Por Manuel Altamirano / Opinión
A propósito de la reciente celebración del Día
de las Madres, sospecho que Vicky Trani y Amed Salas son huérfanos maternos desde que
conocieron a Manuel Añorve Baños. Y lo siguen siendo ahora que están convertidos en porristas del
mitómano Yoshio Ávila.
Resulta que ambos se dan baños de pureza como
si no conociéramos su corrupto pasado siendo comparsas del “chaparrito cabrón”,
quien hizo grandes transas y generó la mayor deuda pública como alcalde de
Acapulco.
Recordemos a los desmemoriados que la señora
Trani fue del selecto grupo que se embolsó varios miles de pesos por solapar
los negocios que Manuel Añorve hizo al amparo del poder. Sí, ella es parte del
grupo de ediles (2009-2012) que autorizó los endeudamientos de quien fuera
alcalde priísta.
Vicky avaló el préstamo bancario de 360
millones de pesos, para la construcción del Puente Bicentenario, obra que ha
resultado carísima para los acapulqueños, y que seguiremos pagando hasta el año
2035. ¡Nomás de intereses, hasta hoy, se ha pagado el doble del préstamo!
También autorizó el contrato fraudulento con la
empresa Óptima Energía que durante 10 años obtuvo 2 millones de pesos mensuales
sin hacer nada, pues incumplió esa empresa con sustituir y mantener en
funcionamiento más de 40 mil luminarias en la ciudad. ¿Qué tal?
Amed Salas es otro sinvergüenza que defendía
como perro a su patrón Añorve en el Cabildo cuando se hablaba de las transas y
las obras fantasma. Era leal porque le tocó tajada, además de que lo hizo dirigente del PRI municipal y
regidor en el periodo 2012-2015.
Ellos son cómplices de las herencias malditas
que dejó Manuel Añorve en el municipio, no solamente en deficientes servicios e
infraestructura, sino también por la inseguridad generada por grupos criminales
cuyos líderes almorzaban, comían y cenaban con el diabólico “Chucky”.
¿Qué me cuentan a mí que sé de sus historias? ¡Par de pillines!
Hoy Trani y Amed andan dando sermones quejándose de las condiciones en que está Acapulco, pero no dicen que gracias a sus ambiciones contribuyeron para que el puerto perdiera su esplendor y brillo.
Ambos expriístas están convertidos en lame suelas del “Princeso” y máximo exponente del travestismo político, Yoshio Ávila, farsante y demagogo candidato de Movimiento Ciudadano, quien el 2 de junio peleará en las urnas el tercer lugar a Ramiro Solorio, con el deseo de lograr una regiduría.
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