Todavía prevalece la euforia del triunfo del PRD y del PAN en las elecciones de Guerrero, para tener un juicio definitivo sobre los factores que contribuyeron a una votación sorprendente de más de 14 puntos para ambos partido que se encontraban en los suelos poco antes de los comicios y al que el PAN fortaleció con la renuncia de su candidato y la adhesión de la derecha a la izquierda que pretende representar al PRD.
En un acto que trajo a Guerrero a lo más destacado de los líderes de los partidos y a la vigilancia suprema del poder federal y del estado, se exhibieron los que se consideran autores de la victoria y que, según dicen, han encontrado la fórmula para derrotar el PRI en el Estado de México y, posteriormente, en los comicios presidenciales, anulando así las posibilidades de gobernar de Peña Nieto y la entrada como relevo de Manlio Fabio Beltrones, cuya figura crece ante los resultados, dándose el evento de que el sonorense se convierta en el candidato substituto a la presidencia.
Cuando meditemos, con calma, sobre la conformación del próximo gobierno de Guerrero, nos haremos la pregunta de cómo funcionará lo que se llama ideología en la nueva fuerza política que llega en una mezcla que no define claramente si los votos llegaron engañados con la idea de que en el futuro no habrá pobreza y que las soluciones brotarán, como por arte de magia, de las decisiones del nuevo gobierno, que tendrá como función integral los pensamientos, las ideas y las metas derechista del PAN, partido que ya se considera rector de las condiciones de administración que habrán de imperar en el nuevo régimen.
Los grupos políticos que se llaman opositores se encontrarán en un mar de dudas en cuanto a su afiliación partidaria, pues, tanto en la derecha como en la izquierda, se encuentran las manipulaciones del PRI en sus principales personalidades, cuya aparición y exhibición fue clara en su nacimiento como políticos bajo la sombra del PRI, con puestos públicos desempeñados bajo esta bandera, y su retroceso político e ideológico al no colmar sus ambiciones en el tricolor, saltando a las filas enemigas, como lo hizo el mismo triunfador de las elecciones de Guerrero, y el candidato del PAN a la gubernatura, en un salto mortal que lo hizo partidario del PRD y amante fiel de su candidato en menos de siete días.
Se hace evidente que las dos principales fuerzas políticas que apoyaron a Ángel Aguirre Rivero lo hicieron por miedo a perder su hegemonía partidaria y verse relegados en el apoyo presidencial y de la hacienda que les reporta más de tres mil millones de pesos, en cuya repartición llevan la delantera, debido a que se trata de partidos mayoritarios, según dicen y presumen.
Si usted, querido lector, tiene la paciencia de revisar antecedentes políticos de los más destacados, se dará cuenta que se trata de pájaros de cuenta que incluso maniobraron para tumbar a Colosio como candidato a la presidencia, ante la frustración y el odio que generó la postulación del sonorense, que forjó animadversiones y rencores que encontraron su mejor inversión en los acontecimientos de Lomas Taurinas en Tijuana.
Es, entonces, que los mexicanos, especialmente los guerrerenses se preguntarán: ¿Quién gobernará a esta entidad? ¿El PAN que en estos momentos se agarra hasta de un clavo ardiendo o el PRD que sale de la tumba para exigir sus derechos con dirigentes inocuos, de falsas convicciones y de conveniencia mortal?
Nadie se levanta, todavía, para reclamar ese espíritu de pensamiento que lleva a ex priistas a apoyar a un ex priista, dejando la incógnita de que puede ser que la idea es gobernar como el PRI sin el PRI, lo que se deja ver en esa foto histórica que aparece en la prensa el ex priista Ángel Aguirre Rivero, con los ex priistas: Manuel Camacho Solís, Jesús Ortega –de alma priista y panista, desde luego--, Marcelo Ebrard, Luis Walton y Jesús Zambrano. Para la historia, pues, pero también para la ignominia.
En esas condiciones, esperamos las reflexiones de los viejos de cacumen que dejan plasmadas sus ideas, conclusiones y recomendaciones en la tinta impresa de los diversos medios de difusión, algunos en la pantalla chica y grande, de acuerdo con sus experiencias, para formar un criterio que nos permita elaborar un plan de combate para acabar con estos métodos nefastos de lo más podrido de la política mexicana.
Es claro que los festejos siguen en todo su apogeo… La cruda vendrá después…
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