>>En un estudio realizado por científicos de la universidad estadounidense, los investigadores hallaron que las conductas olvidadas pueden reactivarse con una exposición a una especie de "entrenamiento inicial"
Por
Staff de Redacción
REPORTE ESPECIAL (24/Abril/2022).- Olvidar las cosas o situaciones puede significar, para
algunas personas, algo positivo si se desea suprimir recuerdos negativos (como una
ruptura con tu ex); sin embargo, para otros puede ser una maldición al no tener
la capacidad de recordar cosas necesarias. Por ello, científicos de Harvard
explicaron qué es lo que sucede en tu cerebro en esta situación.
En
un nuevo estudio, los científicos utilizaron gusanos C. elegans, un organismo
para la investigación del cerebro, donde descubrieron que el olvido es capaz de
generar un nuevo estado cerebral que es distinto del que existía antes de que
ocurriera el aprendizaje, o del que existe mientras todavía se recuerda la
conducta aprendida. Es decir, el recuerdo no desaparece totalmente y puede
reactivarse con una nueva exposición a una especie de “entrenamiento inicial”,
señala es estudio publicado en la revista “Science Advances”.
“Después de olvidar, a menudo podemos recordar lo que aprendimos antes, y nuestro cerebro ya no está en un estado ingenuo”, dijo Yun Zhang, profesora de biología orgánica y evolutiva y miembro del Centro de Ciencias del Cerebro de Harvard. “Si tuviéramos una fiesta y luego, varios meses después, en realidad nos olvidamos: ‘Oh, ¿cuándo tuve esa fiesta? ¿Quién fue a la fiesta?’ Y luego tu amigo puede decir: ‘Oh, recuerda esto y aquello. Recuerda, en realidad cantamos una canción para ti’. De repente, lo recordarás, ¿verdad?”.
Los
científicos comentaron que olvidar es parte de la función cerebral normal
debido a la capacidad limitada del cerebro. “Se ha investigado mucho sobre cómo
se forman los recuerdos, pero se ha investigado menos sobre la naturaleza del
olvido o cómo sucede en el cerebro. Algunos estudios sugieren que cuando se
olvida un recuerdo, simplemente se borra y se pierde el aprendizaje”, señaló
Zhang.
El
trabajo de los miembros del laboratorio de Zhang, dirigido por los académicos
postdoctorales He Liu y Taihong Wu, y otros colaboradores, se inclina hacia la
teoría de la pérdida de aprendizaje. Los investigadores enseñaron a los gusanos
a identificar por el olor y a evitar una cepa de bacterias infecciosas que los
enferma; sin embargo, una hora más tarde, los gusanos lo olvidaron.
Posteriormente,
los investigadores analizaron la actividad cerebral de estos gusanos y los
genes expresados en sus sistemas nerviosos. Comparándolos con gusanos que nunca
aprendieron el comportamiento o que acababan de terminar el entrenamiento, los
investigadores vieron que la actividad neuronal y la expresión génica de los
gusanos que olvidaron el comportamiento no regresaron al estado ingenuo de
antes ni coincidieron con la actividad neuronal de los gusanos que acababan de
ser entrenados.
Los
científicos también analizaron si los gusanos que habían olvidado el
entrenamiento podían recordarlo, y la respuesta fue que parece que sí. “Todavía
hay rastros de memoria en su cerebro que se pueden despertar, que se pueden
reactivar”, dijo Yung Zhang.
La
base del trabajo podría usarse para comprender los problemas de salud mental en
los que el olvido sale mal, ya sea que ocurra demasiado lento o demasiado
rápido. Podría, por ejemplo, tener claves para abordar trastornos como el
estrés postraumático, donde los recuerdos aversivos persisten de forma
agresiva. “Los mecanismos que proporciona este estudio nos darían puntos de
entrada para pensar qué pudo haber salido mal con esas enfermedades neurológicas”,
comentó la profesora.
Los
hallazgos de la investigación sugieren la posibilidad de que el olvido no borre
la memoria, sino que la haga menos accesible. Los recuerdos excesivamente
persistentes debido al olvido lento, especialmente los de experiencias
aversivas, pueden estar asociados con problemas de salud mental en el trastorno
de estrés postraumático. Por el contrario, olvidar demasiado rápido socava la
función del aprendizaje.
Los investigadores planean utilizar este estudio como punto de partida para continuar analizando los mecanismos del olvido y cómo se puede aplicar eventualmente a los problemas de salud mental. “Este es solo el comienzo para que entendamos el olvido, un proceso cerebral esencial para las actividades diarias”, concluyó la investigadora.
Con información de Agencias.
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