Hablar bien de Acapulco - Libertad Guerrero Noticias

Hablar bien de Acapulco

COLUMNA DE OPINIÓN
Primero la casa
Por Rodrigo Huerta Pegueros*

Hablar bien de algo o de alguien es fácil.
Si no se tienen los elementos para poder ponderar las virtudes de personas o cosas se le inventa en forma inteligente o burda, según sea el caso. Lo difícil es demostrar que lo que se dice es una realidad y no mentira ya que las consecuencias que se tengan que pagar por el hecho de ser persuadido por una mentira o una fantasía sean peligrosas o hasta fatales.
Esto lo traemos a colación porque un grupo de personas—empresarios y oficialistas—han emprendido una cruzada nada desdeñable para que todos los que vivimos en esta ciudad y puerto de Acapulco hablemos bien del lugar y con ello podamos crear una suerte de confianza entre los públicos local y foráneo, para que con toda tranquilidad y sin ningún sobresalto continúe asistiendo a los lugares atractivos que tenemos.
Podemos hablar bien de lo bello que es el puerto; que tiene unas playas envidiables, que el clima es todo el año confortante para disfrutar de la mar, el sol y la arena. Que las noches son brillantes y nada calurosas y que los centros nocturnos deparan un sinfín de distracción que hace más placentero el disfrute de las vacaciones o de una temporada larga en estos lares. También se puede hablar bien de los costes sobre hospitalidad, comida, servicios turísticos de toda índole y de los espectáculos tradicionales y ya casi históricos de esta localidad.
Acapulco es un lugar cuasi paradisiaco. Tiene lugares para todos los gustos y todas las economías. Es un lugar donde se entrecruzan todas las clases sociales en los lugares de diversión públicas como son las playas y las avenidas turísticas. No hay territorios privados para los pudientes o imposibles de visitar por los de menores recursos económicos. Es hasta cierto punto un centro de turismo democrático y equitativo.
Como se puede ver, hablar bien de Acapulco no nos resulta difícil.
Lo difícil es que la realidad pueda ser compatible con nuestros dichos y nuestros deseos. Todos los que aquí nacimos o vivimos sabemos desde hace tiempo cuán importante son los turistas. Que los visitantes son el motor de nuestra economía. Que debemos ser amables con todos y que debemos de protegerlos de cualquier tipo de calamidad que pudiesen encontrar durante su estancia en estas tierras surianas. Este terruño bien tratado en todas y cada una de las canciones del compositor Agustín Ramírez.
Que deberíamos tener una conciencia turística casi natural, es cierto. Pero en la práctica no es así. Que deberíamos saber que a los turistas se le debe tratar en forma excepcional, también es cierto, pero no lo hacemos. Que los lugares públicos de esparcimiento para los visitantes deberían estar en condiciones óptimas para su disfrute, lo sabemos muy bien, pero no hacemos la tarea. Que quienes tienen la responsabilidad de cuidar y proteger al ciudadano deberían tener poco más de atención hacia los viajeros, eso debería ser una norma, pero no lo es. Que los que vienen a Acapulco para relajarse deben tener un ambiente óptimo, eso no debería estar en cuestionamiento, pero no lo tienen.
O sea, que lo que debería ser una normalidad en una ciudad y puerto turístico de tradición no se ha logrado cumplir y los objetivos están cada vez más lejanos.
Por lo tanto, lo primero que deberíamos poner en orden es la casa y cuando la casa esté arreglada y acomodada y que los inquilinos tengan plena conciencia de su función frente a los turistas, entonces sí, emprender una cruzada a todo lo que de para promover el destino y hablar de la diferencia de estar Acapulco en lugar de otro destino de playa.
Mientras esto no suceda, no podemos decir que la idea original de hablar bien de Acapulco pueda tener los resultados deseados, pues cuando llega el turismo, no solo no encuentra una casa desarreglada sino en total anarquía y cada quien en el puerto hace lo que quiere y son los viajeros los que en forma directa o indirecta se llevan la peor parte pues son hasta cierto punto los mas vulnerables al no tener asidero de defensa o protección a sus intereses personales y materiales pues se encuentran fuera de su ámbito de residencia.
¿Quien nos puede decir que hablemos bien de Acapulco cuando existen los abusos de toda índole contra el turista?
Que las playas están atestadas de vendedores ambulantes que no solo molestan al turista que viene a relajarse sino que además se convierten en una amenaza a su seguridad patrimonial.
Que en la calle son asaltados o son timados por los que venden alpaca en lugar de plata o quienes promueven la venta de condominios o tiempos compartidos o quienes suben los precios a los comestibles a su antojo en playas o restaurantes—sean fondas o lugares de postín—o los elementos de tránsito que esquilman al visitante que viaja en su vehículo y por el simple hecho de portar placas foráneas son objeto de abuso, lo mismo pasa con los policías preventivos.
No podemos dejar fuera de este menú de lo indeseable para Acapulco el tema de la inseguridad pública y del crimen organizado que hacen un caldo de cultivo verdaderamente explosivo para la imagen de esta ciudad que cada día ve mas mermada la asistencia de visitantes del extranjero y que poco a poco está alejando a los visitantes mexicanos, lo cual podría ser lo peor del caso pues entones nos convertiríamos en un lugar de playa casi desierto y con los consabidos resultados ante la falta de ingresos en los hogares.
Insistimos:
Si quieren que hablemos bien de Acapulco, pues primero que las autoridades se pongan las pilas y hagan su trabajo.
Asimismo los empresarios, los prestadores de servicios turísticos, los profesionistas en la materia y los que tienen que reiniciar la educación turística que se ha dejado a un lado, pues nada de lo que se dice que se requiere hacer es novedad. Son cosas que se han puesto en marcha en otros tiempos y se han olvidado por nuevas administraciones municipales y estatales.
El relanzamiento de Acapulco no sería ninguna de esas novedades para nadie pues este puerto ha sido más relanzado que el mismo Discovery. 
No nos hagamos.  
Lo que están haciendo ahora los interesados lo hacen en forma amañada.
Quieren hacer cosas que no hicieron a su tiempo y que en estos últimos días de administración estatal quieren dar una cara diferente cuando lo que subyace es una enorme necesidad de poder comprobar dispendios que se hicieron fuera de norma y tiempo.
Sí apoyamos hablar bien de Acapulco, pero siempre y cuando la casa esté lista para poder albergar a los turistas para que cuando éstos regresen a sus destinos de origen puedan hablar bien, o mejor dicho, cosas extraordinarias de Acapulco como centro de turismo de excelencia.
Todos tenemos cosas que hacer y que aportar para que esto sea realidad.
Sí podemos, pero no hagamos demagogia.

Periodista y Analista Político*
observar@gmail.com
observadordeacapulco@live.com.mx

Edición: Fracalo

Libertad Guerrero Noticias, periódico online editado desde el puerto de Acapulco, Guerrero, México, bajo la dirección del periodista Francisco Cárdenas López (Fracalo). Contacto: fracalo2001@yahoo.com.mx

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