de radicales y se han enfrentado con frecuencia a las
fuerzas de seguridad egipcias en las protestas que ha vivido en los últimos
meses la plaza Tahrir de El Cairo.
Su
rivalidad con los ultras del Al Masry, las "Águilas Verdes", solo es
superada en fiereza con la que mantienen con el Zamalek, por lo que la
violencia en los estadios egipcios es un fenómeno habitual, aunque no se había
llegado nunca a este extremo.
Hace
ahora 38 años, el 11 de febrero de 1974, el fútbol egipcio vivió otra gran
tragedia, con el hundimiento del estadio del Zamalek en El Cairo, cuando
fallecieron 48 espectadores al hundirse una tribuna.
Sin
embargo, las circunstancias actuales, con el país convertido en un polvorín
tras la revolución que acabó hace un año con el régimen de Hosni Mubarak, han
llevado a los principales actores políticos a extraer conclusiones que van más
allá de una mera confrontación entre hinchas radicales.
El
Partido Libertad y Justicia (PLJ), brazo político de los Hermanos Musulmanes,
acusó a los partidarios del antiguo régimen de Hosni Mubarak de los disturbios.
"Los acontecimientos de Port Said están orquestados y son un mensaje de
los remanentes del antiguo régimen", denunció el vicepresidente del PLJ,
Esam al Arian, en un comunicado difundido en la página web del movimiento
islamista.
Añadió
que la Asamblea del pueblo, dominada por los Hermanos musulmanes, pedirá al
ministro del Interior y a los responsables de seguridad "asumir plenamente
sus responsabilidades". El diputado liberal Amr Hamzawi llamó a la
destitución inmediata del ministro del Interior, así como del gobernador y el
jefe de la seguridad de Port-Said.
Por
su parte, el Movimiento 6 de Abril, germen de la revolución que derrocó a
Mubarak y que ahora pide la renuncia de la Junta Militar, criticó a las fuerzas
de seguridad por su inoperancia y su escasa voluntad para detener los
enfrentamientos.
Fuente:
EFE
Febrero/01/2012
www.libertadguerrero.net
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