►La
campaña de los últimos cuatro años en la región occidental incluye arrestos,
esterilizaciones y abortos forzados; algunos expertos la califican como “genocidio
demográfico”
Por Staff de Redacción
XINJIANG, China, 29/Junio/2020.- El régimen chino está
tomando medidas draconianas para reducir la tasa de natalidad entre la etnia uigures y
otras minorías dentro de una gran campaña para reducir su población musulmana,
al tiempo que anima a algunos miembros de la mayoría han china a tener más
hijos.
Aunque varias mujeres habían denunciado antes
un control de natalidad forzoso, la práctica está mucho más extendida y es más
sistemática de lo que se creía hasta ahora, según una investigación de AP
basada en estadísticas del gobierno, documentos estatales y entrevistas con 30
expresos, familiares y un exinstructor de campo de detención. La campaña de los
últimos cuatro años en la región occidental de Xinjiang está provocando lo que
algunos expertos describen como “genocidio demográfico”.
El estado suele someter a las mujeres de
minorías a pruebas de embarazo e impone la implantación de dispositivos
intrauterinos, esterilizaciones e incluso abortos a cientos de miles de
personas, según las entrevistas y datos. Mientras el uso de DIU y las
esterilizaciones caen en todo el país, crecen de forma drástica en Xinjiang.
Las medidas de control de población se ven
reforzadas por detenciones masivas, ya sea como amenaza o como castigo por
desobediencia. Tener demasiados hijos es un motivo común para ser enviado a
campos de detención, según determinó la AP. Los padres de tres o más hijos son
alejados de sus familias a menos que puedan pagar enormes multas.
Después de que Gulnar Omirzajh, una kazaja
nacida en China, tuviera a su tercer hijo, el gobierno le ordenó que se
implantara un DIU. Dos años después, en enero de 2018, cuatro hombres con ropa
militar de camuflaje llamaron a su puerta de todos modos. Le dieron a Omirzakh,
la humilde esposa de un verdulero detenido, tres días para pagar una multa de
2.685 dólares por tener más de dos hijos.
Si no lo hacía, advirtieron, seguiría los
pasos de su esposo y de un millón de miembros de minorías étnicas encerrados en
campos de internamiento, a menudo por tener demasiados hijos.
“Impedir que la gente tenga hijos está mal”,
dijo Omirzakh, que se endeudó mucho para reunir el dinero y después huyó a
Kazajistán. “Quieren destruirnos como pueblo”.
La tasa de natalidad en las regiones de Hotan
y Kashgar, de mayoría uigur, se desplomó más de un 60% entre 2015 y 2018, el
último año con estadísticas del gobierno disponibles. Los cientos de millones
de dólares que el gobierno dedica al control de natalidad han transformado
Xinjiang, de ser una de las regiones de China donde más rápido crecía la
población, a una de las más lentas en unos pocos años, según nuevas
investigaciones a las que tuvo acceso The Associated Press antes de su
publicación por parte del académico experto en China Adrian Zenz.
“Esto forma parte de una campaña de control más
amplia para subyugar a los uigures”, dijo Zenz, contratista independiente de la
organización con sede en Washington D.C. Victims of Communism Memorial
Foundation.
El Ministerio chino de Exteriores y el
gobierno de Xinjiang no respondieron a varias peticiones de comentarios.
Beijing ha dicho en el pasado que las nuevas medidas sólo pretenden ser justas
al permitir que los chinos han y las minorías étnicas tengan el mismo número de
hijos.
La ya abandonada política china de un hijo
implicaba que las autoridades fomentaban y en ocasiones imponían
anticonceptivos, esterilizaciones y abortos sobre los chinos han. Pero las
minorías podían tener dos hijos, tres si vivían en zonas rurales.
Eso cambió al comenzar el mandato del
presidente Xi Jinping, el líder más autoritario que ha tenido China en varias
décadas. Poco después de que asumiera el poder, el gobierno revisó las normas
para que los chinos han de Xinjiang pudieran tener dos o tres hijos, igual que
las minorías.
Aunque iguales sobre el papel, en la práctica
los chinos han se libran en gran parte de los abortos, esterilizaciones,
inserciones de DIU y detenciones por tener demasiados hijos que sufren otras
etnias en Xinjiang, según entrevistas y datos. Algunos musulmanes de zonas
rurales, como Omirzakh, fueron castigados aunque tuvieran los tres hijos
permitidos por la ley.
Quince uigures y kazajos dijeron a AP que
conocían a personas retenidas o encarceladas por tener demasiados hijos. Muchos
pasaron años o décadas en prisión.
Una vez en los campos de detención, a las
mujeres se les implantaban DIU a la fuerza y lo que parecían ser inyecciones
para impedir embarazos, según entrevistas y datos.
Una exdetenida, Tursunay Ziyawudun, dijo que
le dieron inyecciones hasta que dejó de tener el periodo y la patearon muchas
veces en el vientre durante los interrogatorios. Ahora no puede tener hijos ya
menudo sufre espantosos dolores y sangra por la vagina, señaló. Ziyawudun dijo
que las mujeres en el campo debían someterse a revisiones ginecológicas y
llevar DIU, y que su “maestra” les dijo que si se descubría que estaban
embarazadas, se les practicaría un aborto.
En 2014 se colocaron algo más de 200.000 DIU
en Xinjiang. Para 2018, la cifra había crecido más de un 60%, a casi 330.000
dispositivos. Al mismo tiempo, el uso de estos dispositivos cayó de forma
drástica en el resto del país, ya que muchas mujeres empezaron a retirarlos.
Las estadísticas de salud chinas también
muestran un aumento de la esterilización en Xinjiang.
Los documentos presupuestarios a los que tuvo
acceso Zenz muestran que a partir de 2016, el gobierno de Xinjiang empezó a
invertir decenas de millones de dólares en un programa de cirugías de control
de natalidad. Mientras la tasa de esterilización en el resto del país se
desplomaba, en Xinjiang se multiplicó por siete entre 2016 y 2018, con más de
60.000 operaciones.
Zumret Dawut, una uigur con tres hijos, dijo
que tras liberarla de un campo en 2018, las autoridades la obligaron a ser
esterilizada. Si no lo hacía, le dijeron que volvería al campo.
“Me enfadé mucho”, dijo. “Yo quería otro hijo
varón”.
La campaña el gobierno está alimentada por
temores de que la alta tasa de natalidad entre los musulmanes impulse la
pobreza y el extremismo en Xinjiang, una región árida y sin acceso al mar donde
en los últimos años se han registrado ataques con armas blancas y bombas
atribuidos a extremistas islámicos. Aunque el programa emplea tácticas de la
política china de “un hijo”, es diferente porque discrimina por etnia.
“Puede que la intención no sea eliminar por
completo a la población uigur, pero reducirá de forma brusca su vitalidad,
haciéndolos más fáciles de asimilar”, dijo Darren Byler, experto en uigures de
la Universidad de Colorado.
Algunos expertos fueron un paso más allá.
“Es genocidio, punto”, dijo la experta en
uigures Joanne Smith Finley, que trabaja en la Universidad británica de
Newscastle. “No es un genocidio inmediato, chocante, de asesinatos masivos en
un mismo lugar, sino un genocidio lento, doloroso, encubierto”.
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