
Por Francisco Cárdenas López
Los más sorprendidos del resultado electoral del domingo 30 de enero, sin lugar a dudas, fueron Ortega, Walton, Anaya, Camacho, Ebrard y Calderón.
Hay quienes aseguran que “se les pasó la mano” con la compra del voto en colonias populares de todo Guerrero y con la cooptación de representantes priístas en las casillas especiales, para retacarlas con votos a favor de Aguirre.
Otros más aseguran que de última hora Felipe Calderón, al que los perredistas, convergentes y petistas llamaron presidente espurio, envió de última hora 200 millones de pesos para realizar una operación similar a la que empleó para arrebatarle el triunfo, en el año 2006, a Andrés Manuel López Obrador.
Lo cierto es que la extraña maniobra del PRD al postular a un priísta y que el PAN aplauda como foca el triunfo, deja al descubierto que los intereses están por encima de la ideología y convicciones partidistas.
El poder por el poder se impuso en Guerrero bajo la justificante de que no debe regresar el PRI al poder público, dicen algunos, restándole todo mérito al buen trabajo que realizó el gobernador saliente.
Si analizamos fríamente los resultados, no le hubiera alcanzado a la alianza Guerrero Nos Une para derrotar al PRI con el voto duro de los tres partidos que postularon a Ángel Aguirre.
Ebrios de triunfo y envalentonados muchos están ansiosos porque termine el gobierno de Zeferino Torreblanca Galindo, argumentando que trajo más desgracias que beneficios a Guerrero.
Lo cierto es que muchos de los votos que logró la alianza Guerrero Nos Une, más allá de lo que obtuvieron antidemocráticamente, fue resultado de la calificación positiva que otorgó la sociedad civil al trabajo de los últimos seis años que realizó Torreblanca, por mucho, el mejor gobernador en la historia de Guerrero.
Es lamentable que el dirigente nacional del PRD, Jesús Ortega y compañía digan que se equivocaron con la postulación de Zeferino Torreblanca en el año 2005, cuando el trabajo que éste realizó representó, el 30 de enero, la ratificación ciudadana por los hechos positivos de su administración.
Ahora, el reto que tiene enfrente el virtual gobernador electo, Ángel Aguirre Rivero, es titánico: superar los buenos resultados de la administración zeferinista.
Tiempo al tiempo.
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