La economía mexicana suma tres trimestres con variaciones negativas

Por Staff de Redacción
CIUDAD DE MÉXICO, 26 de noviembre de 2019.- La
economía está empantanada, a consecuencia de una caída en la inversión y el
gasto público. Ambos efectos, internos, se han gestado con el cambio de
administración, coincidieron especialistas.
La víspera, el Instituto Nacional de
Estadística y Geografía (Inegi) publicó los datos revisados del producto
interno bruto (PIB) al tercer trimestre de 2019, mismos que dieron pie a una
jornada en la que se debatió si la economía mexicana entró en recesión técnica,
al haber sumado tres trimestres con variaciones negativas.
Y es que hay tres formas de presentar los
datos: el primero, la variación trimestral. Entre julio y septiembre de 2019 el
PIB no registró cambio respecto de abril-junio, desempeño de cero por ciento;
pero los tres trimestres anteriores (de octubre de 2018 a junio de 2019) la
economía se contrajo 0.1 por ciento en cada periodo.
El segundo es la comparación anual. Se
confrontan los datos de julio a septiembre de este año con los mismos meses de
2018. En el tercer trimestre de 2019, el PIB registró una caída de 0.2 por
ciento, siendo el dato negativo más alto desde la crisis financiera de 2009.
Por último, las cifras acumuladas de enero a
septiembre, que exhiben una economía con crecimiento de cero por ciento frente
a los mismos nueve meses de 2018.
En todos los escenarios, lo única opinión
homogénea es que la economía está estancada. Decretar que hay recesión o no es
una discusión un poco absurda, como fue la celebración del Presidente cuando en
el segundo trimestre los datos sugerían que la economía había crecido 0.08 por
ciento, manifestó Raúl Feliz, investigador del Centro de Investigación y
Docencia Económicas.
Si estamos viviendo una recesión o un
empantanamiento es discutible, sostuvo. Ello, porque las contracciones de
finales de 2018 y los primeros seis meses de este año están tan cerca de cero
que hasta ahora sólo reflejan que la economía se paró.
Explicó que una recesión implica un caída
generalizada de la mayoría de las variables y en gran parte del territorio. Por
el momento, en el país sólo se han desplomado la inversión y el gasto público,
mientras las exportaciones crecen, lo mismo que el consumo –que es casi 70 por
ciento de la economía–. El empleo se mantiene.
Hay cambio de reglas. Las que estaban podrían
ser corruptas, ineficientes y malas, pero eran las que ya conocían.
Súbitamente, al cambiarse, que además no se han definido cuáles son, hay
incertidumbre al respecto, comentó.
Sus declaraciones coinciden con las de Carlos
Ramírez, investigador de Integralia, quien dice que la contracción del último
trimestre de 2018 tiene origen en la decisión de cancelar, a finales de
octubre, el aeropuerto de Texcoco.
Ramírez consideró que no hay ninguna duda de
que se cumple en estricto sentido técnico lo que es una recesión, pero el dato
más importante, a su parecer, es el estancamiento y que desde 1995 la situación
económica viene de las políticas internas y no del contexto internacional.
Carlos Vázquez, investigador de deuda en el
Centro de Investigación Económica y Presupuestaria, detalló que los datos que
difundió el Inegi no apuntan a una contracción en los términos del Buró
Nacional de Investigación Económica de Estados Unidos, que implicarían
industria, comercio y consumo en números rojos.
No está cayendo toda la actividad económica
en su conjunto. Sólo la industria. Añadió que todo ello está asociado, en
particular, con la caída de la construcción. Si tu sector más importante está
congelado, en espera de mayor certidumbre, vas a tener frenada toda la
inversión para otros sectores.
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