Hoy se marcó el
fin de una era y se inició el principio de una nueva, sin claridad. Al iniciar
el día todavía con la penumbra de la noche en nuestras espaldas, me preparaba
para un día de gratas emociones, pero con sabor agridulce en el ambiente. Ya
que en unas horas presenciaría, el lanzamiento del transbordador espacial
Atlantis, dando con ello fin a la era de un sistema de lanzamiento que databa
de la época de los Apollo.
El día previo,
escoltados por la NASA, un grupo de visitantes de todo el mundo habíamos hecho
un recorrido de las instalaciones del Centro Espacial Kennedy, conociendo así
edificios de almacén y mantenimiento de las turbinas del transbordador, de
fabricación de las cerámicas protectoras, de ensamble y mantenimiento del
orbitador, donde estaba el Discovery. Fuimos al transbordador Atlantis para
verlo en plataforma a unos metros de distancia y entramos al edificio donde
acoplan el transbordador con el tanque exterior y sus propulsores. Complementado
todo ello con la pista de aterrizaje y el centro de visitantes. ¡Que
experiencia!
Pero aún
habiendo acudido a otro lanzamiento hace 11 años, nada podía haberme
preparado mejor para unirme a cientos de miles de personas que acudieron a
Florida para ver el despegue. En esta ocasión la emoción de lograr una misión
exitosa era evidente, pero con empleados cuestionandose su futuro y el de su
nación, también fue un día de grandes incógnitas.
El camión de
NASA partió a las 7:30 hacia el destino, con un camino lleno de manifiestos del
lanzamiento, gente acampando y bastante trafico. Llegamos al punto de
observación, guiados por una ingeniera de NASA dedicada a la Estación Espacial
Internacional, quien buscaba despertar nuestras inquietudes y emociones respecto
al lanzamiento, lo cual no era necesario, pero enriqueció el conocimiento
colectivo.
Ya en el
mirador, situado a aproximadamente a 3 millas (4.8 kilómetros) de distancia de
la plataforma, las mas de 5 mil personas invitadas por la NASA, nos
aprestábamos a avistar el estruendo en el cielo. Entre los asistentes se
encontraban muchos astronautas, funcionarios de NASA, de varios gobiernos y
gente de todas las edades.
Mientras tanto,
el cronómetro avanzaba. El futuro nos alcanzaba y la gente gritaba 3... 2...
1... y despegó el Atlantis con sus cuatro tripulantes.
Todo empezaba
con una ligera nube blanca, hasta que vimos a la nave elevarse y emprender
vuelo. Se veía el destello rojo y amarillo de los cohetes, resaltando el bello
color blanco, naranja y negro que habría disfrutado el día anterior.
En eso, el
retumbar del cohete nos alcanzó, era una orquesta sin igual, en medio de este
gran concierto, las pasiones se desbordaron y la Tierra se cimbró, hasta que
vimos como las nubes que habían amenazado el espectáculo, nos escondían lo que
era un lanzamiento perfecto e indescriptible y que nunca más se llegará a ver.
Esto nos lleva a
la reflexión. Nos lleva a concebir que México debe permitirse soñar y buscar un
camino prometedor para futuras generaciones, donde los retos y la tecnología
para viajar al espacio sea algo cotidiano para todas las naciones, para que sus
beneficios nos lleguen a todos por igual.
La Agencia
Espacial Mexicana (AEM) es este sueño que muchos vemos enfrente y por el cual
cientos de personas hemos peleado por décadas. Es momento de unirnos y,
como país, volver a soñar no en alcanzar las estrellas, pero sí en que con
oportunidades e inspiración, el futuro será prometedor.
A nombre de la AEM,
Carlos Salicrup y Alejandro Chávarri hoy compartimos en el Centro Espacial
Kennedy esta experiencia con gente que nos encontramos, como el astronauta
José Hernández; mañana esperamos que muchos más compartan los sueños de la
exploración, el descubrimiento y el Espacio Exterior.
Fuente: El Universal
Julio/08/2011
www.libertadguerrero.net
0 comments :
Publicar un comentario
Por favor, ingresa tu correo electrónico para poder contactarte posteriormente... Gracias por visitarnos.