►La movilización, en
vísperas de un inédito paro nacional en México, clama contra la violencia
machista y exige igualdad de oportunidades
Por Staff
de Redacción
CIUDAD DE
MÉXICO, 08/Marzo/2020.- Un
grito, “¡ya basta!”, ha retumbado este domingo en México con más fuerza que
nunca. Miles de mujeres han salido a las calles a protestar contra la violencia
machista y para exigir igualdad de oportunidades frente a los hombres.
La
protesta de Ciudad de México con motivo del Día Internacional de la Mujer ha
sido una de las más multitudinarias que se recuerda en los últimos años en todo
el país, en un día en que se han sucedido marchas en las principales ciudades
latinoamericanas.
El aumento de los feminicidios, la violencia sexual, el persistente
acoso hacia las mujeres y la pobreza que crece, principalmente, entre la
población femenina son algunos de los motivos que han hecho que las mujeres
desborden las principales calles de la capital mexicana, en vísperas de un paro
nacional histórico convocado para este lunes.
“Este
es nuestro año, ¿no?”, celebraba la ilustradora Julia Reyes, que acudía por
primera vez a una manifestación del 8 de marzo. “Lo hago por la cantidad de
mujeres que ya no están con nosotras, porque el Estado no está haciendo nada,
porque solo juntas nos vamos a salvar”, comentaba durante la marcha, que
arrancó desde el Monumento a la Revolución.
“Vale la pena hacernos ver, conocer
a otras mujeres y compartir la lucha entre todas juntas: y sobre todo
visibilizarnos. Que nos oigan, que nos volteen a ver, que sepan que esto va
empezando, que esta lucha es difícil y va a seguir”, aseguraba cerca de ella
Jimena Betanzos, de 27 años, redactora de una agencia.
En
Ciudad de México, los principales monumentos del centro fueron blindados por el
Gobierno local ante el temor de que fuesen vandalizados. “Estamos todas en paz
y juntas, con energía. Sin mayor problema”, insistía Reyes. Pese a algunos
incidentes puntuales, la manifestación se desarrolló con normalidad, en un tono
reivindicativo.
“Mujer escucha, esta es tu lucha”, “con falda o pantalón,
respétame cabron” o “El Estado no me cuida, me cuidan mis amigas”, han sido
algunos de los lemas coreados. Los momentos de mayor tensión se vivieron en el
Zócalo. Ante las cargas policiales, la madre de una mujer desaparecida clamaba
desde el templete: "Esos policías que están agrediendo mujeres, deberían
de estar ayudándonos a buscar a nuestras hijas desaparecidas. De Juárez a
Chiapas, ni una asesinada más”.
Frente
al Palacio de Bellas Artes, se instaló un micrófono abierto en el que las
mujeres contaban sus experiencias de acoso y violencia machista: “Mi expareja
me pegó, humilló, y le dije a los ojos: ‘No me voy a dejar matar, no nos vamos
a dejar matar”.
La red del metro de la ciudad anunció por la mañana que
cerraría las estaciones cercanas a la ruta de la manifestación, sin embargo,
tras las presiones en redes sociales la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum,
ordenó su reapertura para facilitar el traslado de las mujeres que han asistido
a las concentraciones.
“Es
la marcha más plural que he visto en mi vida”, aseguraba la joven Karla en
medio de la multitud. “Todas las clases sociales están aquí”, añadía, con una
crítica hacia el actual Gobierno. “Se supone que es de izquierza, ya sabemos
que no lo es. En este país hay mujeres encarceladas por abortar, hay mujeres
por abortos espontáneos. Tenemos mayoría en las Cámaras, y no han impulsado una
reforma federal para la despenalización del aborto”, criticaba.
Una
parte de las movilizaciones del 8M comenzaron en Ciudad Nezahualcóyotl, en el
Estado de México, uno de los cinco Estados con más feminicidios en México y con
una doble alerta de violencia de género. Ciudad Nezahualcóyotl, Chimalhuacán y
Ecatepec son los municipios en los que ocurren la mayor cantidad de
feminicidios y desapariciones: allí en el espacio de la violencia, donde los
feminicidas tiran los cuerpos de las mujeres y niñas, las asambleas y
colectivas de Neza y Chimalhuacán convocaron alrededor de 1.000 personas, la
marcha más grande en contra de la violencia de género en esa región a la fecha.
Tres jóvenes subieron a la escultura de Nezahualcóyotl —el emperador azteca— a
ponerle un pañuelo verde y otro morado. En la marcha las consignas estuvieron
adaptadas a la periferia y a los feminicidios infantiles, así como a vocear qué
hacer en caso de la desaparición de una mujer, allí donde ocurren diariamente.
El
hartazgo ante la ola de feminicidios ha sido el principal motor de las
mexicanas para salir a la calle. Al día, en promedio, 10 mujeres son asesinadas
en razón de su género. Las historias sobre las víctimas de feminicidios llenan
las páginas de los diarios y abundan en las redes sociales.
En febrero, los
casos de Ingrid Escamilla y Fátima ––la primera, muerta a manos de su pareja y
la segunda, una niña de 7 años–– desataron la indignación nacional y sacudieron
al movimiento feminista en México. El reclamo no solo se ha concentrado en
pedir al Estado que estos crímenes disminuyan, sino que se ha extendido a la
exigencia de justicia en un país donde la impunidad alcanza niveles altísimos
en los casos juzgados.
El
Gobierno mexicano se pronunció a favor de las movilizaciones de las mujeres
convocadas para el 8 y 9 de marzo. Las secretarias de Estado salieron a
reconocer como legítimos los reclamos de las mujeres en México y que el tiempo
para que el Estado atienda las demandas se ha agotado.
A pesar del
pronunciamiento de las mujeres en el Gobierno, el presidente, Andrés Manuel
López Obrador, se ha negado reiteradamente a admitir la gravedad respecto a la
violencia contra las mujeres. El mandatario ––el primero de izquierda en
México–– ha minimizado las movilizaciones de las mujeres y ha evadido cualquier
cuestionamiento sobre su posición política respecto al movimiento feminista.
Después
de la protesta seguirá el silencio. El lunes está convocado un paro nacional de
mujeres: un 57% de las mexicanas detendrán sus actividades para visibilizar las
desigualdades con el género fememino, según una encuesta del diario El
Financiero.
Es la primera convocatoria de este tipo en México, donde las
mujeres representan un 40% de la fuerza laboral y donde, a pesar de ello,
existe en promedio una brecha salarial entre hombres y mujeres de un 34%, según
datos del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred).
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