Por Angélica Ontiveros
ACAPULCO, GRO., (12/Noviembre/2024). - En el complicado escenario polÃtico de Guerrero, la gobernadora Evelyn Salgado Pineda se enfrenta no solo a los grandes retos de gobernar un estado marcado por la violencia, la pobreza y la falta de infraestructura, sino también a una feroz campaña de guerra sucia que intenta deslegitimar su gestión.En lugar de centrarse en los verdaderos problemas de la entidad, ciertos actores polÃticos y mediáticos optan por desinformar y crear cortinas de humo, desviando la atención de los avances y el trabajo incansable que Salgado ha realizado durante su administración.
En dÃas recientes, la gobernadora ha sido blanco de crÃticas por su presencia en un evento en Zihuatanejo, donde participó en la inauguración de obras significativas para la Costa Grande y disfrutó de un momento musical con el cantante Coque Muñiz.
Este evento, que deberÃa haber sido motivo de orgullo para la población, se transformó en el centro de un escándalo mediático cuando se descubrió que, al mismo tiempo, se hallaban 11 cuerpos en la zona de Chautipan, vÃctimas de la violencia que azota a la región.
La oposición, liderada por el Partido Acción Nacional (PAN), aprovechó la oportunidad para acusar a Salgado de insensibilidad, tildándola de "omisa" y "tolerante" con los grupos criminales que operan en el estado. La propuesta de iniciar un proceso de destitución contra la gobernadora fue una de las primeras reacciones de estos sectores.
No obstante, más allá de las acusaciones, lo que está en juego es el verdadero sentido de la polÃtica en Guerrero y el papel que los medios de comunicación y la sociedad deben jugar en este contexto.
La gobernadora, lejos de ser una figura distante, ha hecho de la cercanÃa con su gente uno de sus pilares. No es raro encontrarla en los rincones más alejados de la entidad, supervisando obras de infraestructura, atendiendo demandas de seguridad y escuchando de primera mano las necesidades de los guerrerenses. Pero esos esfuerzos se ven empañados por una campaña de desinformación que, en lugar de promover el diálogo constructivo, apuesta por la polarización.
La crÃtica sobre la asistencia de la gobernadora a Zihuatanejo, en la que se la acusa de hacer caso omiso de los graves problemas de seguridad, es, por decir lo menos, desproporcionada. El evento en cuestión no fue un acto de fiesta, sino una gira de trabajo en la que se entregaron obras clave para la región.
¿DeberÃa la gobernadora quedarse encerrada en su oficina, ocultándose de los problemas de seguridad solo porque hay una crisis en las calles? ¿Es acaso un error trabajar y cumplir con su labor como mandataria por el simple hecho de que ocurren hechos trágicos mientras ella está en un evento público?
Es importante reconocer que la violencia en Guerrero no se resolverá con la inacción, ni mucho menos con el aislamiento. Gobernar desde el miedo o desde el escritorio no traerá soluciones; lo que se necesita es un gobierno presente, que trabaje, que dialogue con la población y que esté dispuesto a hacer frente a los retos, por más difÃciles que estos sean.
La crÃtica constante a la gobernadora, incluso cuando ella está en el terreno, demuestra una estrategia que busca cuestionar su capacidad para gobernar. En vez de reconocer los avances y el compromiso con el pueblo, se opta por amplificar cualquier error o desacierto, independientemente del contexto. Esta guerra sucia no solo es injusta, sino también destructiva, pues aleja a la ciudadanÃa de la importancia de trabajar en unidad para resolver los problemas estructurales que enfrenta el estado.
A pesar de los ataques, Evelyn Salgado ha demostrado una capacidad de resiliencia notable. En lugar de ceder ante la presión o esconderse tras los escándalos mediáticos, ha continuado trabajando incansablemente.
“Aunque a algunos personajes no les parezca, nosotros vamos a seguir haciendo obras. Vamos a continuar trabajando y no nos vamos a detener”, dijo en una reciente visita a Chilpancingo, donde dio inicio al programa de bacheo con el apoyo del gobierno federal.
La gobernadora no se limita a asistir a eventos públicos; su trabajo en el terreno es constante y su compromiso con la seguridad de Guerrero es inquebrantable. A pesar de las acusaciones y el intento de distraer a la opinión pública, Salgado mantiene un enfoque claro: trabajar con las autoridades federales, como la Guardia Nacional y la SecretarÃa de la Defensa Nacional, para asegurar la paz y el bienestar de los guerrerenses.
Este tipo de desinformación no la aleja de sus responsabilidades, ni le impide realizar los recorridos de seguridad por las comunidades y la capital del estado, como lo hace todas las noches.
En su reciente reunión con el almirante Raymundo Pedro Morales, titular de la SecretarÃa de Marina, Salgado continuó fortaleciendo las estrategias de seguridad, sin perder de vista los proyectos de desarrollo que son la base de su administración. Es un claro ejemplo de cómo se puede mantener el equilibrio entre la seguridad y el progreso, algo que algunos prefieren ignorar en su afán de desacreditar.
Lo que la guerra sucia está logrando en Guerrero es, lamentablemente, desviar la atención de los verdaderos problemas que enfrenta el estado. La violencia, la pobreza y la falta de infraestructura siguen siendo desafÃos que requieren soluciones integrales y urgentes. Mientras tanto, la agenda mediática se ve copada por las crÃticas vacÃas y las disputas polÃticas, impidiendo que se genere un debate real sobre cómo mejorar la seguridad, la justicia social y el desarrollo económico.
La guerra sucia también afecta la percepción de las instituciones y el liderazgo en Guerrero. La desconfianza en los gobernantes crece, y con ello, el escepticismo sobre las iniciativas gubernamentales.
El resultado es una ciudadanÃa más desconectada de sus representantes y menos dispuesta a apoyar las polÃticas públicas necesarias para superar la crisis en la que vive el estado. Los guerrerenses necesitan saber lo que está haciendo su gobernadora, cuáles son los avances y las áreas que aún requieren atención, sin que la manipulación polÃtica empañe la realidad.
Es momento de que todos los guerrerenses, independientemente de su afiliación polÃtica, se sumen a la construcción de un futuro mejor para la entidad, dejando de lado las tácticas destructivas y enfocándose en los verdaderos problemas que requieren solución.
La unidad y el trabajo conjunto son la clave para superar la violencia y el atraso, y es hora de que Guerrero se enfoque en lo que realmente importa: el bienestar de su gente.
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