❍ El tricolor mostró músculo en el arranque de
campaña de su candidato en Acapulco
ACAPULCO ►
El enjambre humano desbordó las calles de la populosa colonia Zapata. Miles de
acapulqueños originarios de los barrios, el anfiteatro, el cinturón suburbano,
la zona Diamante y del Acapulco rural, imprimieron con su presencia el mensaje
de que realmente las elecciones no se ganan en redes sociales ni con encuestas.
La fiesta multicolor que arropó el arranque
de campaña de Ricardo Taja, candidato del PRI a la alcaldía acapulqueña es, de
entrada, un desafío para que las demás fuerzas partidistas del municipio
observen la dimensión de la estructura contra la que competirán.
El desplazamiento de contingentes comenzaba
desde el acceso principal a la Zapata. La marabunta de priistas derivó en un
nudo tumultuoso que impedía avanzar en cualquier dirección. El caos vehicular
con sus consecuentes claxonazos dominaba el escenario. Todo bajo un quemante
sol. Sin viento. Una abundante polvareda se desprendía de un tramo vial en
reparación.
Pero a nadie parecían importarle esos
inconvenientes. Los cetemistas encabezados por César Landín cantaban a todo
pulmón clásicas consignas priistas. Un contingente de San Pedro las Playas
animaba con porras incesantes a quienes encontraba al paso. La música de viento
otorgaba ese toque de celebración inconfundible en las festividades
guerrerenses. Decenas de trabajadores municipales se sumaban apresurados a la
bullanga ante la perspectiva de que el evento ya había concluido, pero la
cabeza de la caminata apenas iba doblando por la calle principal rumbo a las
canchas techadas.
Algunos prefirieron tomar atajos para
encontrar la marcha de frente. La diputada Rosana Agraz desistía de llegar al
templete después de haberlo intentado infructuosamente en cuatro ocasiones.
-Después de ese árbol ya no puedes avanzar,
señalaba con el índice.
Los taxistas formaban una valla interminable
que resguardó la marcha en todo su recorrido.
“Somos más de seis mil taxistas”, destacaba
el líder de transportistas Rogelio Hernández, tal vez el contingente más
nutrido, enfatizaba con expresión de orgullo.
-¿quieres un agua?, me pregunta una mujer
morena con vestido multicolor que percibió mi agotamiento luego de seguir la
marcha de los priistas por las vialidades de uno de los perímetros clasificados
dentro de las cinco zonas de mayor riesgo en la entidad.
Saca de una bolsa una botella y me la
entrega. “Venimos de Icacos pero ya nos perdimos”, refiere decepcionada y al
mismo tiempo justifica: -pero entre tanta pinche gente quien no se va a perder.
El ambiente de carnaval no incluye únicamente
a la militancia priista. Ahí entre la multitud camina el doctor Roberto
Martínez de Pinillos, integrante de la Sociedad Médica Guerrerense y destacado
activista social.
Los periodistas expresan su asombro por la
dimensión de la concentración priista. Julio Zenón Flores, director de
Trasfondo Informativo comenta que su presencia ahí es porque quería ser testigo
del tamaño del arranque de campaña “para que nadie me cuente la película”. Y
reconoce que nunca esperó ver semejante aplanadora partidista en marcha.
Destaca la presencia de hombres y mujeres con
playeras del PRD. Al principio se supone pueda tratarse de una provocación a
los priistas. El desarrollo de la marcha permite ver que son parte del grupo
liderado por el diputado federal y hasta hace poco perredista, David Jiménez
Rumbo. Todos cantan igual que los del tricolor.
A lo largo de las calles por las que se mueve
la marcha, cientos de banderas ondean incesantemente. Los fotógrafos se
inconforman porque los estandartes y mantas bloquean la posibilidad de tomar
buenas panorámicas: “bajen las banderas, no dejan tomar fotos”, reclama una reportera.
Ese inconveniente se agudiza al acercarse al
frente del contingente. Ahí nadie regala espacio ni otorga cortesías. Julieta
Fernández, Luis Miguel Terrazas, Fermín Alvarado, defienden como gladiadores
sus posiciones. El preludio para llegar al templete central es una arena de
codazos, apretujones, sofocación.
Ninguno retrocedía. Conscientes de que ese
era el costo de encabezar una concentración de más de veinte mil personas.
Ahí la multitud persigue como figuras de
Hollywood al candidato Ricardo Taja, al presidente nacional del PRI, René
Juárez Cisneros, al candidato a Senador Manuel Añorve Baños. Los jóvenes buscan
la selfie. Los adultos el abrazo y las mujeres de rostro sudoroso el beso en la
mejilla.
“Déjenme
saludar a mi negro”, pide doña Marisela Muñoz, de la colonia Zapata, al
tratar de abrirse paso para llegar a René Juárez.
A unos
metros del presídium, sobre el boulevard Vicente Guerrero un grupo musical
ameniza al ritmo de cumbia costeña. Después de los discursos la salida es más
complicada que la llegada. Los dirigentes priistas apenas pueden abrirse paso
entre la asfixiante muchedumbre. Tal vez sorprendidos ellos también por la
capacidad de movilización de una estructura que algunos politólogos
consideraban adormecida, en extinción.
Al final de cuentas, llegan las palabras de
René Juárez: -en el PRI sabemos ganar elecciones, independientemente de lo que
digan encuestas o redes sociales.
En resumen, lo que ocurrió en la Zapata fue
el regreso apabullante del tricolor, o como dijeran los cronistas: el PRI como
en sus mejores tiempos.
Por Staff de Redacción
Mayo/19/2018
www.libertadguerrero.net
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