Opinión / Por Manuel Altamirano
Ramiro Solorio demostró este miércoles, en
Chilpancingo, que su campaña rumbo a las elecciones del 2 de junio será de
denostaciones, injurias y calumnias contra Abelina López Rodríguez, incurriendo
claramente en violencia política de género.
Ante la falta de propuestas convincentes para
ofertar al electorado acapulqueño, Solorio fue a la capital del estado en busca
de reflectores para atacar a la actual alcaldesa, quien ha sido postulada por
Morena para contender por la reelección y encabezar un segundo periodo de
gobierno en Acapulco.
Menoscabar la reputación que ha construido
Abelina a lo largo de 40 años de trabajo al servicio de la gente, es el
objetivo de Ramiro, quien se presenta a una tercera campaña electoral
desgastado en credibilidad por su falta de congruencia ideológica y política. Y
ante la falta de propuestas, busca votos culpando a López Rodríguez de los
males acumulados que no se atendieron responsablemente en dos décadas.
En la sesión semanal del Grupo Cuicalli, el candidato del Partido Encuentro Solidario (PES) exhibió con gráficas su odio contra la fórmula integrada por Abelina López Rodríguez y Leticia Lozano Zavala, difundiendo con falsos argumentos “un diagnóstico terrible en Acapulco” que solo existe en su “piensa chueco”, producto de sus adictivos vicios que le tienen estropeado el cerebro y le nublan la vista para ver y reconocer logros del gobierno morenista, como el rescate financiero de Acapulco y el inicio de obras hidrosanitarias para sustituir una vetusta e inservible red de agua y drenaje con 60 años de existencia.
Ante la falta de pruebas para presentar
denuncias por la vía penal sobre sus dichos, Solorio recurre cínicamente al
escándalo mediático, como lo hizo en la capital del estado engañando a la gente
que no conoce su negro pasado, logrando cobertura de medios informativos a los
que este sujeto sorprendió, como era su objetivo.
Con un lenguaje cargado de insultos, Ramiro
lesiona la dignidad e integridad de las candidatas propietaria y suplente de
Morena, con el propósito de desacreditarlas, difamarlas y denigrarlas para
poner en entredicho su capacidad como cabeza de gobierno, buscando generar el
rechazo de los acapulqueños hacia ellas, contraviniendo claramente las
disposiciones jurídicas nacionales e internacionales que reconocen el ejercicio
pleno de los derechos políticos y honorabilidad de las mujeres.
Queda pues en evidencia que ante la falta de argumentos para el debate, en los próximos 40 días previos a la elección, en Acapulco habrá una campaña de odio y mentiras, basado en ataques de descalificaciones y denostaciones de varones postulados por partidos opositores, mismos que están muy abajo en las encuestas de opinión pública que indican una clara preferencia a favor de las candidatas postuladas por Morena a la alcaldía porteña.
Es urgente que el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana ponga atención para evitar que dirigentes de partidos, candidatos y simpatizantes de éstos incurran en más ataques, utilizando redes sociales y medios de comunicación, para esparcir su rencor y generar animadversión social mediante campañas negras que vulneren la democracia durante el desarrollo de la campaña político-electoral, con expresiones verbales y exhibición de material gráfico que difama, calumnia e injuria a las féminas, contraviniendo el espíritu de la Ley 3 de 3 contra la violencia.
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