CIUDAD DE MÉXICO (www.libertadguerrero.net).- En esta temporada, los rituales no pueden
faltar para despedir y recibir el año que viene y, no hablamos de los calzones
rojos o salir a dar vueltas con una maleta para viajar por el mundo, sino de
aquellas costumbres latinoamericanas que unifican idiosincrasias como la
esperada quema de un muñeco, el cual representa el ciclo que está por concluir.
En México, país que no deja de sorprender
por sus tradiciones, cuenta con una celebración muy popular en Los Tuxtlas,
Veracruz. Los indígenas populucas llevan a cabo la danza de El Chenu, nombre
que recibe el monigote de paja que porta ropa masculina para simular el año que
termina.
Los danzantes son niños vestidos de diablos,
quienes portan máscaras con cuernos, cola y un largo tridente de madera para
simbolizar lo malo que se experimento a lo largo de 12 meses. Mientras tanto,
otros pobladores se disfrazan de mujeres que simulan estar de luto y
embarazadas. Al quemar el Chenu, lloran y cantan estribillos, porque son las
viudas del Año Viejo que están por dar a luz al Año Nuevo.
Para exorcizar los fracasos, penas o enojos que
se vivieron a lo largo de 365 días, en varias provincias de Ecuador existe una
antigua tradición: La fiesta de Año Viejo, donde también se quema una figura.
El 31 de diciembre, la gente hace muñecos que representan a individuos que no
son deseados, como políticos corruptos o antipáticos. También en ellos se
llegan a simbolizar desilusiones por errores cometidos o propósitos que no se
pudieron alcanzar.
Según la celebración, en las imágenes se debe
pegar una serie de notas que explican por qué hay que convertirlas en cenizas.
Asimismo se tienen que agregar otras donde se indique cuáles serán los cambios
y deseos para el Año Nuevo. Una vez que están listos, se escuchan al unísono
gritos y aplausos de los presentes que prenden fuego a sus muñecos en plenas
calles de este país.
En Nicaragua, la figura que se encenderá, entra
en agonía desde Navidad con una botella de licor que lleva en su mano derecha y
en la izquierda lleva instalada una sonda con suero, porque mantiene el suspiro
de sus últimos días.
Estas recreaciones del "viejo" que
está por decir adiós, personifican políticos indeseables, que se viste con
trapos o ropa vieja. Una vez que llega la última noche de este mes, prenden
fuego para despedir un año más y dar la bienvenida al siguiente que está por
comenzar.
A esta catarsis latinoamericana también se une
Colombia, Chile, Argentina, Perú, Venezuela y Uruguay. Sin embargo, es una
costumbre que se ha tratado de erradicar en diferentes lugares porque resulta
peligrosa para los habitantes, pues algunos muñecos llevan explosivos o juegos
pirotécnicos que llegan a lesionar con quemaduras graves a aquellos individuos
que gustan de esta gran fiesta. Además resulta un foco de contaminación para el
medio ambiente.
Fuente:
Notimex
Diciembre/31/2011
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